Opinión

Los movimientos regionales del crimen organizado

Lee la columna de Tino Santander Joo

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Por Tino Santander Joo

El fujimorismo y sus aliados menores en el congreso han eliminado en una primera instancia los movimientos regionales. La intención del fujimorismo es tener la mayor cantidad de aliados políticos en las regiones para retornar al poder. Los movimientos regionales nacieron ilusamente para expresar a los movimientos sociales, a las tradiciones regionales, y locales que no tenían representación o eran marginadas torpemente por los partidos políticos.

Desplazaron del poder regional y local a los partidos tradicionales; aparentemente surgía una clase política capaz de conducir el proceso de regionalización tan reclamado y anhelado por millones de peruanos marginados. Nada de eso ocurrió, al contrario, los movimientos regionales se convirtieron en pequeños clubs electorales que solo buscaban el poder para hacer negocios con los exiguos presupuestos. La clase política regional que se suponía debía ser la esperanza del Perú profundo se corrompió en el poder.

En nombre de la regionalización y descentralización se cometieron los robos más grandes como sucedió en Áncash y Cusco que son los más escandalosos. En algunas regiones la minería ilegal y el narcotráfico gobiernan; en otras regiones extorsionan a las empresas extractivas con la complicidad de algunos funcionarios de dichas empresas. El viejo pacto virreinal de los encomenderos españoles y caciques para enriquecerse y robarle al rey el impuesto del quinto real sigue vigente.

Ni la Contraloría, ni los gobiernos regionales, ni la fiscalía da cuenta del dinero del canon minero o gasífero. La región cusqueña ha recibido aproximadamente siete mil millones de dólares desde el 2003 hasta la fecha y no tenemos terminado el hospital Lorena hace 10 años, ni la carretera Echarate-San Francisco. Nadie sabe dónde está el dinero y en que se invirtió. Así como en el Cusco, en todo el Perú están abandonadas miles de obras y los responsables políticos son los movimientos regionales. Muchos de ellos son financiados por los proveedores y el crimen organizado que lava dinero a través de empresas de servicios y de construcción.

La regionalización es un fracaso; una estafa que se usa para hacer grandes negocios como el aeropuerto de Chinchero en Cusco, la carretera central, la refinería de Talara. Muchas obras son presentadas como anhelos de los pueblos y regiones y se convierten en negocios corruptos. La agricultura, la salud, y la educación están abandonadas, incluso la minería que aporta gran parte del presupuesto nacional. Los movimientos regionales no representan a nadie y están mayoritariamente corrompidos.

La farsa electoral del 2026 en la que participarán aproximadamente 47 partidos nacionales necesitara cada uno quince mil candidatos, es decir, tendremos setecientos mil candidatos que postularan a diputados, senadores, gobernadores regionales, consejeros regionales, alcaldes provinciales, regidores, alcaldes distritales y concejales. No olvidemos que es obligatorio que participen el 50% de mujeres, más la cuota de jóvenes y representantes de las comunidades nativas.

Muchos lectores me han preguntado cuál es el programa de la insurrección democrática y de la revolución social. Lo resumo: primero, tomar conciencia de que el Perú, necesita un cambio radical y hay que sacar a los podridos del poder con una movilización masiva; segundo; suspender el proceso de regionalización para hacer uno que verdaderamente descentralice económicamente el Perú; tercero, democratizar el crédito a través de la competencia financiera; cuarto acabar con el monopolio farmacéutico del Interbank; quinto; pacto por la minería y la agricultura. La minería tiene que financiar todo el déficit de infraestructura agraria; prioridad en la salud y educación pública, y finalmente políticas reales de seguridad para acabar con el crimen organizado.

Nada de esto lo van a hacer los viejos podridos y los nuevos partidos que han nacido al calor de aventureros, mesiánicos, y falsos valores. La movilización democrática y la firmeza del pueblo detendrá la degradación y desintegración del país; esperamos que las FFAA y la PNP cumplan con su deber de defender a la patria y se sumen a la movilización popular para acabar con la ignominia de la clase política.

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