Cuando se inició la emergencia sanitaria y surgió el confinamiento social el circuito cultural en Perú se vio afectado. Las galerías de arte, los cines, los teatros, las bibliotecas y los museos tuvieron que cerrar sus puertas. De golpe se cancelaron importantes ferias y festivales culturales; sin embargo, en el país algunas de esas organizaciones han sido tenaces y se reinventaron con el único fin de no truncar sus misiones y sus ofertas culturales. En ese sentido, importantes marcas como el Festival de Cine de Lima, el Festival de Cine Al Este, el Hay Festival Arequipa y la Alianza Francesa de Lima asumieron el reto e inauguraron sus eventos de forma no presencial utilizando como herramienta, la tecnología para ingresar al mundo virtual.
Lima Gris conversó con cada uno de sus directores para que nos den sus impresiones sobre los avatares que tuvieron que afrontar en esta pandemia que le declaró la guerra a la cultura.
Iniciada la pandemia muchos festivales fueron cancelados; solo algunos festivales lograron organizarse a pesar de tenerlo todo en contra. Marco Muhletaler, director del 24º Festival de Cine de Lima, mencionó: “El miedo estaba ahí todo el tiempo. Yo creo que sí, fuimos muy claros en el momento de que lo que haríamos era llegar a hacerlo, y hemos tenido idas y venidas básicamente por temas de recursos, hasta que fuimos encontrando los aliados, los soportes y las plataformas. Yo quería estar seguro de que íbamos a poder atender al público de la mejor manera posible, porque quería que las películas se puedan ver bien, que los cineastas y los distribuidores con quienes trabajamos hace más de 24 años, puedan confiar en nuestra plataforma para tener una buena manera de exhibir sus películas, y cuando lo tuvimos, recién lo anunciamos”.
En la ciudad blanca el Hay Festival también migró a lo virtual, con una clara premisa: resistir. Ángela Delgado Valdivia, directora de Desarrollo del Hay Festival Arequipa 2020, señaló: “La situación fue compleja y difícil. Cuando se decretaron las medidas de confinamiento estábamos a casi dos semanas de hacerlo en Gales, pero la decisión se tomó rápido y se migró a lo digital. A Arequipa no le tocaba otra solución que atender a las medidas de seguridad por la pandemia y seguir adelante. Lo que quiere el Festival es sentar continuidad y dejar un precedente; dejar el alma, y dejar la huella”.
Otro de los festivales de cine que fue golpeado por la pandemia es elXI Festival de Cine Al Este, dirigido por David Duponchel. Para él, el tema económico fue importante ya que se tuvo que realizar una inversión onerosa para migrar a lo virtual. “Pienso que ha sido más caro, porque se ha tenido que hacer una plataforma. Nosotros, lo que hemos tenido como suerte en esta edición, es la respuesta de los directores”, señaló Duponchel.
Otro importante eje cultural en el Perú, es sin duda la Alianza Francesa. Para su director Nicolás Mezzalira, ha sido una experiencia intensa migrar en corto tiempo a lo virtual.“El teatro lo tuvimos que parar, pero hemos logrado terminar con suerte nuestro gran festival llamado Temporada Alta de Teatro Experimental, que fue hasta la quincena de febrero. Pero sí tuvimos que anular luego toda la temporada de artes escénicas y también la galería de artes visuales; aunque esta galería se ha reiniciado hace un mes y medio cumpliendo con los protocolos y ya está funcionando con un aforo súper reducido; pero el teatro todavía no. Y el cine según la fase cuatro abrirá a fin de mes”, explicó Mezzalira.
Con la pandemia también se tuvo que prescindir de muchos trabajadores; Marco Muhletaler manifestó: “El equipo fue mucho más pequeño. Tuvimos que adaptar la organización a las realidades de esta nueva forma de hacer festival. Algunos empezaron a aprender cosas nuevas, y tuvimos que estar en otras posiciones a las habituales. Para muchos, era como aprender a hacer algo nuevo”.
Pero como en toda crisis, también aparecen nuevas oportunidades, una de ellas fue nuevos puestos de trabajo en áreas de comunicación digital y community manager. En ese sentido, Ángela Delgado precisó: “Nuestro equipo de comunicaciones del Festival tomó contacto con cada una de las personas y grupos presentes que están involucrados en el asunto de community manager, o de emprendimientos culturales y comunicativos a partir de la plataforma internet. Hemos dado más énfasis y creo que se lo seguiremos dando al equipo de comunicación digital que es tan necesario y tan pertinente en este tipo de estrategias”.
