Máncora es la última película de Ricardo de Montreuil, realizada en el balneario norteño más acogedor del Perú, está historia que tropieza en cada momento intentando contar algo, pero que ese algo pasa desapercibido debido a la pobre interpretación de los personajes y los diálogos trillados. Es una película que sólo muestra personajes plásticos, faltos de sentimientos, que se mienten a ellos mismos.
Sin duda lo mejor de la película es el poema los Heraldos Negros de César Vallejo, escucharlo al inicio me hizo pensar inocentemente que había una historia muy rica que contar. Pero no, todo lo contrario a eso continúa un suicidio en el puente de ‘Miraflores’, un padre atormentado por su vida que se sentía como diría Vallejo que “Nació un día que dios estaba enfermo” para ser el punto de partida del supuesto escape de Santiago que anda más perdido que la mamá de Marcos, luego de observar un entierro tan intimo de cinco personas, la cámara nos deleita con uno de los personajes más interesantes de esta película el ‘libro’ de Cesar Vallejo, vestido de pasta negra nos llena los ojos sólo unos pocos segundos.
Un supuesto drama es representado por Santigo (Jason Day) con el perfil de un chico de clase media que vive en la residencial San Felipe de Jesús Maria, que decide luego de la muerte de su padre y la visita de su hermanastra, adoptar la pose de surferito, para coger la tabla rumbo a Máncora.
La interpretación de santiago cojea demasiado como si aún no se enterara que su padre ya está muerto y que la película ya está siendo filmada, le cuesta mucho meterse en la piel del personaje. Acompañando el viaje se va mostrando algunas costumbres peruanas como el comercio ambulatorio y la gastronomia, llegando a Máncora los recibe un castillo de juegos artificiales que tampoco puede ayudar a dar lucidez a lo que estamos viendo.
Y otra vez el pobre guión saca la bandera, mostrando una escena de pelea infantil provocado por la cojudez inmadura de está juventud. Parece ser que el director prefiere mostrar y resaltar más estas cosas, ya que se ha dado cuenta que el material humano para esta historia no le alcanza.
Elsa Pataky interpreta a Ximena, que viene a ser la media hermana de Santiago, que luego de observar a su hermano y recordar el pasado los dos pretenden escapar ¿a dónde? Ni ellos saben, parece que nunca tuvieron claro esto, y que no quedó mejor idea que el incesto, que el pecado de un fugaz encuentro sexual entre los dos, con los gemidos más falsos que el de una prostituta.
Luego de esto ya está casi todo dicho, droga, sexo, sexo y más sexo, parece más un fin de semana de una despedida de solteros, que la búsqueda por la tranquilidad interior.
El ayahuasca creo que era para que la producción la tomara antes de iniciar esta película así de repente encontraban la claridad y enriquecían su lado artístico y humano para este trabajo.
Rufus T. Firefly
