Luchy González, la pianista y directora de coro que deslumbró al Papa Juan Pablo II
Además, dirigió el coro de AeroPerú con el que se consolidó como gestora cultural y viajó por el mundo inyectando música en la vida de peruanos y extranjeros.
Su pasión por la música comenzó como un juego a la edad de cuatro años. En la casa de su infancia había un piano que golpeaba con un dedo y con solo 48 meses de nacida ya tocaba el ‘Salve salve’ y el ‘Himno Nacional’. Luchy González es hoy una reconocida pianista y directora de coro que ha tenido el privilegio de codearse con los mejores cantantes del mundo e incluso deslumbrar al mismísimo Juan Pablo II en dos oportunidades.
Su alegría es contagiante y su amor por la música ha sido transmitida a sus hijos María Luisa, una extraordinaria guitarrista que triunfa en Argentina y el director de Orquesta Miguel Harth-Bedoya González, que sorprende con su genialidad en Estados Unidos y Europa.
Llegamos hasta la casa de Luchy González para conversar sobre su vida y sus actividades benéficas que continúa realizando incasablemente en el jardín su hogar.
Foto: Margot Simons.
Sé que dentro de su familia siempre ha estado la música, el hecho de tener un piano en casa motivó a que sea una reconocida pianista ¿Todo empezó como un juego’
Empezó como un juego y te explico por qué. Nosotros con unas primas hermanas vivíamos en dos casas juntas, y el piano de mi abuelita estaba en mi casa. Yo tenía cuatro años y se dieron cuenta que yo podía servir para la música porque con un dedito tocaba el ‘Salve salve’ y el ‘Himno Nacional’. Ahí se dieron cuenta que tenía condiciones para la música.
¿Qué recuerdos de esos primeros años con un piano?
Precioso, porque empecé a estudiar ahí. Tengo una hermana que es ocho años mayor que yo, entonces ella estaba en fiesta y yo tocaba en todas sus fiestas. Le tocaba merengues y de todo. Toda mi vida he tocado música bailable.
¿Actualmente qué significa la música para usted?
Una maravilla. Si yo no hubiera sido música no me imagino qué hubiera sido; nací para la música.
Si todo empezó como un juego ¿a qué edad siente que vio la música como una profesión?
Yo estudié en el colegio Santa Úrsula, terminé el colegio y las monjas me pidieron que enseñara en el colegio, así que ahí empecé como profesora. Yo también cantaba en el coro de la AAA. Es por eso que soy pianista y directora de coros.
Foto: Margot Simons.
Usted también es una reconocida gestora cultural, fundó el recordado coro de AeroPerú.
Te cuento. Yo me casé, dejé el colegio y al poco tiempo me separé. Me fui a vivir a la casa de mi mamá, entonces empecé a trabajar. Me vine con María Luisa muy chiquita y Miguelito que recién nacía. Siempre me gustó viajar y vi que en el año 1974 se formó AeroPerú, y ahí vi la oportunidad de mi vida. Dije: “qué hago, no voy a poner un piano en un avión, imposible”, entonces fue ahí donde pensé en poner un coro. Voy donde Marilú Montero y Alejandro Parodi que estaban ahí y les digo: “vengo a ofrecerles algo, pero no quiero que me paguen. Qué les parece si yo hago un coro con los empleados de la empresa y me dan mis pasajes para irme a Disney con mis hijos”. Así comencé.
Fue un trabajo por canje…
Claro, eso fue el primer año. Ese coro fue bueno desde el comienzo. Agarré gente que estaba loca por cantar; en las oficinas hacía las pruebas. Era la propia gente de la empresa. A la hora que ya quería formar el coro, empecé a pedir “refuerzos” de algunos amigos que cantan. Así como en el fútbol hay refuerzos, también lo hay en la música.