Una de las preguntas pertinentes ante la nueva experiencia virtual fue ¿cuál será la respuesta del público? David Duponchel afirmó: “Aproximadamente sumado a todo lo que es gratis, siempre ha sido entre diez mil y doce mil espectadores. Este año todavía no tenemos las cifras, pero lo que ha pasado es que hay más miradas de películas; entonces hubo menos gente que ha comprado su ticket. Pero la gente también ha visto más películas porque había películas gratis y también hubo un pago que hacer y había una preventa que nos ha ayudado también a pagar algunos derechos de películas”.
En el caso de la Alianza Francesa, Mezzalira explicó: “En abril fue 40% menos. Somos una sociedad sin fines de lucro, pero el 90% de los ingresos de la Alianza Francesa vienen de las clases; entonces si haces el cálculo: 40% sobre el 90% es un golpe súper fuerte. El mercado del idioma no ha sufrido mucho con referencia a los otros mercados; como, por ejemplo, el de los restaurantes, que han sido destrozados durante seis meses. Y te puedo decir que octubre de 2020 fue mejor que octubre de 2019 en volumen de inscripciones, y por eso hemos mantenido todos los sueldos y todos los empleos al cien por ciento”.
Ante una crisis provocada por la pandemia, el respaldo de algunos auspiciadores se mantuvo en algunos casos; en otros, se tuvo que bregar ante la ausencia de marcas. Marco Muhletaler mencionó:“Nosotros contamos con la colaboración del BBVA que se ha mantenido este año tal cual, y estamos muy agradecidos por seguir apostando por el Festival de Cine. La verdad, es que tampoco hicimos una campaña muy agresiva para salir a buscar a otros auspiciadores, pero ahí se unieron algunos auspiciadores en el camino”.
Además, agregó: “El Festival se ha hecho con casi el 8% del presupuesto regular y las entradas tenían los precios más bajos. Una entrada era para toda una familia, o para un grupo de personas que comparten una pantalla; pero también la virtualidad llevaba a otras salidas desde el punto de vista presupuestal; porque no teníamos deudas tan grandes en pasajes y en hoteles y otros costos que son muy altos”.
Por su parte, Ángela Delgado manifestó: “Se han portado súper bien, porque sabemos que es un año difícil. Y si ustedes ven nuestra lista de patrocinadores, son empresas que nos han seguido casi desde el primer año; fieles, sólidas y comprometidas con los objetivos. Ahora, es evidente que el monto ha descendido por las propias circunstancias y lo entendemos bien. Lo que no entendemos y en esto me permito ser muy cuidadosa con lo que estoy diciendo: es que haya instituciones como el Gobierno Regional de Arequipa que se comprometió a un patrocinio para el Festival, pero lamentablemente no contestó nuestras cartas; lo ha hecho recién hace unas semanas diciéndonos que no pueden por la pandemia, pero nosotros también nos cuestionamos y nos gustaría saber qué tipo de políticas y qué tipo de consideración tienen hacia el área cultural”.
Una de las estrategias que utilizaron los festivales virtuales, fue la preventa. Una importante herramienta que evitó que el golpe económico sea más fuerte. En ese sentido, David Duponchel afirmó: “Hemos vendido mucha preventa a 29 soles, pero también había muchos estudiantes y por eso este año hemos vendido muchos tickets, pero al final hay poca recaudación porque tienes que cobrar 12 soles a los estudiantes nacionales para que vean 60 películas, pero atrás de esas 60 películas hay titulación y está la plataforma que tiene un costo. Lo que pasó realmente es que se divide el ingreso de dinero con el cine; por ejemplo, Cineplanet te toma la mitad, más el impuesto de la municipalidad, y no te queda mucho sobre el boleto final y eso es un problema, porque los festivales todo el tiempo no pueden contar con el apoyo del Estado, porque también se tienen que sostener”.
Pero cada festival también tuvo sus propias limitaciones; en algunos casos la ausencia de público fue mayor. Para Marco Muhletaler este año:“Ha sido menor y necesariamente tenía que ser así, porque recordemos que este año el Festival tuvo 30 películas, versus las 167 películas que tuvo el año pasado en su sección principal, más otras 300 en la sección de la Muestra Itinerante. Por otro lado, se pensaba que por el hecho de que sean virtuales los tickets iban a ser ilimitados. Pero los distribuidores nos marcaron a nosotros un numero de tickets y el universo total de tickets que nosotros podíamos vender ha sido de 15 mil, pero eso no significaba que eran 15 mil personas y de acuerdo a la estadística que hicimos, cada ticket vendido significaba que cada día era visto por 2 personas en promedio”.
