La pandemia del coronavirus es el nuevo azote de la humanidad. Al momento de escribir este artículo, la cifra de muertos ya había sobrepasado los 200 mil fallecidos en todo el mundo, desde su aparición en diciembre en China. Se ha extendido a más de 180 países y actualmente hay por lo menos cerca de tres millones de casos.
Estas cifras son dramáticas y ni en la peor de nuestras pesadillas jamás nos imaginamos que el mundo iba a sufrir esta situación.
En el Perú, también la situación es preocupante, pues ya hemos alcanzado los 700 muertos y los veinticinco mil trescientos casos, a pesar de las medidas drásticas decretadas por el gobierno, con un estado de emergencia a nivel nacional. Aquí, el sistema de salud está colapsando.
La pandemia ocasionada por el Covid-19 es un verdadero drama, especialmente para los afectados por el fallecimiento de algún familiar, o porque resultaron contagiados y sienten el miedo y la angustia a flor de piel. Pero lo es más también el drama de las personas que no pueden salir a trabajar o que tampoco se han beneficiado con las medidas de apoyo económico. Es la realidad del Perú, un país donde la mayoría tiene un empleo informal, sin planilla ni beneficios laborales.
El éxodo masivo de migrantes que, a falta de empleo y recursos para alimentar a sus familias, decidió regresar caminando a su lugar de origen es otra imagen impactante: miles de ellos varados a un costado de la carretera, detenidos por no acatar la orden de inmovilización, sin un horizonte. La cuarentena se extiende dos semanas más hasta el 10 de mayo, pero la presión social es inmensa. Con las actividades económicas paralizadas, los pocos empresarios de las pymes no tienen ingresos ni tampoco cómo pagar a sus trabajadores. El Ministerio de Trabajo autorizó días atrás la “suspensión laboral perfecta”, en otras palabras: licencia sin goce de haber. ¿Y los que no cuentan con un empleo formal?
Aparte del dolor de las muertes, el otro drama del coronavirus es la crisis económica a nivel mundial y, por supuesto, en el Perú. Los expertos señalan que tenemos que aprender a convivir con el virus, pues el mundo no resistirá el permanecer en cuarentena de manera indefinida, por lo menos hasta que se descubra una vacuna, que se calcula podrá llegar dentro de un año y medio.
Mientras tanto, hay una guerra política, donde las baterías apuntan hacia China y la Organización Mundial de la Salud (OMS), a quienes se les acusa de haber ocultado la gravedad de la pandemia.
Por lo pronto, el fiscal general de Missouri demandó al gobierno chino por el coronavirus, alegando que las autoridades de ese país tienen la culpa de la pandemia.
Según la prestigiosa agencia de noticias Associated Press, la demanda, presentada en el Tribunal Federal de Distrito para el este de Missouri, alega que las autoridades chinas son “responsables de la enorme muerte, sufrimiento y pérdidas económicas que causaron en el mundo, incluidos los habitantes de Missouri”.
“El gobierno chino mintió al mundo sobre el peligro y la naturaleza contagiosa de COVID-19, silenció a los denunciantes e hizo poco para detener la propagación de la enfermedad”, dijo la oficina del fiscal general republicano Eric Schmitt en una declaración escrita. “Deben hacerse responsables de sus acciones”.
En otro capítulo de esta historia, el gobierno de Estados Unidos decidió suspender el financiamiento a la Organización Mundial de la Salud (OMS). «Instruyo a mi gobierno a detener la financiación mientras se realiza una investigación sobre el papel de la OMS en la mala gestión y el encubrimiento de la expansión del coronavirus», dijo Trump. Según divulgó la Agencia de Noticias Andina se refiere a la renuencia de la OMS en prohibir desde un inicio los vuelos desde China –cuando la enfermedad ya había causado más de tres mil muertes en el país asiático– y también a la demora a decretar la pandemia. Recién lo hizo el 11 de marzo, cuando el coronavirus ya causaba estragos en Europa e ingresaba a América. Los cuestionamientos al presidente de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, a quien se responsabiliza de la presunta negligencia de la OMS, son una historia aparte.