Por Tino Santander Joo
En 1871, los barrios obreros de la comuna de París tomaron el poder por setenta y dos días, bajo el liderazgo de Louis Blanqui, quien a pesar de estar en prisión inspiró ideológicamente la insurrección popular. Mis compañeros anarcosindicalistas sostienen que esa fue la sociedad autogestionaria que proponía el anarquismo; mientras que los marxistas señalan que fue la primera experiencia de la “dictadura del proletariado”.
Durante el breve gobierno popular se promulgaron una serie de decretos revolucionarios que establecieron la autogestión de las fábricas, la separación del Estado y la iglesia católica; se condonaron las deudas por alquileres y se establecieron una serie de políticas para paliar la pobreza generalizada. El error más grande de los revolucionarios es no haber tomado el Banco de Francia, quien aprobó mas de doscientos sesenta millones de francos en sobregiros para reprimir la insurrección popular. Los revolucionarios solo usaron cuarenta y seis millones de francos para financiar el gobierno[1]. La historia demuestra que los bancos siempre invierten en la represión del movimiento popular.[2]
Los banlieues –los que viven en la periferia- fueron en principio los asentamientos urbanos de la clase trabajadora francesa hasta mediados de la década del setenta del siglo veinte; luego la periferia fue ocupada por los inmigrantes argelinos, africanos y latinoamericanos. Estos barrios se caracterizan por la extrema pobreza, la segregación étnico-racial; son comunidades culturales no integradas al Estado francés en las que la educación pública ha fracasado; se ha generalizado la delincuencia y el narcotráfico a menudeo; el extremismo religioso se expande y se expresa en odio y rabia al estatus quo.
La violencia desatada por la muerte del joven de origen argelino expresa la rabia contenida de millones de banlieues que quemaron más de mil quinientos vehículos; cientos de comisarias; escuelas y municipios imponiendo el terror a la inmensa mayoría silenciosa que empieza a ver con simpatía a la extrema derecha de Marine le Pen, que pregona el orden fascista y una política antimigratoria muy dura. Por eso, la recaudación para los gastos judiciales del policía francés que mató al joven argelino es de aproximadamente un millón cuatrocientos mil euros, frente a los trescientos cincuenta mil euros para la familia de Nahel. El poderoso sindicato policial siente que el pueblo francés apoya la represión policial.
El gobierno francés actuó con prudencia, lo que no significa que el descontento haya cesado; el alto costo de vida, la inflación y el miedo a la guerra hacen que Francia y Europa vivan al borde de insurrecciones y movilizaciones generalizadas. El fantasma de la comuna de París aterroriza a la clase política europea, por el momento las rebeliones no tienen un liderazgo ni un programa, pero las condiciones objetivas y subjetivas para ¡asaltar el cielo! y ¡exigir lo imposible! Están dadas en todo el mundo.
[1] Ver. https://proletarios.org/books/Karl-Marx-La_guerra_civil_en_Francia.pdf
[2] Ver la resolución ministerial N° 0863-2023 del 12 de julio de aceptación de la donación de dos millones de soles para créditos y otros entre el banco Interbank y la PNP asegurando la represión de la movilización del 19 de julio del presente año.