Por: Raúl Villavicencio H.
Es en los evangelios apócrifos donde más datos se pueden rescatar de quien fuera María Magdalena, pues en los evangelios canónicos es escaza su mención. Puede que haya sido en la tierra (aparte de María, la madre de Jesús), la mujer más cercana del Redentor, pero que a pesar de ello se encuentre tan relegada en los textos oficiales del catolicismo.
María, proveniente de Magdala una ciudad judía cercana al Mar de Galilea, de acuerdo a los evangelios canónicos, es una de las mujeres que tuvo mayor cercanía con el Salvador, pues fue una de las que se quedó hasta el final, luego que muchos de los apóstoles huyeran producto de la persecución del imperio Romano, a ver cómo Jesús era crucificado; estando ella también presente en su sepultura y posterior resurrección, esto último de acuerdo al evangelio de Juan, y quien fuera la responsable en comunicar la buena nueva a Pedro y los demás apóstoles.
Tuvo que pasar más de mil años para que la propia Iglesia salga a desmentir que se dedicaba a la prostitución, esto luego que en el año 591 el Papa Gregorio I, la calificara de “pecadora”, mal entendiéndose eso posteriormente como adúltera. Fue así que los siglos pasaron, generándose un estigma contra ella, algo que recién en el año 1988, gracias al Papa Juan Pablo II, se refiriera a ella en la carta Mulieris Dignitatem como la “apóstol de los apóstoles”. Y es que era tan importante su influencia en el Enviado de Dios, según los evangelios apócrifos y coptos, que incluso causaba el recelo en los demás seguidores de Jesús, quienes criticaban el aparente favoritismo.
Cuenta la tradición ortodoxa que sus restos fueron llevados el año 886 a la ciudad de Constantinopla, para posteriormente ser trasladados como reliquias al convento dominico de Saint Maximin, en Francia, lugar donde año a año acuden miles de creyentes en búsqueda de alguna revelación divina.
Sea cierto o no esto último, la ahora denominada Santa María Magdalena es hasta nuestros tiempos un personaje untado con mucho misticismo, reivindicación, y sobre todo amor incondicional. Al respecto, muchos eruditos consideran que tal vez ella fue la pareja en vida del Nazareno, y que esto ocasionó que se eclipsara su figura a lo largo de los siglos.
Columna publicada en el Diario Uno.