Cultura

LOS FOTÓGRAFOS CUSQUEÑOS

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Miro y vuelvo a soñar. Una hermosa e histórica tarjeta fechada el 28 de julio de 1921 ha capturado desde la Plaza de Armas del Cusco, la antigua Huacaypata, el vuelo sincrónico de Enrico Rolandi, aviador italiano que realizó el 24 de mayo de ese año, el primer vuelo de Lima a Cusco y que en la fecha patria, hizo como homenaje al aniversario de la independencia, este vuelo excepcional para admiración, sorpresa y susto de los antiguos cusqueños. Lo que no se sabe, es qué el fotógrafo tuvo el privilegio de estampar esta hazaña en su primigenia cámara.

Las calles asimétricas de Cusco, la ciudad Puma de Manko Chapaq y Atawallpa, con nombres que nos recrean su historia como Qayaukachi, K’illipata, wakapunku, Loreto, Concebidayoc, han sido perpetuadas gracias a anónimos artistas callejeros que se ganaban la vida fotografiando a estudiantes, paseantes o aquellas fiestas rituales como el Corpus o la procesión del Señor de los Temblores, o el Cruz Velacuy.

Mercado.

No conocemos sus nombres pese a haberlos visto cualquier día de los años 50, 60 0 70, montando su trípode en el cruce de la Plaza de Armas y Triunfo o por la plazoleta de San Francisco. Ellos fueron también los que se contrataba en matrimonios, velorios y otras reuniones familiares.

De esos tiempos, nos quedaron hermosas postales de  beldades de la época, paseos a la antigua Recoleta o Sacsayhuaman, procesiones, bailes carnavalescos, fiestas populares, paisajes y anónimos personajes que la tradición hizo notables.

San Cristóbal con vista a la Plaza de Armas.

RECOPILANDO LOS TIEMPOS VIEJOS

El arqueólogo Oscar Montufar Latorre, es un  amante de la fotografía, y aparte de hacer constantes incursiones por parajes desconocidos para guardarlos en su cámara, ha tenido la virtud de recolectar fotografías desconocidas de anónimos retratistas.

Gracias a su acuciosidad, pudimos conocer a Luis Hernán Figueroa Lozano-Alvarez, (Cusco, 1980) fotógrafo autodidacta, docente de fotografía en el Centro de Extensión en la Universidad San Ignacio de Loyola y fundador de Foto Club Cusco.

Lucho, para abreviar, pertenece a la dinastía de los hombres de la cámara chica como sus antecesores y homónimos Juan Manuel Figueroa Aznar y  Luis Figueroa Yábar, ambos fotógrafos y el segundo iniciador del denominado Cine Club Cusco y responsable principal de la película Kukuli, primera filmación con diálogos en quechua, estrenada el 27 de julio de 1961 en el cine Le Paris de Lima. “Por coincidencia llevamos el mismo apellido, pero no somos parientes”, aclara.

Calle Procuradores, Cusco.

En una amena entrevista on line, se refirió a los antecedentes de la fotografía cusqueña, su desarrollo y permanencia, dando los nombres de los principales artífices de este arte que se hizo universal por el talento de grandes cultores como Cisneros, Chambi, Figueroa. Por los años 60, la prestigiosa revista LIFE, reprodujo muchos de sus trabajos.

“El primer fotógrafo que llegó al Perú fue Maximiliano Danti el 8 de mayo de 1842 y a Cusco,  Emilio Colpair en 1860.”

“Pablo Macera denominó Escuela de Fotografía Cusqueña a los que cultivaron el mismo gusto estético y tuvieron  igual discurso artístico, entre ellos nombramos a Daniel Cisneros, Miguel Chani, José Gabriel Gonzáles, Juan Manuel Figueroa Aznar que llegó de Ancash, Martín Chambi de Puno, quien trabajó un tiempo con los hermanos Vargas en Arequipa.  Figueroa y Chambi compartieron el mismo estudio en Cusco, pero Chambi se quedó finalmente a cargo.”

La hija de Martín Chambi, Julia, fue una de las primeras mujeres pioneras de la fotografía cusqueña y realizó de manera anónima un relevante trabajo desde el estudio paterno ubicado en la calle Marquez y al fallecer su padre y mentor, se hizo cargo del famoso archivo.

Agregamos el nombre de Jorge Cornejo Bouroncle, quien no era cusqueño, parece ser fue de Arequipa pero radicado en la capital incaica, asumió el reto de amarla y guardar sus atractivos en un hermoso archivo fotográfico que fuera exhibido en Lima por los años 80.

Figueroa menciona a  los hermanos Crisanto y Filiberto Cabrera, quienes dejaron impresas numerosas placas del terremoto del año 50 lo mismo que Eulogio Nishiyama, otro artífice del CCC.

Y cómo no recordar al famoso Alcides Lechuga, “Lechuguita” quien con un cigarrillo en la oreja, La Cumparsita en su silbido, supo llevar las mejores fotos de acontecimientos políticos, cívicos y sociales a los diarios de Cusco y a La Prensa de Lima.

El antropólogo Ricardo Guevara, pertenece a la nueva hornada de fotógrafos, pero con una nueva visión. Sus fotografías surrealistas nos dan una perspectiva distinta de las calles cusqueñas.

ÉPOCA DE ORO

De acuerdo a Luis Figueroa, la edad de Oro de la fotografía en Cusco, es la etapa más resaltante porque el fotógrafo local, tenía un concepto nacido en los Andes. “Su discurso fue propio, no lo habían importado de ningún lado”, nos dice.  “Aparte que desarrollaron un gusto paisajista y personalmente cada uno guardó una serie indefinida de fotos, muchas de ellas perdidas.”

“Se tomaban las fotos poniendo un telón de fondo y algunos aderezos como jarrones  y otros objetos de utilería brindaban un mayor aporte. Y las poses resultaban muy estiradas, no había naturalidad, pero nos sirve para rescatar modas y costumbres de una época.” Subrayando las palabras de Luis,  podríamos decir que los fotógrafos cusqueños cumplieron una labor antropológica y social de primer orden, como muchos de sus pares en otras ciudades del Perú de entonces.

Fotógrafos recientes son: Carlos Nishiyama, que viaja a los pueblos andinos para registrar sus rituales, Adriana Peralta, Jazmín Lezama, Gustavo Vivanco, Andrés Allain, Jiro Gonzáles, Diego Nishiyama, Iván Gavancho, James Aragón y otros.

Luis Figueroa, fue formado por su abuelo, el hacendado Don Alejandrino Lozano-Alvarez, quien le enseñó los elementos de la óptica y el uso de cámaras de formato medio. “Era aficionado a la fotografía y sacó muchas fotos de  parajes de su hacienda ubicada en La Raya, camino a Juliaca, nos dice, además de registrar reuniones familiares y su ganado ovino y de auquénidos.”

 Luis Figueroa, rescata el patrimonio vigente del hombre andino con su proyecto Machupicchu, cultura viva.

Ha participado en numerosas exposiciones colectivas en Cusco, Lima, Miami, Laussane (Suiza), Dubai (Emiratos Árabes) y ha realizado exposiciones personales en Cusco, Lima, Terni (Italia).

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