Opinión

Los monopolios matan: De Intercorp a Medifarma, los pobres siguen poniendo los muertos

La historia se repite: los monopolios en el Perú no solo acumulan fortunas, sino que también acumulan cadáveres. Mientras las grandes corporaciones expanden su control sobre mercados esenciales desde supermercados hasta medicamentos, los más pobres pagan con su salud, su vida y su silencio. Dos casos emblemáticos lo demuestran: la desgracia silenciada de INTERCORP en Trujillo y la reciente tragedia de los sueros contaminados de MEDIFARMA, que domina el 70% del mercado farmacéutico peruano.

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Por Jorge Paredes Terry

El monopolio que enterró la verdad: INTERCORP y Real Plaza en Trujillo

En 2023, el derrumbe de un muro durante la construcción del Real Plaza en Trujillo dejó tres trabajadores muertos y decenas de heridos. La prensa local apenas lo mencionó, las investigaciones se estancaron y el caso quedó sepultado bajo el peso de los intereses económicos. INTERCORP, el gigante financiero y comercial de los Rodríguez Pastor, manejó la narrativa: no hubo titulares nacionales, no hubo responsables tras las rejas, solo familias destruidas y un silencio comprado.

El caso de la caída del techo del Real Plaza de Trujillo es otro incidente trágico que ocurrió el 21 de febrero de 2025. Ese día, el techo del patio de comidas del centro comercial colapsó, dejando un saldo de seis personas fallecidas y más de 80 heridos.

La tragedia ocurrió mientras el recinto se encontraba en plena operación, con decenas de clientes en la zona afectada. Las labores de rescate se extendieron por más de 40 horas, y las autoridades iniciaron una investigación para determinar las causas del siniestro.

Intercorp, la empresa propietaria del Real Plaza, se vio envuelta en una crisis debido a este incidente. La empresa aseguró que se haría cargo de la atención médica de los afectados y cubriría los gastos derivados de la tragedia.

Sin embargo, la responsabilidad de Intercorp saltó a la luz, por  la seguridad y el mantenimiento del centro comercial, los familiares de las victimas han pedido una investigación más a fondo sobre las causas del colapso. El silencio de los medios de comunicación y de las autoridades sobre este caso causa sospecha.

¿Por qué? Porque en el Perú, los monopolios tienen más poder que el Estado. Controlan medios de comunicación, influyen en fiscales y entierran sus errores con dinero. Mientras tanto, los trabajadores precarios sin contratos, sin seguridad siguen siendo carne de cañón para sus ganancias.  

MEDIFARMA: Cuando el monopolio de los medicamentos se convierte en veneno  

Ahora, el mismo patrón se repite con MEDIFARMA,  la empresa que domina el mercado de insumos médicos en el Perú. Sus sueros fisiológicos contaminados han sido vinculados a muertes de pacientes en hospitales públicos y clínicas  donde el pueblo recibe tratamientos con productos de dudosa calidad. ¿La razón? No hay competencia real. MEDIFARMA controla el 70% del mercado, fija precios y, ante la falta de alternativas, el Estado y las clínicas siguen comprando sus productos, aunque fallen.  

Este no es un error aislado: es la consecuencia natural de un sistema que permite que unas pocas empresas decidan quién vive y quién muere. Cuando no hay competencia, no hay incentivos para mejorar. Cuando no hay regulación, los abusos son inevitables.  

El costo humano de los monopolios: los pobres siempre pierden.

Los monopolios no son solo un problema económico: son una sentencia de muerte para los excluidos. En un país donde el Estado es débil y la corrupción abre puertas, las grandes corporaciones:  

1. Ahogan a la competencia: Pequeñas farmacéuticas o comercios locales no pueden competir con sus precios predatorios o su influencia política.  

2. Controlan la información:  Casos como el de Trujillo se silencian porque los mismos dueños de las empresas tienen acciones en medios.  

3. Externalizan sus riesgos:  Los trabajadores precarizados y los pacientes pobres asumen los costos de su negligencia.  

Hasta cuándo?  

El Perú necesita urgentemente:  

  • Leyes antimonopolio fuertes, que rompan los oligopolios en sectores clave (salud, alimentación, banca).  
  • Fiscalías independientes, que investiguen sin miedo los abusos de estos grupos de poder.  
  • Medios valientes, que dejen de ser voceros de sus anunciantes y denuncien las injusticias.  

Mientras tanto, los muertos siguen apilándose. Los de Trujillo bajo el cemento de un mall, los de los hospitales y clínicas por sueros envenenados. Y la pregunta queda flotando: El próximo serás tú? ¿O seguiremos esperando que el monopolio decida cuándo y cómo morimos?  

Basta ya. Los monopolios matan, y lo estamos permitiéndo!

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