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Lo cortés no quita lo valiente

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Keiko Fujimori

La señora Keiko está siendo pésimamente mal asesorada. La campaña del 2021 ya empezó y otros actores políticos con mayor oficio ya han desfilado por la calle Choquehuanca en San Isidro, y no para agachar la cabeza, sino, para adecentar y devolverle en algo, aunque sea un poco, la caballerosidad, la cortesía, las buenas formas de antaño a nuestra menoscabada clase política.

Los gestos son importantísimos, generan percepción, y a veces hasta corriente de opinión como con Barnechea que aprendió la lección, ahora sí se comió su chicharrón, se fue a saludar al presidente electo para sorpresa de muchos, tragándose el sapo, sacudiéndose de esta manera del arropamiento de soberbia que con justa razón le pusieron los peruanos y los medios.

La izquierda sigue demostrando sus buenos reflejos, su aire fresco, renovado, que deja un agradable sabor en el elector de centro, de derecha. Esta izquierda seduce, encandila, trabaja y deja trabajar en democracia, prueba de ello es su acierto de reunirse con Pedro Pablo Kuczynski para salir luego con una declaración de impacto a las que ya nos están teniendo acostumbrados: “No seremos una oposición obstruccionista” ha señalado Verónika Mendoza, su lideresa más representativa.

Una frase muy afortunada sin lugar a dudas pues con eso le ha pasado la pelota al fujimorismo, agregándole además por si no se han dado cuenta, un nuevo rótulo, adicional al de autoritarios, corruptos, narcos, ahora son también obstruccionistas, marcando así la cancha desde el saque, dejándole en claro a la ciudadanía que si no se viabilizan las reformas que se necesitan, será única y exclusivamente responsabilidad de la bancada de Fuerza Popular, mientras las otras bancadas casi en su totalidad están demostrando lo contrario.

Una mención especial también al Apra por la propuesta de ser bisagra, por algo son los tradicionales y más antiguos en ejercicio, qué duda cabe que conocen muy bien el terreno, casi a la perfección, no por nada han sido dos veces gobierno, son duchos, hay algo que se llama peso político, los de la casa del pueblo lo tienen, pueden ser cinco nada más pero se dejan sentir, saben en qué momento hacer uso de la mesura, de la sensatez, y  la opinión pública ya tomó nota de las predisposiciones de apertura adoptadas por los que formarán parte del legislativo e inexplicablemente en el partido naranja no reacciona, siguen rompiéndose la cabeza para ver cuál será la salida más inteligente ante esta nueva derrota pero mientras más días pasen y mientras más cosas digan sus voceros quedan peor, muy mal parados. Y es que de inteligentes parece no tienen nada. Ni ellos mismos saben qué cosa es lo que quieren demostrar con esta innecesaria postura de resistirse al acto republicano de felicitar al adversario.

Ya están empezando a perder la elección presidencial del 2021 otra vez por no apostar por la suma de esfuerzos, ni por la concertación. Es inconcebible que Luis Bambarén se haya mostrado como posible mediador para que Keiko acepte dialogar con PPK, es inconcebible que Becerril haya indicado que no es de vida o muerte que haya diálogo con el Ejecutivo entrante, es inconcebible que la pataleta de Keiko se haya convertido en la agenda del nuevo gobierno cuando hay tantos temas de país urgentes por resolver. Con esa actitud no solo perderá nuevamente la elección por tercera vez consecutiva en el 2021 sino incluso está poniendo en riesgo su pase a segunda vuelta.

Los engreimientos y mala crianza son inaceptables en política, quedan puestos sobre aviso, en autos, debidamente notificados sobre el boomerang que están lanzado. Vamos Keiko, vamos; hasta ir a saludar y aprobar las reformas no paramos.

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