Con más de 10 mil manifestantes y más de treinta grados centígrados de sensación térmica se dio la marcha contra la privatización de Sedapal ayer. Comenzó en el Campo de Marte. Lo organizaba el sindicato de trabajadores de SEDAPAL y se sumaron a ella otros colectivos. La organización de la protesta se había planteado ya hacía casi un mes y el motivo era una posible entrega en concesión de SEDAPAL al sector privado (la mayoría se enteró a través del sindicato y grupos afines, y muy pocos a través de las redes sociales).
Los organizadores de la protesta no sabían explicar a qué empresa supuestamente se vendería o entregaría en concesión SEDAPAL, hablaban de empresas chilenas y brasileñas, pero nada quedaba claro.
Gobiernos neoliberales como los de Fujimori, Menem y Sánchez de Lozada intentaron en su momento privatizar el agua sin tener éxito.
A la convocatoria de la marcha asistieron algunos anarcos, el Frente Amplio, el partido de Santos (el presidente regional de Cajamarca que está actualmente detenido y que participa en las elecciones presidenciales) y hasta incluso el FUDEPP (MOVADEF) estuvo presente. El promedio de edad del concurrente a la marcha bordeaba los 45 años, y no ocasionaron ningún desorden.
No hubo muchos medios que cubrieran la protesta. Apenas grupos periodísticos independientes y el canal del Estado. La presencia policial fue de alrededor de 40 efectivos.
Fue un paseo tranquilo donde lo único resaltante fue el reggaetón de protesta compuesto para la ocasión y que amenizó toda la marcha a través de parlantes movilizados en un camión. A ello podemos sumar el comercio ambulatorio que cual gallinazos acompañó a los protestantes, sea en venta de sombrillas, protector solar, gaseosas que se vendían en un carrito de supermercado, chanfainita caliente al mediodía, incluso se vendían periódicos de Verónika Mendoza a china y se repartían infinidad de volantes que terminaron de ensuciar las calles.
No hubo ni vandalismos, ni graffitis, solo el aroma a una muchedumbre descontenta y el sol que no dejaba de quemar mis brazos hasta dejarlos con un bronceado de camionero caribeño.
Si lo comparamos con la anterior marcha contra el TPP, esta marcha por el agua fue un lindo pasacalles familiar (hasta había madres que llevaban bebés en brazos). No hubo altercados, ni rochabuses, ni perdigones, ni policías matones. Lo único que me hace acordar a la anterior marcha es la falta de cobertura de los grandes medios.
Están pasando cosas importantes en Lima que los medios están ocultando. Tomando en cuenta la enorme convocatoria que tuvo esta marcha en defensa del agua, me pregunto si para la próxima jornada contra la TPP (este 25 de febrero, queda cordialmente invitado) habrá si quiera una cuarta parte de la gente que concurrió en esta protesta, porque en la anterior movilización no llegaron ni a una cuarta parte de la asistencia que vimos ayer.
Estas marchas distintas en naturaleza y en concurrencia, la del TPP fue asistida en su mayoría por jóvenes universitarios de extracción de clase media y media alta, mientras en la del agua participó mayoritariamente sectores de clase obrera. Sin embargo, se vulneran derechos de todos en ambos casos, y aun así los sectores sociales siguen fragmentados viendo cada uno protestar por su lado. De espaldas los unos a los otros.