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Manuela Brillat: “Los Derechos Humanos son un tema político”

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Manuela Brillat, es abogada y experta en Derechos Humanos, es actualmente secretaria general de la organización “Plaider les droits de l’homme”, se encuentra en Lima gracias a la embajada de Francia, y estuvo dando la  conferencia  “Mirada comparativa sobre los impactos de la DUDH en América Latina y en Europa”.

En estos días se esta celebrando los 70 años de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, es por eso que Lima Gris conversó con la francesa experta en Derechos Humanos, entre los temas que se trató estuvieron la pena de muerte, los acusados por terrorismo, la migración, Siria y las protestas de los “chalecos amarillos” en Francia. Aquí la entrevista.

¿Cómo llegaste a trabajar en el tema de los Derechos Humanos?

No sé si realmente tomé una decisión. Nací en una ciudad de Francia que se llama Estrasburgo, conocida por los Derechos Humanos. Tenemos muchas instituciones de protección de los Derechos Humanos. Decidí estudiar Derecho y luego me fui a Italia, después me especialicé en Derechos Humanos el último año.

También estuviste por China…

Sí, estuve en China varias veces con la universidad de Estrasburgo para enseñar Derechos Humanos.

En estas celebraciones de los 70 años de los Derechos Humanos, ¿qué diferencia ves en el manejo de los Derechos Humanos entre Europa y América Latina?

Es bastante diferente, aunque tengamos un origen común con la declaración universal, pero en Europa tenemos una historia particular, la segunda Guerra Mundial y todo lo que pasó. Toda la unión del continente europeo está fundada en la proyección de los Derechos Humanos, aunque sea también una unión económica, pero el objetivo siempre ha sido mantener la paz. Esa historia hace de Europa un continente especial con relación a los Derechos Humanos.

¿Crees que los europeos son más conscientes sobre el tema de los Derechos humanos?

Eso no lo sé, pero tenemos más instrumentos legales. Hace más de 50 años decidimos crear la Corte Europea de los Derechos Humanos, que es un tribunal internacional totalmente integrado en los estados miembros del consejo de Europa.  La particularidad que tiene, es que cada individuo puede actuar incluso contra su propio estado directamente delante de un juez internacional, y eso es algo revolucionario en el mundo de los Derechos Humanos.

¿Cuál sería la crítica que le harías al funcionamiento de los Derechos Humanos en América Latina?

Críticas no sé, no conozco al detalle. Lo que veo es que hay muchos debates sobre temas importantes como la violencia doméstica, la cuestión de las poblaciones indígenas, y es importante que se hable de esos temas. No sé cuál sería la solución concreta o ideal, porque cada país tiene que encontrarla de acuerdo a su historia y forma de ser. Lo que me importa es que los temas sociales consigan tener espacio en los medios, en las discusiones de la gente y que los jóvenes sean conscientes de lo que está pasando.

En el Perú y en la mayoría de países de América Latina, se crítica el uso político de los Derechos Humanos…

Sí. Es inevitable de un lado, porque es un tema político. Los Derechos Humanos no son un tema como las matemáticas, esto es un tema particular que implica elegir el tipo de sociedad en el cual queremos vivir, y esa es una cuestión política. El problema es cuando los Derechos Humanos están utilizados en contra de las personas, ya que, en vez de protegerlas, están siendo atacadas. Los Derechos Humanos son un tema político y no podemos negarlo, tiene que ver con la democracia, con la sociedad, el hecho de vivir juntos y como nos relacionados.

En Perú se crítica que en algunos casos esos Derechos Humanos se convierten en privilegios para los terroristas, incluso son indemnizados con dinero público, pero ¿qué pasa con las víctimas y sus familiares?

Pasa lo mismo en Europa. Me parece que son dos problemas distintos, estamos un poco mezclando todo. Por una parte, están las víctimas y tenemos que reconocer ese estatus, también desde el punto de vista legal ayudarlos a aceptar todo el procedimiento que puede ser largo y difícil, y de otro lado está la persona acusada, y en un estado de derecho una persona acusada tiene derechos.

El debido proceso…

Claro, y eso es muy importante, y entiendo perfectamente que sea difícil de entender. Pasa lo mismo en realidad en un proceso que no es político, por ejemplo, en un proceso criminal cualquiera, siempre hay una víctima y una persona acusada. Para la víctima siempre es complicado ver a algunos abogados que defienden a la persona acusada. En este caso el abogado representa a los Derechos Humanos, y están presentes para las víctimas. Ahora, defender a la persona acusada no es justificarla, no es explicar lo que pasó, es asegurarse que las reglas de la democracia se respeten. Esto es fundamental, porque si estás reglas son respetadas, la sentencia va ser aceptada por ambas partes.

En el Perú no se puede aplicar la pena de muerte, pero en Estados Unidos lo aplican con el apoyo de mucha gente. ¿Por qué no aplicar la pena de muerte en algunos casos específicos?

Por dos razones, la primera es que en una democracia no contestamos a la violencia con violencia.

Al decir eso también estás diciendo que en Estados Unidos no existe la democracia…

Lo de Estados Unidos es una forma particular de democracia, tenemos una historia diferente. Europa es el único continente donde ya no se aplica la pena de muerte, con excepción de Bielorrusia, que no forma parte del consejo de Europa. En Europa consideramos que la realidad humana nos impide condenar a una persona a la muerte. Francia también tiene una historia difícil con este razonamiento, porque la pena de muerte fue aplicada hasta los años setenta con casos famosos, de los cuales hasta ahora no estamos seguros de que hicieron realmente algo. El debate social fue muy duro, pero al final en 1981, decidimos abolir la pena de muerte. La segunda razón es que la pena de muerte en realidad no funciona.

