«Los 8 más odiados», patriotismo disfrazado de western

THE HATEFUL EIGHT

No soy devoto de Tarantino, pero reconozco que tiene dos películas bien hechas: Reservoir dogs y Pulp Fiction. Dos películas con las que logró ganarse el respeto como cineasta. Pero del Tarantino de entonces hoy no queda nada. Con Los 8 más odiados (The hateful eight), nos demuestra que el espíritu rabioso que tenía para hacer cine, se ha agotado.

Los 8 más odiados es una película mediana que abusa de los diálogos hasta el punto de convertirse en un aburrido laberinto conversacional. Los primeros veinte minutos de la película nos adormece con la nieve, entre insultos, racismo y machismo. Un guión forzado, sin el gran talento creativo que Tarantino tenía como sello.

De las actuaciones sobresalen Samuel L. Jackson y la actriz Jennifer Jason Leigh, el resto está atrapado en una camisa de fuerza, condicionados al guión, por momentos desesperados esperando su muerte.

Gran parte de la película sucede en la cabaña de Minnie, un lugar donde el tufo patriótico se hace presente en una carta de Abraham Lincoln. Los disparos y los litros de sangre, típicos de Tarantino, solo sirven como colchón para poner el patriotismo estadounidense sobre la mesa.

Lo que rescato de la película es la buena fotografía y la banda sonora del italiano Ennio Morricone. Pero de lo que sucede en la cabaña de Minnie, muy poco. La dirección de arte tuvo el gran error de creer que las lámparas lanzan luz direccionada sobre las mesas, con gran iluminación en todos los espacios, el gesto de prender las velas fue tan tonto como la reacción que tienen los personajes envenenados.

Esta historia dividida en capítulos, octava entrega de Tarantino, tiene como único logro haber sido filmada en 70mm. Esperemos que su próxima cinta -la última que filmará según ha declarado-, sea mejor que este patriotismo disfrazado de  western.