Instituciones comola Alianza Francesa en plena pandemia apostaronpor una inyección cultural permanente, para ellos las redes sociales jugaron un papel importante como plataforma.“Estamos muy orgullosos de todo el equipo, porque tuvimos una semana donde sabíamos qué hacer y lo hicimos con una onda un poco ligera, desde el 16 de marzo subimos una canción por ahí, un libro y una visita virtual al Museo del Louvre. Pero como actividad más fuerte empezamos a partir de la quincena de abril con danza en casa y luego nos tomó como dos semanas para montar el primer festival en línea en danza. Y eso no se improvisa; la política cultural tiene que ser muy clara porque consideramos que los artistas iban a ser muy impactados”, destacó NicolásMezzalira.
En todo cambió se suscitan también nuevos problemas. La tecnología es un gran aliado, pero muchas veces hay cosas que suceden de forma inesperada. Marco Muhletaler nos cuenta ese curioso momento del Festival de Cine de Lima: “Sin duda este año el tono que debía tener toda la comunicación no era celebratorio. Celebrar la fiesta del cine no era el enfoque en ese momento, pero sí era el momento propicio para seguir viendo cine y pensamos que debería ser un espacio de conversación, difusión y de reflexión sobre dónde estábamos en ese momento y en la inauguración hicimos un conversatorio sencillo pero profundo a la vez. Y en la clausura llegamos a hacer lo mismo, pero tuvimos la primera baja fuerte de internet en toda la emisión del festival, porque no habíamos tenido ni un solo problema serio, pero en plena clausura se cortó la trasmisión a la mitad y tuvimos que grabarla para poder emitirla, pero el público fue muy cálido también”.
Otro de los retos que tuvieron que afrontar los festivales, fue la difusión en los medios de comunicación. Vender un evento virtual en plena pandemia no fue una tarea fácil. David Duponchel detalló: “Ha bajado y ha subido. Internacionalmente ha subido; hemos tenido un montón de artículos en Argentina y hemos tenido artículos en la prensa de América Latina. Y nacionalmente un poco menos, porque no tuvimos televisión local este año. Solo en cable estuvimos en Wantan Night y en prensa escrita, en El Comercio y Correo”.
Al pasar de un festival presencial a uno virtual, sin duda se pierde algo, pero también se gana. Para los directores de los festivales, ¿qué se perdió y qué se ganó con esta nueva experiencia?
Marco Muhletaler: “Yo creo que ganamos la posibilidad de que el contenido sea más democrático y llegue a más regiones del país. Ahora, lo que más perdió el Festival es el espacio de comunicación y de encuentro físico que no solamente se vive en las salas, porque se viven en los pasillos, en la cafetería, en la sala de prensa y en el día a día”.
Ángela Delgado:“Si somos conscientes de las circunstancias, creo que vamos ganando en presencia mediática a nivel internacional; vamos ganando en conocimiento respecto al Festival hacia diversos públicos. Qué hemos perdido… yo creo que eso es temporal y momentáneo. Se pierde la calidez del contacto directo, eso es un factor humano irresistible y además imprescindible en el contacto humano porque es nuestra propia naturaleza”.
David Duponchel:“Lo que hemos perdido son quizás los encuentros que uno hace en un festival y la calidad de la proyección, porque hay películas que necesariamente se tienen que ver en una sala de cine. Pero también sentí que ganamos en las clases virtuales, porque hubo como un calorcito que lo vivimos en directo y los contactos con mi equipo… nos hemos visto casi siempre vía conversa”.
Nicolás Mezzalira: “Yo vengo de las artes escénicas de la calle y siempre militaré para que volvamos a los espacios físicos, porque creo que a nivel antropológico las artes escénicas es más que presenciar un espectáculo. Es recrear el círculo mágico de la palabra, el enlace social y el vínculo social. Somos animales y necesitamos abrazarnos. Y la otra cosa es que el arte y la cultura están ahí para eso, y no es casualidad que sea el sector más impactado por todos, porque al final arte y cultura es donde desde miles de años nos hemos encontrado nosotros. Y se ha ganado algo para capacitaciones, porque todas esas herramientas como zoom, y google earth, todo eso existía antes del 16 de marzo, pero no estaba en nuestro pensamiento y a nadie se le había ocurrido hacer un Congreso Mundial de las Alianzas Francesas con zoom, en lugar de que todos vayan a París”.
(Articulo publicado en la revista impresa Lima Gris N° 20)