¿En qué sentido lo dices?

En el sentido de que no impide a la gente a cometer crímenes. Una persona no se detiene porque tiene la pena de muerte, ese es un dato estadístico en el cual hemos trabajado en Europa hace ya muchos años. Para nosotros la pena de muerte no puede formar parte de un estado democrático, esa es la visión europea de la pena de muerte. Hoy en día el debate ya no es la pena de muerte porque no la aplicamos, ahora es la cadena perpetua. Ese tema todavía no lo hemos resuelto, es un debate en el que seguimos trabajando.

Mencionaste que Estados Unidos tiene una democracia particular, pero pienso que la democracia es o no es.

Estaba pensando en una sentencia de la corte de justicia de la Unión Europea que está en Luxemburgo, fue sobre los datos personales y la protección de los datos personales y Facebook, ya que hace unos años un individuo lamentó el hecho de que los datos personales de Facebook Irlanda sean mandados a Facebook en Estados Unidos. La persona dijo que en Estados Unidos no hay protección de los datos personales de manera tan eficaz como en la Unión Europea, y la corte de justicia confirmó diciendo que los Estados Unidos no protege los datos personales como la Unión Europea. Y el razonamiento es lo mismo con la pena de muerte o con la democracia. Es que por su historia tienen una visión de algunos derechos que son diferentes a la nuestra.

Entonces, según ese razonamiento caemos en que cada país puede tener su propia visión de los derechos humanos, entonces no se trata de democracia sino de visión.

Cuando se habla de democracia hay principios de base que tienen que ser respetados, el justo proceso, el constitucionalismo, la independencia de los jueces, etc. Hay principios de base que tienen que ser respetados. En el mundo la pena de muerte no es vista como un elemento de esos principios fundamentales.

Ahora con el tema del feminicidio hay muchas mujeres que piden la pena de muerte. Meter preso a un asesino es de alguna forma darle privilegios, ya que lo encierran, pero el estado lo alimenta y las leyes lo protegen.

Lo entiendo. El problema no es que una mujer pida la pena de muerte, eso es comprensible cuando se ha vivido algo muy duro, la reacción humana es lógica, pero el Estado desde el punto de vista político no puede actuar mediante las pasiones humanas. El Estado tiene que tomar decisiones de manera vigilante, pensando en el futuro y ver más allá del rencor de las personas.

El tema de la migración es un problema latente que se está viviendo varios países, desde su posición como institución qué mirada tienen sobre esta situación.

Es una cuestión muy importante para la Unión Europea, y me parece que en los últimos años la Unión Europea no logró afrontar este tema de modo correcto y eficaz, y es porque el sistema europeo pide a los estados que están al margen de la unión, acoger a todos los migrantes y realizar todo el proceso para el asilo, y esto es demasiado para un país como Italia o Grecia, ya que cuesta mucho dinero y tienen una presión social que es demasiado. La unión europea está empezando a entender que es un problema más global, y que Finlandia, por ejemplo, está también implicada en esta cuestión. El problema es que no tenemos soluciones de momento.

Entonces hay una autocrítica en ese sentido…

Sí, y no tenemos soluciones. Pienso que es una de las razones de crisis que tenemos en Europa, sea el Brexit o los gobiernos de extrema derecha como Hungría o en esos países que están asustados, y no quieren que la Unión Europea les imponga acoger a todas las personas que llegan, y eso es un problema.

López Obrador como nuevo presidente de México se ha comprometido apoyar a las 43 familias de los estudiantes asesinados del caso Ayotzinapa ¿Crees que el compromiso político es importante?

Sí, es parte del proceso y forma parte de la democracia, que es escuchar a todas las partes y encontrar un compromiso que sea aceptado por todos.

Luego de 70 años de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, ¿cuál es su balance?

El punto principal diría que es la interdependencia entre todos los derechos. La declaración universal reconoce todos los tipos derechos, los derechos de libertad, que son los derechos civiles y políticos, pero también los derechos sociales y económicos. El resultado de los 70 años es que hemos desarrollado mucho los derechos civiles y políticos, y menos los derechos económicos y sociales. Todos esos derechos funcionan juntos, no puedes tener libertad sino tienes trabajo o un sistema sanitario que funcione, o si no puedes mandar a tus hijos a la escuela, y todo eso la declaración lo decía. Eso sería el balance de estos 70 años, quizá en los 70 años que vienen tendríamos que apostar por la interdependencia de los derechos.

La protesta también es parte de la defensa de los Derechos Humanos, lo que sucede en Francia con los chalecos amarillos ha sido una necesidad.

Sí, tiene que ver con reivindicaciones de una parte de la población y están usando los métodos clásicos de la democracia que es también la manifestación y la libertad de expresión, pero lo están haciendo de un modo violento. El problema no es que el movimiento sea necesariamente violento, el problema es la mezcla con ese movimiento.

Los chalecos amarillos han señalado que ellos nos tienen nada que ver con los actos de violencia

Sí, y esa es una situación difícil para una democracia, y tenemos que contestar de forma republicana, o sea que tenemos policías y guardias civiles que están sometidos a reglas, y no pueden actuar así, y eso es bien difícil en situaciones como la que estamos viviendo.

El otro tema complicado es Siria ¿en qué va acabar eso?

El problema es que Siria ya no es una cuestión de Derechos Humanos, es una cuestión de derecho humanitario y de guerra. Estamos en una situación muy complicada y defender los Derechos Humanos en esa situación es muy difícil y no es suficiente. Esta es una ilustración de que los Derechos Humanos son política, y si no tenemos voluntad política, no pasa nada.

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