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LOS EMPRESARIOS DE NICOLINI: DIGNOS REPRESENTANTES DE LA BURGUESÍA Y EL CAPITALISMO

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Escribe  Carlos Vargas

Muertos por negligencia, asesinados, heridos, encarcelados y amenazados por luchar; explotados y esclavizados en las fábricas, en el sector construcción, en las minas, en el campo, o en los centros comerciales; olvidados, sin seguro de salud o sin acceso a la educación, esa es la cruda realidad de la mayoría de los trabajadores en todo el mundo y en nuestro país, bajo el régimen brutal que impone la esclavitud asalariada propia del sistema capitalista.

Los acontecimientos más recientes solo ratifican esta realidad: el 22 de junio se desató un incendio en la galería Nicolini, ubicada en la zona comercial de “Las Malvinas” en el centro de Lima. El siniestro comenzó en el tercer nivel por negligencia del hijo de la propietaria de ese piso, que funcionaba como almacén de pinturas, productos de limpieza y otros materiales inflamables, lo que provocó la rápida expansión del fuego a toda la galería.

El incendio, que no se extinguió en varios días a pesar del trabajo (deficiente) por frenarlo, dejó como saldo dos jóvenes calcinados dentro del contenedor donde trabajaban encerrados para Jonny Coico (“Gringo”) y Vilma Zeña Santamaría, dueños de Importaciones Santamaría SA. Jovi Herrera Alania (21) y Jorge Luis Huamán Villalobos (20), trabajaban durante 12 horas de lunes a viernes por 20 soles semanales o un poco más; los jóvenes trabajaban borrando marcas de fluorescentes chinos para colocarles otra marca de mayor valor. Eran encerrados todo el día dentro del contenedor como si de una cárcel se tratara, obligándolos a comer y realizar sus necesidades más elementales en su interior, según el testimonio de Luis Casapia, otro esclavo del mismo almacén, ubicado en el quinto piso de la galería.

Importaciones Santamaría ocupaba solo una parte del local, pagando su alquiler a José Fabián y Rocío DePaz, que a su vez son dueños únicamente de un área de 60 metros de este gran almacén, propiedad de Inversiones JPEG SAC. José López y Juan Polar, representantes de esta empresa, se encuentran hoy prófugos. La responsabilidad de este crimen contra la clase obrera, alcanza pues no solo al Gringo y su mujer, únicos detenidos en la actualidad, sino también a José Fabián, Rocío De Paz, José López y Juan Polar. Curiosamente Polar es también accionista de Polyroad Corporation, empresa registrada en las Islas Vírgenes Británicas e involucrada en el escándalo de los “Panamá Papers”[i], el mismo club de capitalistas mafiosos al que pertenecería nuestro actual presidente, el banquero y magnate inmobiliario PPK[ii]. El Gobierno patronal, su Ministerio de Trabajo (esclavo) y las municipalidades burguesas también tienen responsabilidad al consentir la esclavitud en sus propias narices y muchas veces para beneficio directo: el mismo capitalista que encerraba a sus trabajadores fue contratado formalmente por el Estado, como proveedor de servicios de una comisaría de Lima[iii]. Toda la sociedad burguesa tiene uno y mil lazos que la unen con los ejecutores directos de este crimen.

Comentaristas de la prensa burguesa, “intelectuales” liberales, socialdemócratas y reformistas de toda laya afirman, con unas u otras palabras, que esta tragedia es a causa de la “falta de formalización del empleo”, de la “falta de fiscalización”, de la “falta de diversificación económica” (¿¡!?), entre otros argumentos de igual o mayor falta de fundamento. Pero, ¿qué importan las leyes y contrataciones formales si nadie las va a cumplir? Las cifras de la SUNAT muestran que con la “informalidad” el Estado estaría dejando de recaudar mil millones de soles por año, pero nada se dice que la misma SUNAT permite que un puñado de grandes empresas nacionales y extranjeras, muy formales ciertamente, le deban al fisco la suma de doce mil millones de soles[iv], sin contar toda la evasión tributaria de las demás empresas formales del país. Las corruptelas con Odebrecht, que aún conserva sus propiedades en Perú por orden fiscal, son también parte de lo mismo. La estafa que por décadas efectuó una empresa tan emblemática y formal como Gloria, vendiendo soya transgénica como si fuera leche, prueba precisamente que la formalidad no garantiza nada.

Por otro lado, según cifras del INEI, del total de trabajadores en actividad el 73% carece de un contrato formal, sin embargo, lejos de lo que se puede pensar, el 17% de estos trabajadores sin contrato laboran para empresas formales[v]. Incluso ni los contratos formales de trabajo garantizan buenas condiciones laborales: tenemos leyes esclavistas como la agraria 27360 o la textil promulgada en 1978 por el dictador Morales Bermúdez, incorporada a la constitución “progresista” del 79 y sacramentada por la espuria del 93. El mismo Estado, que se presenta como “neutral” entre el trabajo y el capital, tiene contratos basura como el CAS o la ley SERVIR. La juventud explotada de Lima, a la que pertenecían  Jovi y Jorge Luis, entiende esto perfectamente y por eso a fines del 2014 trajo abajo la ley laboral juvenil, que ahora se ha aprobado con modificaciones. Ni siquiera las leyes labores “progresistas” de Velasco impidieron que el régimen militar despidiera a miles de sindicalistas después del gran paro de 1977. Bajo el capitalismo y su Estado asesino, sus leyes sociales son solo papeles y ninguna conquista popular puede ser profunda y permanente sino se pone fin a la esclavitud asalariada misma.

