Los expertos de la SUNEDU: bachilleres y sociólogos
La SUNEDU exige a las universidades el estricto cumplimiento con las Condiciones Básicas de Calidad. Sin embargo, los profesionales encargados de evaluar esas condiciones, no tienen ellos mismos la capacidad profesional necesaria. El lado oscuro de la SUNEDU que nadie quiere ver.
En los últimos años, la SUNEDU ha sido promocionada como una entidad técnica y especializada en el rubro de la educación universitaria y su Consejo Directivo encabezado por el superintendente Oswaldo Zegarra Rojas, tiene la importante tarea de aprobar las condiciones básicas de calidad que son determinantes para aprobar, denegar, suspender o cancelar las licencias para el funcionamiento de las universidades.
Una tarea de esta envergadura, obviamente, debe estar a cargo de profesionales preparados y especializados en el rubro de pedagogía universitaria y en materias de gestión y administración de universidades. La comunidad universitaria y los ciudadanos confían en que el Superintendente Zegarra y el Consejo Directivo se han preocupado de hacer que la SUNEDU sea un ente técnico.
Pero, en los hechos, ¿la SUNEDU es realmente una entidad técnica con profesionales capaces? La respuesta, lamentablemente, no es afirmativa. La delicada tarea de esta entidad con decisiones que impactan directamente en miles de estudiantes que se quedan sin universidad, no es asumida por especialistas.
La pregunta pertinente es ¿por qué el Consejo Directivo de la SUNEDU permite que estas delicadas tareas sean asumidas por personal que no tiene las calidades profesionales necesarias?
Veamos dos clarísimos ejemplos de que la tarea de licenciar o clausurar universidades está siendo realizada por funcionarios que no cuentan con el nivel profesional necesario.
Un bachiller sin capacidad para evaluar
Para lograr los cierres indiscriminados de universidades, la SUNEDU utilizó a personajes que fingieron ser expertos funcionarios capaces de estudiar en poquísimos días expedientes de 10 mil o 20 mil páginas, realizar inspecciones, absolver reclamos y luego cerrar universidades sin evaluar alternativas para más de 180 mil estudiantes que se quedaron en las calles viendo truncado su futuro universitario.
El caso más sorprendente es el de Cristian Alberth Pacheco Castillo (44 años, natural de Huancayo), quien se desempeñó como Coordinador General Técnico de Licenciamiento en la SUNEDU, es decir, tuvo a su cargo al equipo encargado de determinar a qué universidad se le daba el licenciamiento y a cuál se clausuraba.
Lo ilegal es que Pacheco no tenía título profesional. Era un empleado con un diploma de bachiller en Ingeniería de Sistemas —profesión ajena a la pedagogía o a la gestión universitaria—. A este individuo, lo disfrazaron como experto en universidades y lo designaron como el profesional que debía coordinar todos los informes técnicos para otorgar o negar el Licenciamiento. Nótese lo siguiente: con la firma del bachillerCristian Alberth Pacheco Castillo, la SUNEDU cerró 46 universidades en 20 meses, a un promedio impresionante de una universidad cerrada cada 13 días, lo que equivale a decir que en 13 días se revisaban miles de documentos, se visitaban los locales centrales y filiales, se recibían y absolvían los descargos. Genios para la lectura veloz y las decisiones aún más veloces.
Tras el cierre indiscriminado de universidades públicas y privadas, el bachiller Pacheco Castillo dejó el cargo de Coordinador General Técnico de Licenciamiento y tuvo premios por su labor al ser nombrado en cargos importantes de nombres pomposos. El 11 de octubre de 2019 fue designado como Director de la Dirección de Políticas para el Desarrollo y Aseguramiento de la Calidad de la Educación Superior Universitaria. Luego, cuando su ex jefe Martín Benavides —que junto al actual superintendente Oswaldo Zegarra manejaban la SUNEDU— pasó a ser Ministro de Educación, el bachiller Pacheco apareció en el MINEDU como Director General de la Dirección General de Educación Técnico-Productiva y Superior Tecnológica y Artística.
Sin embargo, lo cometido por el bachiller Pacheco, cuyos actos fueron asumidos y refrendados por los miembros del Consejo Directivo de la SUNEDU, no pasó desapercibido para la ley ya que, en el 2020, se abrió una investigación a cargo del fiscal Jhonny Fajardo Díaz, Segunda Fiscalía Provincial Especializada en Delitos de Corrupción de Funcionarios – Carpeta Fiscal Nº 5060 15506-2020-134-0.
El Superintendete Oswaldo Rojas, los miembros del Consejo Directivo y los defensores a ciegas de la SUNEDU ¿podrían explicar por qué ocurrió lo descrito?
Lo que ocurrió es que no tomaron ninguna medida porque el estilo se mantiene a la fecha.
Los licenciamientos en manos de un sociólogo y un ingeniero
Tras la salida de Pacheco Castillo de la SUNEDU, la gran responsabilidad de la evaluación de los licenciamientos cayó en manos de Víctor López Aquino y Renzo Andrés Fernández Escobar, el primero es un ingeniero civil y el segundo un sociólogo que han sido disfrazados como expertos en evaluación de universidades a pesar que sus profesiones no tienen ninguna relación con la pedagogía y tampoco con el conocimiento sobre cómo debe funcionar una universidad.
López Aquino, actualmente es el coordinador de la Dirección de Licenciamiento y Fernández Escobar, es el Jefe del Equipo de Licenciamiento de la SUNEDU. Dos funcionarios sin la capacidad para evaluar el futuro de las universidades y que fueron nombrados en la gestión del actual Superintendente, Oswaldo Zegarra Rojas, un pediatra que aparece en los medios de comunicación haciendo discursos sobre la excelencia técnica de la SUNEDU. Discursos falsos porque los hechos muestran lo contrario.
Nuevamente el Consejo Directivo de la SUNEDU insiste en el error de contar con funcionarios que no tienen la capacidad profesional para evaluar y exigir esas condiciones básicas de calidad que tanto pregonan. Es irresponsable que estás tareas sean asumidas por personal que no tiene las calidades profesionales necesarias para poder cumplir una labor tan delicada.
Todos estamos a favor de que mejore la educación en el país, pero para eso se necesita instituciones que realmente cumplan su función. Si la tarea de la SUNEDU es obligar a que las universidades cumplan con las Condiciones Básicas de Calidad, es obligatorio que la entidad tenga, a su vez, profesionales que también cumplan con condiciones básicas de capacidad profesional.
Este es el lado oscuro de la SUNEDU. El Superintendente Oswaldo Zegarra y los miembros de su Consejo Directivo tienen responsabilidad que deben asumir.