Popular Urraca le pone la cruz al candidato de Perú Libre, por posible regulación de la prensa. Dice que la televisión basura es un concepto subjetivo y que Castillo desea imitar a Velasco controlando los medios de comunicación.
Magaly Medina saca su artillería. Preocupada por una posible regulación de los medios —si el candidato Pedro Castillo llega al poder— dedicó un espacio de su programa farandulero a criticar los planteamientos del profesor cajamarquino. Defendió la libertad de prensa diciendo que la gente es libre de elegir el contenido de su preferencia. Además le metió su chiquita al canal del Estado y dijo que nadie ve su programación porque es aburrida y no tiene creatividad. Cree que —de llegar Castillo al poder— toda la prensa será regulada como en la época de Velasco y el Estado impondrá una programación política y cultural en todos los medios: “El estatismo ha fracasado” puntualizó.
Como es de conocimiento público, el presidenciable Pedro Castillo se ha manifestado siempre en contra de los llamados programas basura, pues considera que embrutecen a la sociedad y sobre todo a los niños. Se debe precisar que no sólo su símbolo electoral: el lápiz; sino todo su ideario y el apoyo que ha cosechado en numerosos ámbitos del país proviene de su prédica en defensa del magisterio peruano. En los lugares más lejanos del país hay un niño, una escuela y un maestro. Y las promesas de Castillo de refundar la nación —tomando como base el empoderamiento de los valores ciudadanos desde la escuela— han llegado al elector de a pie, tanto como los postulados sobre repartir la riqueza de un modo más equitativo con todos los peruanos.
Es de esperar que la popular Urraca no sea la única que salga a pechar a Pedro Castillo. En el Perú los llamados programas basura mueven ingentes cantidades de dinero y sostienen varios medios de prensa, por lo que el candidato del lápiz no la tendrá fácil, si sigue en sus trece, con la regulación de los medios. No se puede negar tampoco la gran sintonía que este tipo de programas tiene entre los ciudadanos. Y aunque han existido diversos intentos por retirar estos programas de la televisión —huelgas incluidas— todo ha sido infructuoso.
Castillo tendrá que sopesar sus discursos, de cara a una nueva estrategia electoral para la segunda vuelta. Pues no solamente tendrá la campaña de terruqueo en su contra, sino que deberá enfrentar la arremetida de los medios de comunicación —programas de farándula incluidos— que harán lo indecible por minar su candidatura. Es cierto que, desde un punto de vista institucional, no es adecuado que exista un órgano censor que decida qué se ve y qué no se puede ver. Sin embargo, esto no debería ser una carta libre para que los programas basura minen y modelen las emociones y el razonamiento del pueblo peruano. Se necesita una línea educativa programática y mayor alcance del estado en contenido cultural, para que los ciudadanos mismos puedan evaluar el contenido televisivo y restringir, ellos mismos, la llamada televisión basura. Pero eso requiere un trabajo sostenido. Los programas chatarra se han instalado de raíz en el imaginario peruano y no sería improbable que —así como antes se marchó para retirar estos programas de televisión— algún grupo marche por el retorno de Magaly Medina a la televisión, de ser censurada.