Desde 1950, la narrativa peruana tiene dos rasgos distintivos recurrentes: el protagonismo de personajes jóvenes y el espacio urbano, con Lima como su representación por antonomasia. En su libro de cuentos Los Buguis (Paracaídas Editores, 2015) Joe Iljimae es fiel al primero de los rasgos citados pero opta por una variante en cuanto al segundo: su marco geográfico de referencia se encuentra a medio camino entre la ciudad y el campo, una suerte de ruralidad en la que sin embargo flotan los usos y costumbres de la vida citadina.
Joe Iljimae representa las dos características dominantes de nuestra narrativa con notable manejo del arte de narrar y con una intensidad no exenta de poesía. Los Buguis del título es el nombre de una pandilla de adolescentes que campea por los baldíos de Ñaña —pueblo en las estribaciones de la cordillera de los Andes, a 20 km al este de Lima— ejerciendo una cruda violencia contra las bandas de jóvenes de los pueblos aledaños para que no intenten aproximarse a lo que ellos consideran su territorio.
Se trata de nueve relatos íntimamente relacionados entre ellos aunque al mismo tiempo independientes, elaborados todos con un lenguaje desprovisto de palabreos inútiles, eficaz, que por momentos recuerda a Hemingway (“—Cómo vamos a vengarnos?, —Vamos a entrar a su barrio —contestó”, p. 21) por la dureza que planea a lo largo del volumen; pero es también un lenguaje por momentos impregnado de ternura pues los personajes son apenas preadolescentes: “A veces me distraigo pensando en ciertas cosas y hablo solo como ahorita y mi papá se enoja conmigo” (p. 42).
En Los Buguis, el relato que abre el libro, coloca de inmediato al lector en el meollo del hilo conductor: el desarraigo familiar de los jóvenes protagonistas y su propensión gratuita a la violencia. “No te olvides de morder” remonta al origen de la banda: “Alguna s veces dejaba otra marca o simplemente ponía el nombre de Los Buguis” (p. 121).
Relatos de aprendizaje, de la amistad, del desamparo juvenil, del desengaño, el volumen concluye con el anuncio de una velada venganza en “Todo está muy bien”, relato que de alguna manera es un colofón de la historia de la relación de los jóvenes personajes de los cuentos de Los Buguis, que bien podría leerse como una corta novela fragmentada. Con este primer libro Joe Iljimaese muestra una escritura de gran solidez, a la vez sobria, ágil y cautivante.