Opinión

¡Los podridos!

Lee la columna de Tino Santander Joo

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Por Tino Santander Joo

La promesa de la vida peruana” [1].  Lo leí por primera vez en 1978 a raíz de un debate que escuchaba atentamente en la asamblea constituyente de 1978-1979, entre el vitalicio secretario general del Partido Comunista Peruano don Jorge del Prado y el brillante jurista Héctor Cornejo Chávez, fundador del Partido Demócrata Cristiano. Cornejo Chávez, citaba a Basadre, respondiendo una intervención de Jorge del Prado sobre la revolución cubana: “…Ninguna de nuestras soluciones nos vendrá, pues cocida y masticada de otros países, aunque sean hermanos, primos o prójimos. Y, sobre todo, nada se podrá hacer a fondo si al país no le conmueve la conciencia de sí, si no afirma en esta hora feroz su querer existencial nacional. Por eso, la promesa de la vida peruana atañe a la juventud para que la reviva, a los hombres de estudio en sus distintos campos para que la conviertan en plan, a la opinión publica en su sector consciente para que la convierta en propósito”[2]. He aquí el primer fundamento de la revolución social que predicamos. Tomar conciencia de que necesitamos una transformación urgente.

Los peruanos hemos sido engañados por la clase política gobernante desde la fundación de la “república”. Han sido incapaces de instaurar un régimen republicano, es decir un estado de derecho que garantice la libertad, la vida y, la propiedad. La clase política ha organizado una confederación de tribus informales para consolidar el poder de la oligarquía agraria (liquidada por el reformismo militar); luego se impuso el consenso de Washington[3], a través de la dictadura fujimorista que consolidó el oligopolio bancario. La reacción popular ante la estafa, el hurto y, el racismo de las clases dominantes han sido las insurrecciones democráticas llenas de ira y dolor. Todas estas sublevaciones populares fueron reprimidas ferozmente por el militarismo ramplón.

Basadre, señala brillantemente a los enemigos del Perú: “…los podridos, los congelados y los incendiados. Los podridos, han prostituido y prostituyen palabras, conceptos hechos e instituciones al servicio de sus medros, de sus granjerías, de sus instintos y de sus apasionamientos. Los congelados se han encerrado dentro de ellos mismos, no miran sino a quienes son sus iguales y a quienes son sus dependientes, considerando que nada más existe. Los incendiados se han quemado sin iluminar, se agitan sin construir. Los podridos han hecho y hacen todo lo posible para que este país sea una charca; los congelados lo ven como un páramo; y los incendiados quisieran prender explosivos y verter venenos para que surja una gigantesca fogatas” [4] . No podremos derrotar a los enemigos de la patria sin la unidad popular.

La oligarquía financiera y sus dependientes (la clase política, los medios de comunicación tradicionales, los escribas y fariseos neoliberales corruptos). Los podridos van a apelar a la violencia política para defender sus intereses. La revolución social será obra de los jóvenes. “Creación heroica” la llamaba Mariátegui; “La gran transformación” decía Haya de La Torre. “El Perú, es obra de los incas y españoles” señalaba con acierto José de la Riva Agüero. No queda otro camino que la revolución social. Si no, el país se perderá en la inacción y la violencia. ¡Ahora o nunca!


[1] Basadre, Jorge (1943) La promesa de la vida peruana. Lima. Editado por la librería editorial Juan Mejía Baca en julio de 1958.

[2] Ver Ob. cit. P.50 El resaltado es nuestro.

[3] Ver https://blog.selfbank.es/consenso-de-washington-que-es-y-como-funciona/

[4]   Ver Ob. cit. P.51

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