Los otros ‘cobradores de cupos’: parqueadores informales se han adueñado de las vías públicas ante la vista y paciencia de las autoridades [VIDEO]

Se les puede distinguir llevando un chaleco y sujetando en una mano una franela. No, no son trabajadores de ninguna municipalidad que de buena voluntad ofrecen el servicio de limpieza y resguardo de los automóviles, sino por el contrario se trata de individuos que han visto la ausencia de vigilancia en muchos distritos, cobrando a todo aquel conductor que desee estacionar su vehículo en un espacio público autorizado para el estacionamiento.

Así sean cinco, quince minutos o dos horas, toda la vía pública tiene una “tarifa” impuesta por los parqueadores informales, bajo pretexto que ellos se van a encargar de brindar la seguridad necesaria. De no pagar, uno se arriesga de encontrar su auto con alguna rayadura, con las llantas desinfladas, o peor aún, con alguno que otro accesorio sustraído.

Un reportaje del programa dominical Panorama pone nuevamente en evidencia la ausencia de control por parte de muchos municipios respecto a erradicar a cualquier otro tipo de grupo u organización, delictiva en este caso, que se irrogue funciones exclusivas de una autoridad distrital. La pregunta cae por su propio peso y no es descabellado pensar si existe una posible confabulación entre los parqueadores informales y las autoridades ediles, quien al final del día estarían recibiendo una parte de los recaudado por “cuidar” autos en zonas permitidas para estacionar.

En efecto, ese problema no es de ayer ni de hace unas semanas, sino que permanece desde hace varias gestiones, sin que nadie mueva un solo dedo para erradicar esa mala práctica que deja atónitos a los extranjeros que vienen de visita a nuestro país, sorprendidos al ver que un sujeto, que no pertenece a la municipalidad ni a ninguna autoridad de transporte, se acerque para exigir un pago que también denominan “voluntad”, dependiendo de la ocasión.

Las imágenes hablan por sí solas y las pruebas ya han sido brindadas. Solo falta esperar que las municipalidades empiecen a recobrar el principio de autoridad y dejen en el olvido, de una vez por todas, a esos sujetos que más parecen extorsionadores que amables vigilantes de la propiedad privada.