Política

López Aliaga vs. Sandoval: una batalla que deja a Lima en el abandono

Mientras el alcalde metropolitano tilda al ministro Sandoval de “ignorante” y “ayayero de Acuña”, el titular del MTC lo llama “ordinario” y anuncia una demanda por difamación. Este enfrentamiento refleja cómo no debe funcionar el Estado, mientras los limeños esperan gestión y soluciones, no insultos ni excusas.

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Lima pierde mientras el alcalde de Lima Rafael López Aliaga y el ministro de Transportes César Sandoval se atacan. En lugar de avanzar hacia un diálogo técnico y responsable que permita destrabar el proyecto ferroviario Lima–Chosica, los mandamases del gobierno local y el Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC) han optado por una confrontación pública plagada de insultos, descalificaciones y acusaciones mutuas. La pugna entre el alcalde de Lima, Rafael López Aliaga, y el ministro César Sandoval Pozo, más que un desacuerdo político, se ha convertido en una guerra de egos que termina afectando a millones de ciudadanos.

Rafael López Aliaga, fiel a su estilo agresivo y confrontacional, acusó al ministro Sandoval de carecer de idoneidad técnica para ocupar la cartera de Transportes y Comunicaciones. Durante un evento en Lurigancho-Chosica, no escatimó calificativos: “No tiene perfil ligado a transportes”,su único mérito es ser ayayero del señor César Acuña”, y finalmente, lo tildó de “ignorante absolutamente del tema”. Palabras que venidas de un alcalde no solo revelan un tono grosero, sino una preocupante falta de disposición al diálogo institucional.

Ministro César Sandoval representa la ‘cuota’ de César Acuña en el MTC.

La reacción del ministro Sandoval no fue mucho mejor. Visiblemente molesto, respondió con amenazas de acciones legales por difamación y lo desafió públicamente a presentar registros que prueben un supuesto encuentro en la Municipalidad de Lima, el cual negó tajantemente. “Lamento mucho semejante patraña y mentira… Por ello, tomaré las acciones legales”, sentenció. El funcionario apepista no solo cayó en el juego de provocaciones del alcalde, sino que reforzó el espectáculo mediático, convirtiendo una disputa de gestión en un cruce personal.

Limeños deben soportar peleas insulsas

Ambos servidores públicos han perdido de vista su rol principal: servir al ciudadano. Mientras los limeños esperan avances en proyectos fundamentales como el tren Lima–Chosica, deben tolerar un espectáculo lamentable que confirma que ni el municipio ni el ministerio están actuando con visión técnica, responsabilidad política ni mínima madurez.

El proyecto ferroviario entre Lima y Chosica fue anunciado como una obra clave para aliviar el caótico sistema de transporte en la capital, especialmente en la sobrecargada zona este. Sin embargo, en lugar de ver cronogramas, avances de obra o estudios técnicos, la ciudadanía presencia peleas estériles protagonizadas por dos autoridades que han olvidado que el cargo público exige sobriedad, negociación y capacidad de priorizar los intereses colectivos sobre los personales.

López Aliaga y el tren fantasma: populismo ferroviario con fines electorales.

El alcalde López Aliaga ha demostrado una vez más que su estilo comunicacional, lejos de conectar con la población, agudiza la polarización política. Su desprecio abierto por la institucionalidad del Ejecutivo evidencia una gestión más enfocada en confrontar y en impulsar una campaña electoral, que en construir. Pero el ministro Sandoval no está exento de críticas: su falta de templanza y su decisión de enfrascarse en una querella legal solo prolongan un enfrentamiento innecesario, además de contribuir al desgaste de la autoridad estatal.

La presidenta Dina Boluarte, responsable directa de la designación de Sandoval, también queda expuesta por permitir que una cartera técnica sea usada como cuota política. El MTC, más que ningún otro ministerio, requiere perfiles técnicos con conocimiento en planificación urbana, movilidad y transporte. La ausencia de ese perfil técnico ha sido una crítica válida que, lamentablemente, se diluye entre gritos y agravios.

Mientras tanto, los ciudadanos de Lima siguen atrapados en un sistema de transporte colapsado, sin un cronograma claro para el tren prometido, y con dos autoridades egocéntricas en pugna que parecen más interesadas en sus batallas personales, que en atender los problemas reales de la ciudad.

Show ferroviario y campaña electoral en marcha. López Aliaga presentó vagones sin infraestructura operativa.

El país necesita funcionarios capaces de sentarse a dialogar, incluso en medio de profundas diferencias. Lo ocurrido entre López Aliaga y Sandoval es una muestra clara de cómo no debe funcionar el Estado. Y mientras ambos se insultan y se amenazan, los limeños siguen esperando respuestas, no excusas.

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