Opinión

Malos modales

Una negativa forma de vida que ha escalado en todos los estratos sociales.

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En la convivencia de una sociedad siempre deberán priorizarse los temas de fondo: gobierno—leyes—ciudadanía—. Pero también es importante tomar en cuenta aspectos de forma: maneras—educación—modos.

Sin embargo, en nuestro país se ha pasado a ejercer un indeseable abanico de desgobierno, desorden y caos, no solo por parte de gobernantes y autoridades que se dedican a todo, menos a cumplir su obligación de encargarse de la cosa-pública; sino también, de los administrados-ciudadanos, que en lugar de ser fiscalizadores como ‘agentes’ comprometidos con la normas y reglas de convivencia, tienen más vocación de anarquistas que alimentan a una feroz oclocracia que ha logrado reinar en Perú en alianza con otros males, como la plutocracia que se sirve de su aliada, la cleptocracia.

Esta tripartita de sistemas ha conseguido que una muchedumbre de grupos humanos retroceda en su cultura, en sus roles, quehaceres y modales.

Entre tanto, la interacción social se ha visto menoscabada y ha pasado a predominar la mala educación, los malos modales, el individualismo desmedido y el irrespeto. En suma, lo malo, corrupto, inculto, procaz, burdo, inmoral y embustero, han pasado a ser prácticas normales, deseables y estándares acordes a la actualidad. A diferencia de lo ético, fraterno, culto, educado, respetuoso, veraz, leal y autentico, que se han convertido en actos desfasados, obsoletos y reprobables.

La prueba de esta ‘decadencia colectiva’ que ha alcanzado un nivel sistémico, se destaca al observar a una presidenta de la República que miente desmesuradamente y que nos desprecia a nosotros los gobernados, cuando dice: —“Tengo las manos limpias y estamos haciendo una batalla frontal contra la corrupción”—. También, cuando observamos a fiscales y jueces que trafican con la justicia y a parlamentarios ‘mochasueldo’ que le roban al Estado y que cobran doble ingreso (caso-exmilitares).  

Asimismo, entre la gente de a pie, habitualmente ya no existen gestos nobles; y la descortesía ha pasado a ser un gran atributo. La mala educación es el nuevo paradigma, y lo vemos en las universidades, en el metro, en los trabajos, en los gimnasios y en todo lugar público y privado. Donde el saludo es prácticamente un insulto y el agradecimiento se convierte en un acto que te denigra.

A pesar de ello, siempre prevalecerá el famoso refrán que dice: “la educación empieza en casa”.

(Columna publicada en Diario UNO)

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