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Marcia Tambutti: «Con la película me di cuenta que no había hablado de mi abuelo ni siquiera con mi hermano»

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Marcia Tambutti es la nieta de Salvador Allende,  ha abordado la intimidad de su familia desnudándola para mostrar los defectos, miserias y virtudes de un icono de la política chilena.

“Después de 35 años del golpe de Estado en Chile que derrocó a su abuelo Salvador Allende, Marcia nos muestra imágenes y memorias de la vida cotidiana pérdidas con el golpe y sumergidas bajo la trascendencia política de su abuelo, el exilio y el dolor de su familia. Una mirada aguda y cercana, que intenta romper el silencio familiar sostenido por décadas en tres generaciones de una familia herida.”

Lima Gris conversó con la cineasta Marcia Tambutti que está participando en el 19 Festival de Cine de Lima con su película Allende, mi abuelo allende.

 

Hacer una película y desnudarse para mostrar la intimidad de la familia no es fácil ¿Cuál es el dilema que has encontrado en este proceso?

Definitivamente no es fácil, y creo que es el aspecto que más me costó superar de alguna manera, yo siempre lo puse como un principio desde el inicio, en hacer una película honesta, transparente, creo que esa es una de las fuerzas de la película, pero tuve que trabajar mucho, porque quería retratar una dinámica familiar de la cual yo soy parte, y lo que hice fue confiar mucho en el equipo, vimos el material juntos, lo analizamos, discutimos, hacíamos una especie de talleres, porque evidentemente, uno siente pudor, y es normal. Sobre todo, porque en la película estamos hablando de aquellos aspectos que han sido dolorosos para nosotros, y nos hacen vulnerables, no es fácil desnudarse y mostrarte delante de cámara.

En los últimos años el documental está revolucionando la forma de ver el cine ¿Crees que lo real desplazara a la ficción en el cine?

Creo que el documental latinoamericano es un género con mucha vitalidad, que además, lo que está haciendo es poner temas sobre la mesa que son necesarios, de los cuales hablemos y reflexionemos, pero está siendo abordado con mucha fuerza en la narración, con un tratamiento visual interesante, en ese sentido no tiene nada que envidiarle a la ficción. En varios festivales donde se juntan ficción y documental,  en los últimos años ha venido ganado como mejor película un documental, dejando atrás a la ficción.

Muchas veces cuando se habla de un icono o un  familiar, se peca en solo mostrar lo positivo ¿crees que has equilibrado a tu personaje Salvador Allende, entre sus  defectos y virtudes?

En la película hablo de algunas virtudes pero también de algunos defectos o de cosas que fueron dolorosas de mi familia, en este caso las infidelidades de mi abuelo, las ausencias  por las campañas políticas, y como esas campañas políticas hicieron vender una casa, y esa sensación de deudas. Uno no se plantea como tema eso de un líder, pero igual la película las aborda. Yo honestamente decidí acercarme a mi abuelo sin esa imagen preconcebida  y lo que está ahí es reflejo de lo que las personas me contaron.

Qué le puedes decir a la gente de derecha que  no ve bien a políticos de izquierda como tu abuelo. Sobre todo conociendo esa brecha entre Salvador Allende y Pinochet.

Creo que el golpe fue un quiebre muy fuerte con todo lo que se venía construyendo y desarrollando en Chile, incluso desde dos gobiernos antes de una derecha democrática. Chile era un país que estaba atrasadísimo, antes de eso era uno de los países con mayor mortalidad infantil,  yo digo que Chile era feudal, por el reparto de tierras, y gran parte de la modernidad incluso del éxito económico de Chile, tiene que ver con reformas que hizo mi abuelo, lo cual no está reconocido. De hecho el campo se volvió más productivo, Chile tiene mucha exportación agrícola, y  tiene que ver con haber movido grandes latifundios que no eran productivos, o también la nacionalización del cobre. Obviamente es imposible no mencionar todo el atropello de los derecho humanos, durante la dictadura de Pinochet, y la pérdida de participación civil, hay que considerar que los militares pusieron a otros militares a dirigir la universidad, la hicieron pedazos a la educación con un retraso de más de cincuenta años, cambió la mentalidad desafortunadamente con todas las reglas que pusieron los Chicago Boys, así los llamaban porque venían de la escuela de Estados Unidos,  y pasó de un país que se preocupaba colectivamente por una justicia social, a un Chile individualista, que tuvo mucho problemas económicas con una gran devaluación y que perjudico a mucha gente.  Por suerte en Chile estamos debatiendo todavía este tema, estamos tratando de que se quiebre los pactos de silencio que hicieron los militares para ocultar todas las atrocidades que cometieron.

Del guión original, a tu película final ¿Cuánto ha sido el cambio?

Bastante. Yo necesitaba conocer más a mi abuelo y comencé entrevistando a muchas personas, pero a medida que se fue desarrollando en el montaje nos dimos cuenta la fuerza de esa intimidad era el núcleo más cercano, fuimos incluso haciendo propuestas de tratamiento audiovisual para dejar la sensación de estar en esas conversaciones familiar  y retratar más bien esa dinámica.

La mujer en el cine ha ganado un espacio importante, como cineasta cómo ves le desarrollo de la mujer en esta actividad.

Me llama la atención que hay muchas mujeres en el género documental, creo que tiene que ver, con que las mujeres reflexionamos más las cosas, nos quedamos pensando, dándole vuelta (Risas).  El cine como narración seguramente está muy asociado a la naturaleza de la mujer, ya que hay historias tan potentes, y se da sobre todo en el género documental.

En el cine chileno siempre están presentes las esquirlas de la dictadura, lo encontramos por ejemplo en el cine de Andrés  Wood,  Sebastián Lelio, Pablo Larraín, Patricio Guzmán, Miguel Littín  ¿Por qué crees que se sigue arrastrando el tema político del golpe de Estado y la dictadura?

Yo creo que las heridas muy profundas tardan mucho tiempo en sanar, y además es muy difícil que sane si no se hacen estos procesos de reflexión y de memoria. Para que una heridas se cure no es que la abandone, le hace un tratamiento. Pues cuando falta verdad, cuando falta justicia o hablar de un tema, durante los diecisiete años de dictadura se trató de esconder. Muchas familias no han hablado de esto por dolor, otras por razones políticas, entonces, creo que es de alguna manera medio sanador, reflexionar sobre el tema. Yo me di cuenta con esta película que no había hablado de mi abuelo ni siquiera con mi hermano.

¿Qué conoces del cine peruano?

(Se queda pensando y ríe)  Poco la verdad, tengo una deuda en eso.

¿Por qué crees que pasa eso?

Generalmente porque es difícil la distribución, los festivales de cine ayudan mucho en eso, siempre quise ver La Teta asustada, pero nunca coincide estar en un festival para verla.

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