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Makala, de Emmanuel Gras (2017)

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Escribe Mario Castro Cobos

Congo. Un hombre —negro, flaco pero vigoroso— derriba un hermoso y enorme árbol a machetazos. Convierte los pedazos en carbón que luego venderá en la ciudad. No se sabe bien cómo logra cargar una bicicleta con tanto peso y desplazarse, empujándola, pero lo hace, atravesando kilómetros y kilómetros.

¿Qué hay tras la épica del esfuerzo físico? O en el medio o en la sustancia de ella misma. Me pregunto adónde lleva esta especie de canción estoica que se niega al lamento y apuesta a la resistencia con cada una de las células del cuerpo. Es como si la explotación del hombre por el hombre fuese un mito del origen. Hay, más o menos secretamente, la impresión, que crece, de un durísimo cuento de hadas, por lo determinista y tal vez también ‘inevitable’, tantas veces repetido.

La imagen de una rata ‘broaster’ exime de mayores comentarios sobre el régimen alimenticio de estas personas. Digo bien personas, no son personajes. Ver qué hace alguien para mantenerse vivo de tan realista se vuelve alucinante. Esto me lleva a ese estar y no estar intercambiable entre documental y ficción. La cámara está ahí, frente a seres reales, y la manera de filmar es tan nítida que la sensación de ficción se apodera del espacio. Perfección que no es indiferencia, pero…      

Gras apuesta por la abstracción (¿concesión, homenaje?) al añadir música poetizante a pasajes de su documental, ahorrándonos por momentos el sonido turbio o violento del viento en la travesía. Así ficcionaliza, elevando a la persona que documenta a ‘algo más’, lo que es extraño en cuanto esa elevación suaviza y tanto más cuando la película quiere, como algo esencial a su planteamiento, que palpes la rugosa carne. Que la situación, tan cerca de lo insoportable, te raspe, te anonade.   

Makala es una película que transcurre pausada, tranquila (lo es menos en las escenas en la ciudad), contenida, detallada, y desde ahí, oscura y hasta feroz pese a su paciente y aguda sencillez; me pregunto qué tan maniáticamente fiel a lo que muestra, qué tan redondamente implacable es en realidad, y no sé la respuesta.

Película proyectas en CineLum: 24 Quincena de la Francofonía.

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