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LOS HOMBRES YA NO LAS PREFIEREN PELADITAS

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En una conversa con una ex–compañera de la universidad, hablábamos de algunos temas sexuales, que ya no son motivo de tabú. Ella nos comentaba (el grupo estaba compuesto de tres mujeres y un hombre) con absoluto orgullo, que religiosamente se rasuraba el pubis para mantenerse limpia y perfumada para recibir a su amante de ocasión. Entonces, le increpé que por qué tendría que enorgullecerse al mostrar un pubis “pelado” con imperceptibles poros abiertos; lo que haría que se asemeje a la rabadilla de una gallina desplumada lista para la olla.

El tema es tan es recurrente como antiguo. Aunque erróneamente, se dice que desde las últimas décadas, las personas de ambos sexos, han adoptado nuevos hábitos de estética e higiene. Muchas mujeres de occidente y del oriente del mundo, con excepción de ciertas regiones, se rasuran las axilas y las partes genitales obedeciendo a un acto de moda y estética.

Siguiendo con el tema a nivel local, recuerdo, que en épocas de mis iniciaciones sexuales, justamente por esas décadas, cada compañera de turno llegaba con sus calzones de blonda, y al retirárselos, todo lo que había en el monte, no era más que una mata espesa de “selva negra”, tan tupida como frondosa, y en el momento que entraba en relax y alzaba los brazos, mostraba sus axilas peludas como dos manchas negras, (algunos dirán que la chica en mención era francesa).

Luego de algún tiempo, a inicios de los noventa, y por influencia de modelos estéticos extranjeros, algunas mujeres empezaron a meter “hoja” o “tijera” al yuyo; esta vez sus intenciones “ornamentales” lograban delinear en sus pubis formas de corazoncitos, el típico triangulo, o la V de vengadoras. Todo ello con el debido cuidado de no descubrir ese carnoso órgano eréctil llamado clítoris, que por mucho tiempo permaneció cubierto por la mala hierba, por lo general, negra azabache, aunque a veces rubia, aunque a veces rojiza.

Algo curioso, que no deja de sorprender a algunos ortodoxos, es la agresiva campaña pro-depilación que ha proliferado indiscriminadamente en la sociedad mundial a partir del siglo XXI, para felicidad de las arrolladoras firmas e industrias de cremas y ceras depiladoras, y los tan frecuentados spas y gabinetes con equipos laser, en el que te venden la idea que una chica peladita de pies a cabeza es sinónimo de caché, estética y limpieza. Aunque, algunas disparatadas opiniones, le echan la culpa de dicha tendencia a las películas pornográficas de hoy, por mostrar a sus musas del hardcore totalmente depiladas.

¿Acaso los varones se salvan de esta moda? Bien es sabido que los físicos culturistas antes de ingresar a alguna competencia para realizar sus rutinas de poses, pasan por un depilado exhaustivo, para enfatizar sus músculos untados con aceite. Sin embargo, parece que se ha puesto de moda, que algunos llamados metrosexuales, antes de acudir a las playas para lucir sus delineados pectorales, tendrían que pasar por un depilado de abdomen, pectorales, antebrazos,  trasero, y lumbares.

No obstante, la costumbre de depilarse el cuerpo parcial, o totalmente, es tan antigua como la aparición del hombre.

Quizá por cuestiones religiosas, algunas depilaciones eran consideradas como un acto de purificación para ofrendar los cuerpos a sus elegidos dioses. Se dice también, que en regiones africanas y de Asia, (20,000 A.C)algunos hombres se rasuraban la cara con filudas piedras, a diferencia de otros que mantenían sus barbas.

Por su parte, los griegos ejercían el culto a la belleza, y depilaban sus cuerpos completamente para adoptar una especie de inocencia y pureza. Al igual que las mujeres romanas de alta clase social que para depilarse el pubis utilizaban unas ceras especiales a base de breas y resinas. En la región de China las nuevas religiosas antes de ordenarse debían afrontar el ritual de la tonsura, que consistía en afeitarse totalmente la cabeza como un signo de pureza.

El Islam tuvo también una feroz influencia entre las mujeres musulmanas, que según el “Sunnah” debían depilarse el pubis y las axilas, mediante la técnica del hilo.

Entre las mujeres judías también se utilizaba el hilo para depilarse, a diferencia de las cristianas, que se hallaban fiscalizadas por los eclesiásticos,por ser considerado un ritual pagano el acto de depilarse el pubis. A diferencia de los turcos que consideraban totalmente inmoral a una mujer que mostrara su vulva con abundante vello púbico; para ello, los llamados “hamams” (cuartos de depilación que funcionaban en los baños públicos) eran requeridos para tales prácticas.

El concepto de la estética y la higienetambién era elevadamente considerado por los egipcios del año 3000 A.C. época en que los hombres se afeitaban la cabeza y la barba con navajas de cobre y hierro, mientras, que las mujeres para depilarse totalmente el cuerpo, utilizaban cremas a base de la sangre de animales como el hipopótamo. Estos rituales de depilación habilitaban a las sacerdotisas y sacerdotes para ingresar a los sagrados templos edificados para los dioses.

Posteriormente en el renacimiento (entre los siglos XV-XVII) las señoras se depilaban utilizando vendas impregnadas en aceites calientes y pinzas especiales.

Como acabamos de leer, el acto de depilación de la zona genital, no es del todo novedoso, ni pasado de moda en el mundo. Aunque, de acuerdo a las épocas, y contextos sociales, se eligieron diferentes formas de ejercerlo entre las personas.

No obstante, los efectos negativos, que se deriven luego de su práctica, saltarán de todas formas a la luz. Me refiero específicamente, a las zonas genitalesrasuradas.

Debemos conocer, por ejemplo, que al momento de copular, entre dos personas que froten sus pubis afeitados, de todas formas con el constante roce y fricción de pieles, al no existir vellos que logren amortiguar los acompasados golpes, la irritación posterior de la epidermis no se dejará de esperar, y cualquier infección de la piel que sufra uno de ellos, pasará inevitablemente al compañero sexual. El vello púbico también funciona como protector natural para impedir el ingreso de ciertos patógenos al organismo, y al sistema urogenital.

Virus como el Papiloma Humano (VPH) pueden ingresar fácilmente a la zona genital, por el hecho de existir pequeñas lesiones a causa de la depilación.

Por su parte, las feromonas cumplen un papel importante en el juego sexual, pues, el vello guarda un olor característico de los genitales de cada persona; y en caso que no exista dicho vello púbico en esa zona, las feromonas que se despidieron al inicio, por la atracción hacia la persona opuesta, se irán más rápido de lo previsto, y el estímulo sexual se verá bloqueado.

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