Opinión

Los herejes

Lee la columna de Tino Santander.

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Por Tino Santander

No es necesario ser un sicofante o moralista de oportunidad para afirmar que, en el Perú, los grupos de poder económico, políticos, jueces y, parlamentarios tienen impunidad absoluta.  La ley es un papel mojado en tinta, la fiscalía un órgano subordinado a sus mandatos y los medios de comunicación oficiales defienden al sistema.

La historia nos enseña que  las “elites políticas”  protegieron a los corruptos consignatarios del guano; a la oligarquía agraria explotadora de millones de campesinos indígenas; al militarismo dictatorial al servicio de los oligarcas; al estatismo militarista que hizo del estado un botín; a la partidocracia que creía que el estado de derecho era la voluntad de sus cúpulas; al  fujimorismo que impuso el consenso de Washington e impuso el monopolio de los bancos que dominan la economía nacional.

El monopolio farmacéutico del Interbank, puede tener el precio de las medicinas más altas de la región y no pasa nada; El Banco de Crédito, puede estar denunciado por lavado de activos por la fiscalía (Dionisio Romero Paoletti y otros funcionarios confesaron sus delitos), pero la SBS, no va intervenir ni cerrar el banco en defensa de millones de ahorristas como lo hace con las cooperativas y cajas municipales. El parlamento está vendido al poder económico dicen los colectivos que luchan contra los bancos.

La transnacional Repsol derrama más de seis mil barriles de petróleo en el mar peruano dejando muerte, hambre y miseria con la mayor impunidad; ni la fiscalía ha denunciado, ni el poder judicial ha embargado las cuentas y bienes de la transnacional para asegurarse el pago de la indemnización, menos el gobierno del pueblo ha reaccionado con firmeza. Pedro Castillo y su gobierno de pájaros fruteros están aterrados con los grupos de poder económico.

La izquierda y la derecha juegan al referéndum unos para imponer sus delirios ideológicos y otros para mantener el esclavismo financiero; por otro lado, están los millones de peruanos sin agua ni desagüe, los agricultores abandonados y con los fertilizantes mas caros de la región, el gas, la gasolina, la salud, la educación son inalcanzables; las empresas de telefonía, las distribuidoras de electricidad siguen haciendo los que les da la gana, la oligarquía agraria armada de metralletas amenaza a los trabajadores y la fiscalía, el ministerio de trabajo callados. Las centrales sindicales adocenadas en reuniones improductivas con el gobierno.

Millones de peruanos ha perdido la esperanza en el estado y han optado silenciosamente por la informalidad, el narcotráfico, la minería ilegal, el lavado de activos, el crimen organizado y, se preparan a tomar los gobiernos regionales y municipales a través de las empresas de proveedores, para esto copan los partidos sin importar ideologías o programas. El pragmatismo del crimen impera en el Perú.

El desaliento, la abulia se expande en los peruanos, sin embargo, un grupo de herejes se rebela contra la desesperanza; miles se han organizado en colectivos que luchan contra los bancos, la oligarquía agraria y desenmascaran la felonía del parlamento y sus partidos; usan medios de comunicación alternativos, porque sus voces son silenciadas por la prensa del sistema; los acusan de terroristas, anarquistas, porque, siempre están llamando a la rebelión e insurgencia democrática. Los jóvenes herejes usan las redes sociales para expresar su rechazo al sistema. La revolución social vendrá y nadie la podrá detener y tal vez refundemos el Perú, afirman en sus mensajes. El Perú, todavía tiene esperanza.

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