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LOS PARAÍSOS DE OTARI Y PUERTO MAYO: LA FUTURA BASE MILITAR ESTADOUNIDENSE

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A veinte minutos de Pichari por una ruta asfaltada llego a Otari, tierra asháninka donde llegaron a finales de los años sesenta emigrantes de los Andes, para vivir y trabajar en la región. Ellos formaron Otari Colonos. Los pobladores tienen buena relación con sus vecinos nativos asháninkas, han crecido juntos, padecido  y luchado juntos en muchos casos. Del otro lado de la ruta se encuentra Puerto Mayo, un hermoso centro poblado al borde del río, con una paradisíaca terraza de vegetación rodeada de palmeras.

Me encuentro con Ruth Rodriguez Salvatierra, teniente gobernadora del centro poblado Otari Colonos, en la terraza de un pequeño restaurante al borde de la carretera. Ruth me explica las preocupaciones que tienen los pobladores de la región frente al proyecto de construcción del aeródromo militar estadounidense. A unos metros de nosotros un grupo de pobladores celebra un cumpleaños al compás de canciones andinas interpretadas por un grupo de músicos. Uno de ellos al preguntarle sobre la construcción del aeródromo me dice:

“Los gringos quieren venir a apoderarse de nuestras riquezas eso no nos conviene. Dicen que van a construir un aeródromo militar aquí, o sea, toda esta naturaleza, el lugar dónde hemos luchado, donde vivimos, lo van a convertir en polvo. Los gringos no sólo vienen a erradicar la coca, vienen a apoderarse de nuestras riquezas. Vendrán gringos armados, eso no nos conviene”.

Otari tiene un suelo rico, produce cacao, plátanos, maíz, yuca, los agricultores casi no necesitan abono pues debido a la calidad de la tierra las plantas no tienen dificultad en crecer. Por este poblado atraviesa una carretera que facilita además el transporte de sus productos, hay electricidad y algunos de los habitantes han podido acceder a la universidad. Es una región que está siendo muy concurrida últimamente por visitantes que vienen de otras regiones.

Poco a poco se está convirtiendo en un lugar turístico, con zonas de recreación incluidas. Es en esta hermosa región que el Comando Sur del gobierno de los Estados Unidos va a construir un aeródromo militar. Para ello haría falta un aproximado de 70 hectáreas o incluso menos. Sin embargo, el plan de construcción proyecta expropiar 475 hectáreas a los pobladores. Esto, lógicamente alimenta las sospechas que lo que se quiere en realidad es instalar una base militar y no sólo un aeródromo.

Para imaginarnos el tamaño de las expropiaciones, diremos que dos campos de fútbol corresponden a 1 hectárea. El terreno que se expropiaría sería el equivalente a 950 terrenos de fútbol. Uno de los agricultores de la zona comenta que nadie vino a consultarles si estaban de acuerdo o no con la construcción del aeródromo. Pero empezaron a sospechar cuando en el 2003 llegaron “estadounidenses altos, colorados para hacer estudios de suelo, realizando calicatas”. Los pobladores les preguntaron ¿por qué están haciendo eso?, pero no recibieron respuesta, “simplemente terminaron su trabajo y se fueron”.

Es así como los habitantes se reunieron en Junta para investigar. Relata también que:

“luego se presentaron varios militares vestidos de civil para negociar a nombre del gobierno, estos intentaron hacer firmar a los pobladores documentos en blanco para que las tierras las cedieran para la construcción del aeródromo militar”.  “Estas tierras no se van a vender, estas tierras son para quién las trabaja, este paraíso querrán convertirlo en unos años en un lugar de lágrimas y polvo, un escenario de guerra y destrucción” concluye.

Primitivo Ramírez, alcalde de Puerto Mayo,  señala haber solicitado el informe técnico de la construcción del aeródromo militar al responsable de CODEVRAE (Coordinadora de Desarrollo del Valle Apurímac y Ene) el coronel del Ejército Luis Rojas Merino, sin éxito y el proceso de construcción avanza viento en popa pues se proyecta su construcción en los próximos dos o tres años: “Él ya señaló claramente sus intenciones en la radio: Necesitamos un aeródromo militar para abastecer logísticamente a nuestro cuartel y a las bases militares del VRAE” recalca.

Herminio Castañeda muestra frutos de cacao de sus plantaciones atacados por enfermedades.

El dirigente asháninka Herminio Castañeda, a quién visitamos en la comunidad de Quinquiviri Baja se opone también rotundamente a la construcción del aeródromo militar:

“Militarización significa violación, habrá violencia, vendrán estadounidenses, ¿Acaso ellos conocen a las señoras nativas? Van a ir violando por ahí. Eso no queremos nosotros. Ellos son malos. Acá no queremos violadores. Que se vayan a luchar contra los tíos que están en Vizcatán, que vayan allá, que hagan su aeropuerto por allá, no acá. Nosotros hemos hecho la pacificación, ahora quieren venir los estadounidenses a aprovecharse de nosotros los asháninkas. Que luchen como yo he luchado contra los tíos allá en Vizcatán”.

Los “tíos” es el término que los pobladores utilizan en la región para hablar de los guerrilleros del Partido Comunista del Perú militarizado dirigido por Víctor Quispe Palomino, el camarada José.

La construcción del “aeródromo militar” estará a cargo de BUILDING STRONG, que no es otro sino el Cuerpo de Ingenieros de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos (USACE) que, como lo señalan en su página web “tiene como objetivo proteger los intereses de los Estados Unidos en el extranjero a través de su experiencia en ingeniería”.

Todo lo concerniente a la construcción del aeródromo está considerado secreto de Defensa por el gobierno de Ollanta Humala, es decir, que, como en épocas de Fujimori, no se dará ningún tipo de explicación a los peruanos ni al Congreso sobre estos hechos.

“Los asháninkas tenemos nuestra farmacia que son los bosques, allí obtenemos nuestras medicinas, nuestro mercado son los ríos, ¿qué haremos si nos lo quitan?”  Finaliza diciendo con cierta amargura Herminio.

 

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