¿Acaso un contrato de trabajo hubiera anulado o siquiera reducido la posibilidad de que el Gringo encierre a sus trabajadores en un contenedor? De hecho, la formalidad legal de la Galería Nicolini, del almacén JPEG, de “Inversiones Santamaría”, no impidieron ni el incendio criminal ni mucho menos la condición de esclavitud de los trabajadores de este centro comercial, que es solo uno de los miles de grandes negocios capitalistas del país. Peor aún, la formalidad es una fachada, la cuartada perfecta para encubrir el capitalismo realmente existente que sufren no solo los esclavos asalariados del comercio minorista, sino todos los explotados por la civilización capitalista. Basta tomar nota de incendios como el último en Notting Hill, Londres, donde murieron quemados vivos decenas de trabajadores. Basta hojear nada más las estadísticas de accidentes de trabajo en el Perú[vi] y todo el mundo, tan frecuentes que ya no se producen por accidente, sino por necesidad. ¿Acaso no mueren todos los días obreros mineros “formales” encerrados por las transnacionales en los socavones? A esto agreguemos todos los obreros torturados o asesinados por la patronal cuando salen a reclamar sus derechos o se rebelan contra su condición de esclavos asalariados.

Algunos dirán entonces: “el problema no es tanto la falta de ley sino la falta de autoridades que garanticen su cumplimiento”. Y así volvemos al problema de siempre, el de la corrupción burguesa (de alcaldes, inspectores y jefes de gobierno). Sobre esto escribimos hace un tiempo atrás:

Es necesario comprender que para la burguesía la compra de funcionarios públicos es su modo orgánico de existencia, la consecuencia absolutamente natural de la disputa despiadada por mercados y fuentes de materias primas. No existen, pues, capitalistas “corruptos”, por un lado, y capitalistas “honestos”, por otro. La estafa, la extorsión, el asesinato, la guerra son los medios usuales de los capitalistas para resolver sus conflictos. Por otro lado, los altos funcionarios del Estado burgués, son en su mayoría o empresarios o gerentes de empresas, es decir, están directamente vinculados al capital y sus negocios parasitarios. Todo alto funcionario público tiene pues dos sueldos, el oficial y el oficioso, uno por servir a la burguesía en general y otro por servir a un burgués en particular. Y ambos sueldos los paga la burguesía con las horas de trabajo robadas al proletariado en la fábrica y en los impuestos. Funcionarios de un Estado al servicio del parasitismo no pueden más que honrar su noble oficio parasitando del presupuesto público. El capitalismo sin corruptores y corrompidos es tan absurdo como el alcantarillado sin ratas ni cucarachas. La prueba de esto es que escándalos de corrupción brotan como gusanos del organismo capitalista en todo el mundo[vii].

Si la esencia del capitalismo es la ganancia, el empresario simplemente sigue sus principios y leyes, actuando de forma completamente racional desde el punto de vista del capital. Si los grandes empresarios de los países más avanzados, esos que dirigen la economía del mundo, organizaron dos guerras mundiales, redujeron a la esclavitud fascista a millones de trabajadores, bombardearon Hiroshima, Vietnam y Afganistán, ¿por qué, entonces, no podría un emprendedor de esta parte del mundo, encerrar en contenedores a sus trabajadores aunque puedan morir calcinados? En todo caso, los empresarios de Nicolini son dignos representantes de su clase social. Los que toleran o disfrutan del capitalismo no pueden ser tan cínicos de indignarse y protestar contra algo que solo es un crimen para los trabajadores y un derecho no escrito del capital.

[i] Correo, “Las Malvinas: dueño de almacenes incendiados figura en lista de Panamá Papers”, 25-06-17.

<http://diariocorreo.pe/ciudad/las-malvinas-dueno-de-almacenes-incendiados-figura-en-lista-de-panama-papers-757750/>

[ii] La República, “PPK sobre Panamá Papers: ‘Carta de presentación fue sin fines comerciales’”, 4-4-16. <http://larepublica.pe/politica/757430-ppk-sobre-panama-papers-carta-de-presentacion-fue-sin-fines-comerciales>

[iii] Central de Noticias, “Empresario esclavista Jhonny Coico es proveedor del Estado”, 13-7-17.  <https://www.facebook.com/centralnoticias/videos/877593912387926/>

[iv] Zona Obrera, “Lo perdimos todo, nos quitaron todo”, 1-4-17.

<https://zonaobrera.wordpress.com/2017/04/01/lo-perdimos-todo-nos-quitaron-todo/>

[v] El Comercio, “INEI: Los impresionantes números del sector informal peruano”, 2-12-16.

<http://elcomercio.pe/economia/peru/inei-impresionantes-numeros-sector-informal-peruano-229623>

[vi] Las estadísticas del Ministerio de Trabajo muestran que en el 2016, 348 trabajadores sufrieron apuntaciones traumáticas y cada año ocurren unas 1565 muertes por accidentes de trabajo, por evidente negligencia de la patronal, un verdadero genocidio. Gestión, “Laboral: Un promedio de 55 accidentes al día se registra en una jornada de trabajo”, 1-5-17.

<http://gestion.pe/economia/laboral-promedio-55-accidentes-al-dia-se-registra-jornada-laboral-2188681>

[vii] Zona Obrera, “Toledo chivo expiatorio de todos los partidos burgueses”, 3-3-17.

<https://zonaobrera.wordpress.com/2017/03/03/toledo-chivo-expiatorio-de-todos-los-partidos-burgueses/#_ftnref3>

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