Opinión

Los 85 años de Alfredo Bryce Echenique

El autor de “Un mundo para Julius” y “No me esperen en abril”, celebra la vida con humor.

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El escritor peruano Alfredo Bryce Echenique, acaba de cumplir 85 años de vida sugestiva, alucinada y novelesca; fiel al estilo del pequeño y solitario “Julius”, no solo por mofarse de su estrato acaudalado; sino, de la hipocresía social en general.  

El autor de las galardonadas novelas “Un mundo para Julius” y “El huerto de mi amada”, tuvo una niñez acomodada y se desenvolvió en un ecosistema aristocrático, como buen hijo y descendiente de banqueros y como tataranieto de José Rufino Echenique, quien fuera presidente del Perú entre 1851 y 1855.

El joven sanmarquino obtuvo un doctorado en Letras y en 1964 se trasladó a Europa, consiguiendo una licenciatura en literatura francesa en La Sorbona. Asimismo, hizo periodismo, colaborando en la revista Oiga, como un firme opositor del régimen de Alberto Fujimori.

Pero no todo fue ‘color de rosa’ para Bryce. En 2007 protagonizó uno de los más bochornosos escándalos por acusaciones de plagio de artículos periodísticos de cercanos amigos. En aquella época el escritor negó todas las acusaciones y se confinó en su casa de Asia, al sur de Lima. Sin embargo, en 2009 Indecopi lo sancionó a pagar una multa de S/177, 500, por plagiar 16 artículos de 15 autores.

A pesar de ello, la narrativa de Bryce, es el deleite de los lectores y en especial—por su imperturbable sentido del humor que mezclaba con embriaguez—cuando presentaba sus nuevos títulos. Recuerdo, cuando lanzó por primera vez sus antimemorias II, “Permiso para sentir” en un elegante salón del Miraflores Park Plaza y su intervención fue tan larga y divertida, que el público no paraba de reír, e incluso, el gordo Massa se paró de su asiento para aplaudir a su amigo.   

Algo curioso en Bryce Echenique, tiene que ver con la decisión de no haber engendrado hijos, por temor a tener descendencia.

“Para mis padres fue traumático ese hijo (Paquito); pasaban la Navidad triste, no había Navidad. Mis hermanos tuvieron miedo de que les saliera un niño que sea como mi hermano. Un hijo me hubiera complicado la vida, no creo que me la hubiera alegrado, creo que más me hubiera alegrado la vida un perro bóxer”.

(Columna publicada en Diario UNO)

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