Todo cambió ese año, 1997, catastrófico para una ciudad que se arremolina en el desierto, donde sus pobladores utilizan sobreros de paja para cubrirse del sol que adormece y acojuda. Las corrientes febriles que mordían las costas de Piura, en el norte del Perú, trajeron consigo una temporada devastadora de lluvias. El Niño* se precipitaba todas las noches de aquel verano sobre la tierra, cubriendo con sus extremidades todo el horizonte. El otro “niño”, el de mirada anonadada, dejaba caer desde su ventana barquitos de papel que armaba a una velocidad casi industrial. Parecía feliz. Los ensamblaba para resistir las más titánicas tormentas. Desde un tercer piso los veía a todos navegar por el borde de la pista. Algunos, accidentalmente, anclaban en puertos de algunas casas vecinas; otros no soportaban y naufragaban; los demás, sobrevivientes, volteaban la esquina sin rumbo fijo…
Trece años después recuerda, casi por reminiscencia, las lluvias del año en que para él todo empezó. De pronto, ve todo como un espejo, no sólo a él sino también las cosas que se recrean a su alrededor.
Va camino abajo por la avenida Loreto. Es muy temprano y una llovizna atenúa de grises las calles; voltea a la derecha, por el jirón Callao y entre las cuadras dos y tres entra por Junín, directo, de bajada y sin escalas hasta llegar a ver a alguien en aquella ventana de 1997. Imposible. Son sus pasos los que navegan, los que recorren los bordes y voltean las esquinas sin rumbo fijo…
Nada ha cambiado… Nada ha cambiado… los hilos de agua se siguen formando en época de lluvia, los puertos vecinos aparecen descoloridos sobre una ciudad costeña y calenturienta, y, de vez en cuando, se puede ver voltear la esquina otro barquito de papel que, al fin y al cabo, terminará por naufragar sobre la pista sedienta. * El Niño es un fenómeno climático errático que se produce debido al desplazamiento de las corrientes marinas cálidas, que terminan superponiéndose sobre la corriente de Humboldt, de temperatura fría y situada frente a las costas del norte del Perú. Este desorden climático ocasiona intensas lluvias en las zonas tropicales de la zona ecuatorial.