Por Tino Santander Joo
Sendero Luminoso, es el nombre como se conoce al Partido Comunista del Perú, una organización terrorista que desató una ola de violencia criminal asesinando a todos los que no profesaban su fanatismo político. Nunca olvidaremos la guerra de Sendero Luminoso contra el Perú, que fue cruel y sanguinaria. Por eso, los que vivimos la insania terrorista instintivamente condenamos cualquier actividad sospechosa de estar vinculada al senderismo, es decir, el repudio contra el senderismo es unánime, sin embargo, a pesar de nuestro desprecio y de la muerte sin honor de Guzmán, no podemos dejar de preguntarnos ¿por qué surgió esta secta fanática y asesina?
Tal vez, la reflexión más sensata la haya dado el escritor Alonso Cueto, «todavía subsisten las grandes brechas económicas, sociales, raciales que fueron la causa del surgimiento de Sendero Luminoso” No puede ser, —dirán los defensores del sistema— hoy tenemos otro país, estamos integrados al mundo y millones de peruanos tienen acceso a servicios básicos, hemos construido carreteras asfaltadas en todo el Perú, es verdad que falta mucho. Pero, seguimos avanzando en democracia. Sin embargo, la pandemia del COVID-19 ha agravado la diversidad de demandas acumuladas y los neoliberales que alucinaban que estamos a un paso de integrar la OCDE, ahora, son irrelevantes.
La frivolidad antidemocrática del Congreso tiene como característica el dislate y el error político permanente, además, son cómplices del surgimiento de nuevas formas de senderismo, por ejemplo, los bancos aterrorizan a millones de familias con quitarles sus casas, automóviles y, enseres industriales; el monopolio farmacéutico del Interbank, es genocida, porque los precios altos de la medicinas mata sistemáticamente a millones de peruanos y todo esto se hace con la connivencia del parlamento con los grupos de poder económico.
La clase política (los gremios de la gran empresa, las izquierdas, las derechas, los medios de comunicación) son hijos no reconocidos por Sendero, en su ADN, esta la violencia fanática y el desprecio a la inmensa mayoría que trabaja, estudia y, lucha por progresar. No son llorones como los de la CONFIEP. El triste espectáculo del gobierno y de la oposición que no saben qué hacer y menos a dónde ir ha llegado a su límite.
Los peruanos nos enfrentamos a varios senderismos; los cuatro bancos (BCP, INTERBANK, BBVA, SCOTIANBANK) conocidos como los cuatro jinetes del apocalipsis, porque en plena pandemia han traído muerte y terror; el Estado, con su ineficiencia y corrupción en todos los niveles de gobierno; la frustración de millones de peruanos que no tienen acceso a servicios básicos; miles de pueblos que no tienen internet y la educación virtual es una estafa genera indignación y resentimiento en millones de peruanos.
Nos hemos acostumbrado a la violencia de las pandillas, a las extorsiones, a la miseria del narcotráfico corruptor, a la informalidad marginal, a la invisible epidemia de alcoholismo que atraviesa todas las clases sociales generando violencia familiar, deserción escolar, baja productividad. El Perú, se ha senderizado, porque, la violencia en todas sus formas se ha instalado y generalizado en todo el país.
Finalmente, estamos en un momento crucial de la historia del Perú, la izquierda “radical” gobernante anuncio una revolución social, que no empieza y que parece que será más de lo mismo. Una nueva traición. Por otro lado, esta la inmensa mayoría decidida a hacer la revolución social que acabe con los nuevos senderismos que dominan el Perú.