Un día como hoy hace 103 años nació María Isabel Granda y Larco, más conocida como Chabuca Granda, la letrista universal que con sus composiciones dio la vuelta al mundo.
Ella nació en Apurímac, pero se bautizó en Lima. Al principio vivió en una casona del jirón Azángaro y luego en el edificio que albergaba al legendario Café Mario. Posteriormente se mudaron a Barranco, en la Bajada de los Baños N° 344. En esas épocas los raspadilleros barranquinos tocaban con sus armónicas el charlestón para que la niña Chabuca y su hermano Eduardo bailaran; entre esas escapadas Chabuca desde que escuchó en la playa de Barranco al músico Carlos Saco Herrera, no paró de escuchar música criolla.
De adolescente vivió en el número 100 de la Plaza Dos de Mayo y se asomaba curiosa a su ventana que justo daba a un solar y escuchaba las jaranas criollas hasta altas horas de la noche. Luego vivió en Carlos Arrieta N° 1025 en Santa Beatriz, pero finalmente se afincó en Miraflores.
Los Morochucos, Los Trovadores Criollos y posteriormente Los Chamas en 1956 interpretaron La Flor de la canela. Aquel vals creado por Chabuca, evocaba la sabrosura de una dama trabajadora que residía bajo el puente, en el Rímac: doña Victoria Ángulo de Loyola, que curiosamente durante sus jironazos comía helados en la Botica Francesa del jirón de la Unión, mientras Chabuca trabajaba allí como consultora de la línea de belleza Helena Rubinstein.
En su departamento miraflorino de la avenida 28 de julio, Chabuca armaba tertulias con sus amigos, los poetas sesenteros César Calvo, Juan Gonzalo Rose, Arturo Corcuera y Toño Cisneros. A ella, prácticamente la amaban los de arriba y los de abajo, porque además de asistir a las fiestas de la clase alta limeña, también acudía a los solares de todos los barrios populares para hacer música.
El 08 de marzo de 1983 Chabuca falleció en una clínica de Miami luego de una complicación en una operación a corazón abierto, a los 63 años.
Ella vivió de corazón, pero murió del corazón y su cortejo fúnebre fue acompañado por todos los artistas nacionales e internacionales y por miles de admiradores que siguieron su recorrido hasta llegar a su morada final, el cementerio El Ángel.
(Publicado en Diario UNO)