Acaba de salir la lista parcial de ratas y lampreas para que nunca más confíes en esta gentuza, empezando por Vizcarra y su ministra Mazzetti y sus otros ministros y funcionarios que ahora salen orondos a decir: “No, yo no me vacuné”. Falsos todos estos prohombres que mientras el pueblo moría por falta de oxígeno y de camas UCIs traficaban con el dolor de las mayorías y solamente buscaban salvar su renegrido pellejo. Cabe anotar que esta lista es incompleta y muchos nombres habrían sido borrados para proteger al actual gobierno y no termine por derrumbarse. Aquí solo figuran 487 nombres (13 de ellos repetidos) mientras que las vacunas de Sinopharm fueron 3200 y esto aparte de las que debían asignarse al personal a cargo de los ensayos y muestreo en Perú.
Solo para que entiendan las dimensiones de esta miseria humana. Vizcarra, a quien ubicamos como un corrupto desde marzo del 2018 (y que nos granjeó insultos y enemigos agazapados en trolls https://limagris.com/el-presidente-vizcarra-y-la-corrupcion/, no solo vacunó a su esposa, sino también a su hermano y a toda su familia y hasta a su yerno. Y, si siguen indagando, se van a tocar con gente como Pablo Checa Ledesma, cercano de Verónika Mendoza, líder de la CGTP y dizque representante de los trabajadores y amigo íntimo, en su momento, de Pedro Huillca, Valentín Pacho y Mario Huamán. También cayó la canciller de Sagasti: Elizabeth Astete, quien además era miembro del equipo que negociaba las vacunas.
Los rectores de la Universidad Nacional Mayor San Marcos y la Universidad Peruana Cayetano Heredia, y sus vicerrectores y adláteres, encargados de las investigaciones de la vacuna de Sinopharm, también se aplicaron la vacuna de forma clandestina, así como funcionarios del comité de expertos designados a dedo por Vizcarra, entre los que destaca el doctor Ciro Maguiña, quien irresponsablemente recomendaba usar ivermectina cuando ya estaba vacunado.
Los funcionarios públicos, además de los ya mencionados, que recibieron la vacuna irregularmente, son: Carlos Castillo (negociador del Minsa), Javier Sánchez Checa y Arturo Jarama (diplomáticos de la Cancillería). También se vacunó Alejandro Aguinaga, candidato al Congreso por Fuerza Popular, médico de cabecera del ex presidente Alberto Fujimori, condenado por delitos de lesa humanidad; y su esposa. Y todo apunta a que también habrían sido vacunados los fiscales del caso Lavajato, Rafael Vela Barba, José Domingo Pérez y el fiscal Juárez Atoche, que se llenaba la boca diciendo que tenía todas las pruebas para meter preso a Vizcarra y ahora, pues, no dice nada.
Y como cereza de la torta, hasta el Nuncio Apostólico Nicola Girasoli, gran amigo del Papa Francisco, se había vacunado mientras te decía que reces a diosito, y, que, si te morías, ibas a entrar en el paraíso. (¡Bah! ¡Maldito jijuna!) Y aquí hay gente de todos los partidos y de todos los colores, incluidos al dueño del chifa Royal César Loo Cárdenas; politiqueros, ayayeros y sachaministros que ahora dan su declaración jurada y dicen orondamente: «No, yo no me vacuné» o simplemente se van a vivir vidas holgadas en Europa como ha hecho la exministra María Antonieta Alva (y todavía hay ingenuos y pasmarotes que dicen: «no se metan con su vida privada». ¡Fuera de acá!). Todo está podrido, amigos, y hay que reconstruir este país de cartón piedra. Y no perdonarle nada a estos cretinos. Y si se puede expulsarlos o quitarles la ciudadanía o meterlos presos de por vida. No hay de otra. Así de mal y chuecos estamos.
Urge cambiarlo todo. Ni derecha pizarrista, ni izquierda almagrista, ni vómitos color beterraga.