Por Tino Santander Joo
El anarquismo tiene como objetivo la desaparición del Estado y defiende la libertad individual frente a cualquier autoridad. Los anarquistas buscamos la sociedad sin clases, sin gobierno y promovemos las comunidades de productores libres. «Ni dioses ni amos». Libertad para todos. Los anarquistas tenemos diversas formas de pensar y de obrar que nos separa de otros colectivos. La riqueza conceptual del anarquismo parte del individuo y de su lucha por la libertad.
Los anarquistas no estamos anclados a la lucha local o nacional; la lucha internacional es prioritaria en nuestro tiempo, porque el capitalismo domina al mundo y nos enfrentamos al monopolio financiero, farmacéutico, de telecomunicaciones, etc. Nuestra lucha no esta aislada. Cada batalla y victoria es un paso adelante en la conquista de la libertad. Nuestra patria es el mundo. Despreciamos el nacionalismo vulgar y acomplejado de las clases dominantes.
Los anarquistas, somos hombres libres y de buenas costumbres. Nos esforzamos por ser virtuosos y somos conscientes que la libertad traerá justicia. No podemos ser anarquistas y aceptar sumisamente ser esclavos de las tiranías del sistema capitalista que oprime y degrada a la humanidad. Nuestro deber es luchar contra las tiranías.
Algunos “intelectuales, teóricos, y políticos” han señalado que el ideal anarquista es una alucinación, un delirio de mentes febriles; de jóvenes románticos, de revolucionarios sin programa. Que equivocados estaban y están. No ven que la humanidad se encamina a una revolución social sin precedentes cuya única bandera es ¡la libertad! No entienden, ni comprenden que significa ser hombres libres.
La lucha, el sacrificio y el trabajo denodado de miles de compañeros ha hecho posible mantener la llama de la rebeldía y el resultado es que la humanidad cada día toma conciencia de que el mundo tiene que cambiar, que la tecnología va a ser un instrumento de liberación y no de degradación al servicio de la sociedad del consumo.
Millones de jóvenes empiezan a tomar conciencia de que la revolución social será fecunda y liberadora. No vamos a construir más estado, ni vamos a tener gobierno, ni dioses castigadores, ni organizaciones que te dicen como vivir. Tenemos que crear un nuevo mundo donde la imaginación, la solidaridad y la felicidad sean la base de nuestra vida.
El mesianismo de las ideologías que promueven jerarquías son formas de esclavismo de las clases dominantes que tenemos que desenmascarar y derrotar. No es una tarea fácil, nos convoca la lucha por salvar a la humanidad, debemos luchar sin tregua por los que no tienen voz y están aplastados por el sistema. La batalla contra los monopolios y sus aliados es vital para conseguir la libertad en el Perú.
Es imprescindible acabar con el monopolio farmacéutico del Interbank; tampoco podemos seguir con el esclavismo financiero de los cuatro bancos (BCP, BBVA, SCOTIABANK, INTERBANK) que aterrorizan a millones de familias. Los bancos son grupos de poder económico que tienen como aliados al Estado. El parlamento, el gobierno nacional, y los organismos reguladores, están al servicio de sus intereses. Allí, están nuestros enemigos. Esta es una lucha sin tregua ni vacilaciones.
Nuestra lucha por la libertad, significa la batalla por la vivienda digna, el agua, el desagüe, el transporte de calidad, la educación y la salud al servicio de todos. Los anarquistas estamos en la obligación de participar y acompañar a todas las luchas del movimiento popular y de promover la revolución social como la esperanza de un mundo libre y creativo.