Al año siguiente pedí irme a Chile con los chicos, pero no solamente era tener el corito. Yo al coro lo creé para hacer relaciones públicas, por ejemplo, el coro cantaba temas de todos los sitios donde llegaba AeroPerú. Entonces empezaron las invitaciones hasta que un día me llaman de otra empresa aérea y me dicen “Luchi, ¿puedes hacer lo mismo que haces en AeroPerú con nosotros?”. Les dije que no en un principio porque mi corazón pertenecía a AeroPerú. Esa fue una idea mía para AeroPerú. ¿Tú sabes que esa fue la única aerolínea que tenía su propio coro?
Cuénteme de su experiencia con el Papa.
Resulta que me llama Manuel Cuadros cuando iba a venir el Papa y me pregunta si podía formar un coro para que le cante al Papa a su llegada al Perú. Yo quería cantar con mi gente y le consulté a varias personas si era posible hacerlo en polaco, el idioma del Papa. Todos me decían que era imposible, que no había mucho tiempo para ensayar y otras miles de excusas. Hasta que llamo al general Juan Morante, responsable de la base del Grupo 8 de la Fuerza Aérea, pues ahí iba a aterrizar el Papa. Le hago la proposición y me dice “ya”. Yo encantada.
Luchy González junto al Papa Juan Pablo II. Foto: Archivo familiar.
Cuando llegó el Papa a la base aérea nosotros ya estabamos listos, cantando en un estrado colocado cerca de ahí. Pasa por nuestro lado y nos queda escuchando y pregunta “¿quiénes son?, el responsable del evento le constesta “son del coro de AeroPerú”. Te juro que quedé en shock. El Papa cantó con nosotros un rato, y en una cuestión de segundos se me queda mirando a los ojos; terminamos de cantar y me agarra la mano. Yo decía en mi mente “¡el Papa me está agarrando la mano!”. Todo lo que te estoy contando pasó en unos cuantos minutos; todos en ese momento ya estaban llorando. Se despidió y a mí me regaló un rosario.
Esa fue la primera vez. La segunda vez que lo vi fue cuando ya se estaba retirando del país. En esa ocasión me llamaron de Cancillería y me pidieron que cantara. Nuevamente lo hicimos en polaco y quedé encantada cada vez que el Papa se acercaba hacia nosotros. Fueron dos momentos inolvidables en mi vida, ahí tengo las fotos.
Luchy González junto al Papa y el expresidente Alan García. Foto: Archivo familiar.
Como gestora cultural ha venido realizando eventos, pero también ha realizado actividades benéficas como la del padre Dietrich de la Parroquia San Felipe. ¿Por qué lo hace?
Me nace. Creo que Dios nos dio un talento que tenemos que mostrar, no solo mostrarlo sino tenemos la obligación de trabajar con eso, y más si son cosas benéficas.
¿En algún momento se acercó a usted algún representante del Ministerio de Cultura para apoyar lo que hace?
No. No me importa, no necesito que me apoyen.
¿Usted sabe que es importante que se apoye la cultura en el país?
Es importante, pero ellos con lo suyo, y yo con lo mío. A mí me encanta trabajar en lo que hago y con mi gente. Una vez me ofrecieron para dirigir el Coro Nacional, pero no.
¿Por qué?
A mí me gusta trabajar con gente aficionada. Yo he dirigido ‘ene’ años el coro de la Ópera con Lucho Alva. Lo que tiene un aficionado no lo tiene la gente que canta porque le pagan. El aficionado canta con el corazón, lo hacen con cariño, sin percibir un solo centavo.
Pero hay mucha gente que trata de construir una industria cultural.
Sí, pero yo no. Yo estoy con lo mío, con mi gente; no me interesa más. Lo que se necesita es gente que tenga las ganas de trabajar no por plata. Yo lo hago porque me nace.
Para finalizar, cuénteme qué presentará este jueves.
Este jueves van a venir mis mejores cantantes: Jaqueline Terry y Josefina Bivrio. Después va a venir Pamela Gutiérrez que va a cantar con Domingo Salaverry que lo hace muy bonito. Después va a venir un muchacho, Juan Carlos Fisher y muchos otros más.