Opinión

Madriguera: el dulce olor de la ira

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Cuando uno imagina que un mundo gobernado por mujeres sería un lugar mejor, definitivamente no conoce las cárceles de mujeres. La obra de teatro Madriguera regresa como un martillazo a la escena del tibio teatro limeño, donde las mujeres empoderadas y buenas no tienen lugar en el reino de las mujeres sin maquillaje.

 Una obra sobre poder, violencia y ansia de justicia, es lo más clásico que se puede encontrar en cartelera, pero que ocurra en una cárcel de mujeres y sin dosis intoxicantes de discurso de género, eso resulta lo refrescante. Y se agradece que así sea. En lugar de sororidad o un entusiasta empoderamiento de cristal, la obra se presenta como una tragedia, en que la mujer es el lobo de la mujer. Dónde la ira se toca y se huele. Sin romanticismos y con una velocidad que apuesta a un teatro de acción a la vena, la obra va más por lo físico, en lugar de solo refugiarse  en el libreto. Es sobre todo un teatro de cuerpo, de expresiones y de una atmósfera en permanente tensión. Ya alguna vez se dijo sobre esta obra que si el cine pudiera oler, sería teatro, bueno pues aquí la feminidad de un elenco netamente femenino huele a ira y a veces a esperanza. Y eso es bueno para el teatro, que en Lima es tan tibio que no tiene olor. Y el teatro de verdad respira, y a veces apesta a odio, hambre y a algo parecido a  esperanza. Pero sobre todo huele a ira desatada.

La trama consiste en que dentro de la más peligrosa cárcel de mujeres, dos bandos pelean a causa de la misteriosa hija de un hombre tan rico y corrupto cuanto inalcanzable. Estela (Kareen Spano) buscará justicia a toda costa. EnMadriguera,  como obra de acción, la violencia se vuelve en trama y personaje junto a las nueve  actrices  que a través  de historias diferentes trenzan sus destinos en  una ruleta rusa de desenlaces. Si hay un nombre para este tipo de teatro, este es el de antífrasis, todo allí es un opuesto, dónde la violencia es la paz y la paz una una irrupción. No se trata de mujeres masculinizadas, sino de feminidades rudas una vez la sociedad las ha expulsado a hacerse su propio mundo bajo sus propias salvajes reglas.

En la obra actúan Kareen Spano, Trilce Cavero, Lía Camilo, Alana La Madrid y María Lola Arispe, entre otras grandes actrices. Dirige Renatto Argüelles. Y se estrena este viernes 3 de mayo en Sala Quilla, Bolognesi 397, Barranco. Porque el teatro huele a sudor, sangre, rabia y a veces también a amor. Una obra no apta para feministas románticas.

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