Desde que el gobierno de Pedro Castillo asumió el poder y puso en la PCM a Guido Bellido, empezó la guerra de poderes. Por un lado, el Legislativo que a través de contadas bancadas como las de Fuerza Popular, Avanza País y Renovación Popular, lanzaban la consigna de la denegación de la confianza, no solamente por la indeseable presencia del premier, sino, por otros ministros que también tendrían vínculos con el senderismo.
Asimismo, Bellido, no perdía oportunidad para responder con insolencia al Parlamento y a otros opositores, a pesar que lo hacía desde Twitter. Entre tanto, luego de tanta pose y barullo, el Congreso le brindó el voto de confianza, para salvaguardar sus dos cartas de “censura a un gabinete” para evitar una disolución en el futuro; pero ahí no acabaría todo.
Luego, siguieron más desatinos, contramarchas, y contradicciones del premier, que eventualmente desvirtuaba aseveraciones de sus ministros y del propio profesor chotano.
Finalmente, luego de 68 días, acabó la racha de Guido-Puka que fue defenestrado de la PCM y el presidente Castillo dio un giro inesperado. Designó como premier nada menos que a la antiminera y oenegera Mirtha Vásquez Chuquilin y desde ese momento, los caviares salieron de sus tumbas y empezaron con el radio Bemba, lanzando la premisa: “Ella es una demócrata decente, concertadora y competente”.
Así funciona esta parasitaria casta que sabe manejar muy bien el marketing político. Ellos se juntan, se organizan y se wasapean en grupos cerrados para lanzar sus autobombos y orquestar sus “consignas”, así como lo hicieron durante las marchas antimerinistas en noviembre de 2020.
Y en el colmo, anuncian que la nueva premier, realizó una gran gestión durante su jefatura en la mesa directiva del anterior Congreso. Aquella narrativa es más falsa que billete de cinco soles; porque la señora Vásquez Chuquilin desde que lideró la mesa del hemiciclo empezó a contratar a casi una centena de personal para que “no hagan nada”, todo a través del tarjetazo y con aumento de sueldo incluido. Además, ordenó la compra de 130 Smartphones para los legisladores, solamente para votar en los debates y al final boicoteó su propia moción de censura; es decir, la dilató por 12 días, para que no la saquen de su directiva.
Vásquez Chuquilin, mostró su desprecio al Fuero Parlamentario, porque en lugar de defenderlo, defendió al Ejecutivo y jugó en pared con la encargatura del transitorio Francisco Sagasti para boicotear y observar proyectos de ley que reivindicaban a la clase trabajadora, como la ley de la ONP, AFP, FONAVI, y la usura bancaria.
No debemos olvidar que el régimen de Ollanta Humala terminó caviarizando a los aparatos del Estado y esta vez, Pedro Castillo ya empezó a edulcorarse y ha puesto en la PCM a una señora que con el pretexto de la gobernabilidad y el dialogo, va a emprender una reconformación de los puestos claves en el aparato estatal, y así los caviares surgirán de las cenizas,
Así las cosas, desde hoy y en los próximos días debemos escudriñar en el diario oficial El Peruano, las probables designaciones en el aparato estatal; en especial en la PCM. No vaya a ser, que nos sorprendan y publiquen nombres como Violeta Bermúdez, Daniel Olivares, Marisa Glave, Indira Huilca, Roció Silva Santisteban y otros especímenes políticos que desde un principio encontraron en el Estado, un “Silicon Valley” que alimentó sus zonas de confort.