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En principio, el desborde indignado de los pobladores es una acción de legítima insurgencia y, hasta, de autotutela. Por ello, tildar de vandalismo a todas las acciones de los manifestantes es un despropósito malsano, indigno hasta del más intrigante y vil estafador. Sin embargo, sería necio negar los daños producidos por algunos malos elementos. A ellos, deberá sancionárseles como corresponda, en atenta sujeción a las leyes vigentes.
- La represión de la policía es otro exceso. Usualmente, esta institución, tan desprestigiada, olvida que existe para proteger al pueblo no para atentar en su contra. Esperemos que, de grado o fuerza, esta vez, al fin, capten el mensaje.
- Una vez más, la prensa ha informado del peor modo, ya que hasta ha interpretado como vandalismo* la legitima protesta del pueblo pontepedrino.
¿Cómo puede defenderse la ciudadanía en general, no sólo la de Puente Piedra, ante las nefastas tergiversaciones de la prensa tradicional? La población puede defenderse de los oprobiosos falseamientos de la prensa tradicional fomentando el desarrollo de medios de prensa alternativos. De hecho, nunca hubo otra opción para confrontar a los medios de prensa tradicionales y a la concentración de los mismos, excepto el fortalecimiento de la prensa alternativa porque esta es la única prensa verdaderamente libre.
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Es importante que haya movilizaciones siempre y cuando se refieran a derechos que son vulnerados o no reconocidos y a luchas francamente justas. Sin duda, esta lucha de Puente Piedra enaltece a sus pobladores y, sin duda, necesitaban alguna forma de recuperar la indignidad luego de haber sido el distrito limeño con el más alto porcentaje de apoyo a Castañeda. Recuérdese que, en las elecciones municipales de 2014, Castañeda obtuvo un porcentaje nada desdeñable, en Puente Piedra, 63.86%.
Téngase en cuenta que esta aprobación tan alta se dio porque los pontepedrinos no esperaron que el candidato una vez en el poder vaya en contra de los “intereses” de sus electores. En este detalle, radica una lección tremenda para la población respecto de la política en general y de cada proceso electoral, en particular: hasta que surjan verdaderos políticos interesados en servir al país antes que a sí mismos y a sus financistas, no confíen en propuestas -vacías- ni otorguen su voto indulgente o irresponsablemente a cualquier fantoche de ocasión.
- Candidatos del nivel y el historial de Castañeda, nunca más deberían asumir funciones de gobierno.
- La reacción de los diversos grupos políticos actuales no ha sido una sorpresa para aquellos que sabemos de sus limitaciones, estrechez de miras y galopante mediocridad.
La tibieza izquierdista para afrontar la turbulencia popular es calamitosa. Me refiero, específicamente, a las acciones de la escindida bancada del Frente Amplio cuyo único representante en el lugar de los hechos ha sido Jorge Castro – al que se le pueden endilgar los miles de defectos que los otros 129 “padres de la patria” padecen y que reiteradamente ponen en evidencia, pero no se le puede negar que haya tenido una muy buena actitud al dar la cara ante el conflicto-. En lugar de quejarse por la presencia de este congresista, los militantes o simpatizantes del FA deberían exigir a los congresistas que eligieron, que estén a la altura del conflicto y de la problemática realidad nacional, al menos de vez en cuando.
No veo porque cierta gente cree que el Frente Amplio es una opción de cambio, siendo en verdad una manifestación grisácea de la política tradicional peruana no sólo por sus desaciertos sino por su divisionismo y por el cotarro de las ambiciones que subyacen a sus endebles discursos.
Basombrío demuestra que el cargo de Ministro del Interior le ha quedado grande desde el inicio. En su caso, Puente Piedra es sólo “la cereza sobre el pastel”.
- Obviamente, el Peaje no debería ir, salvo se reformule el convenio que lo generó, el mismo que según todos los reportes podría ser objeto de diversos recursos sobre su viabilidad, incluyendo la nulidad del mismo.
- Todos los infractores de la ley deberán ser juzgados con la severidad que impongan las leyes pertinentes respecto de lo acontecido en Puente Piedra. Para ello, lo ideal sería que empiecen las investigaciones contra los dos principales responsables de este gran entuerto, Susana Villarán y Luis Castañeda.