LIMA NO EXISTE Y EL PERÚ TAMPOCO: WI:K

El boom de las películas peruanas, sobre todo las de tipo bubble gum del grupo Tondero, solo buscan en esencia, el divertimento, el relax de los sentidos, la nostalgia o la risa fácil. Pocos son los filmes donde haya realmente un trabajo de autor con un lenguaje propio (o aunque sea un intento) y con un riesgo al fracaso, porque, al fin y al cabo, se filma para “triunfar”, para llenar los cines, para celebrar en la alfombra roja, para ser famosos y tener las cuentas en azul.

Caso que no incluye, creo yo, a esta propuesta diferente llamada WI:K. Y quizás por eso, por ir a contracorriente y por mostrarse sincera, termine siendo un espacio para la reflexión donde lo visual nos devuelva a una realidad sin nombre, el vacío existencial de los jóvenes de estos tiempos y su marasmo o el no-hacer que no tiene nada que ver con los místicos, los ascetas o los renunciantes a la vida.

WI:K o el espanglish de Week, semana, se subdivide en siete días donde se ubican estos tres personajes de alta o mediana burguesía que no saben lo que quieren, para ellos todos los días son domingos (o parecen) ahí sentados al fondo de una piscina abandonada, lanzando piedras a unas botellas y hablando sobre la vida y la forma de conseguir dinero, pero no para crearse un futuro sino para gastarlo, para no tener que trabajar y seguir mirando las paredes sin que nadie les diga nada.

Una chica que reparte volantes a las afueras de un centro comercial. Un muchacho que está de vividor de otro que sí tiene recursos, incluso una casa enorme con piscina, pero que prefiere estar en un departamento en una zona más modesta, tirado en la alfombra y fumando cigarrillos.

No obstante, sus vidas cambian cuando en un MacGuffin, o sea, un pretexto de guion, uno de los personajes encuentra la forma de hacer dinero fácil editando una película porno para unos cafichos, lo que hace que la película se llene de una aureola del cine negro, pero sin perder el derrotero; o sea, el no camino, porque lo importante aquí, no es la lucha del bien contra el mal o los buenos contra los malos, los estafadores contra los honestos, etc., lo importante aquí es que el mundo, Lima o el Perú, no tienen futuro, y que igual da que te quedes mirando las losetas de una piscina a que estés contemplando el mar o el techo de tu cuarto.

Creo que el director Rodrigo Moreno del Valle, ha construido un imaginario de los jóvenes limeños clasemedieros aburridos ante el esplín de una ciudad y un país que no les ofrece ninguna alternativa, solo el marasmo, solo el sexo sin compromiso, solo el color gris de sus cielos, solo el vacío de los que ya no quieren sumarse a la PEA activa, ni quieren estudiar nada o dedicarse a “algo”, menos trabajar, quizás solo buscar un poco de drogas, cachuelarse por ahí y emborracharse hasta quedar tirados en alguna playa o perder las pocas cosas importantes que uno lleva en los bolsillos o en una mochila.

Muy buena actuación de Pedro Pablo Corpancho, Jean Phil Arrieta, Olivia Manrufo, Pablo Mamani, Mr Lyrico, Norma Martínez y sobre todo, de Piera del Campo, la joven atrapada en un drama familiar y cuyas desesperadas decisiones contrapesan y enrumban una amistad de tres. También es importante la música o el soundtrack construido por Rafo Ráez quien también tiene un papel dentro de la película como vendedor de música en las Galerías Brasil.

Por cierto, WI:K, cuyo guion fue hecho por Illary Alencastre y Rodrigo Moreno, ganó el premio de Post-Producción del Ministerio de Cultura y pudo hacerse en cuatro años por la falta de recursos económicos más no ninguna orfandad artística.

Quizás se emparente con películas como 25 Watts de Rebella y Stoll o Pizza, Birra y faso de Caetano y Stagnaro y hasta la kafkiana Memorias del Subdesarrollo de Gutiérrez Alea, cuando no a Videofilia de Molero, su entorno más cercano; pero igual, WI:K termina siendo una película necesaria para comprender también que el futuro del cine en el Perú, es quizás también el futuro del Perú.

Aquí unas preguntas al director:

¿Qué opina de las últimas películas peruanas?

Siento que hay varias de las últimas películas peruanas que me parecen interesantes tanto por su puesta en escena como por lo que cuentan siento que en casos como vídeofilia o Rosa Chumbe se toman riesgos que necesitamos para que nuestro lenguaje cinematográfico empiece a ejercitarse, o el soñador que explora también desde el montaje y creando mundos oníricos, esos riesgos son inspiradores.

¿Por qué hacer una película en el Perú?

Es difícil esta pregunta, creo que es necesario tener películas en las que podamos vernos o sentirnos identificados, no sólo el cine como entretenimiento sino también como una herramienta para dejar constancia de un momento o el sentir de un momento.

Una pregunta contrafáctica: ¿Ser cineasta sirve para algo?

Podría decirte que sí y no, creo que está bueno pensar que no sirve en absoluto, hay que seguir trabajando, tal vez uno sin darse cuenta hace obra y ahí sí podría tomar valor el oficio.

¿El color gris de WI:K es también el color gris de los políticos?

Creo que es el color gris de una ciudad ambigua, en el limbo, ni en la luz ni en la sombra, ahí seguro en esa nada deben estar también los políticos.

¿Por qué tendríamos que ver WI:K y, por ejemplo, no, Rápidos y Furiosos 8?

Creo que cada uno puede ver lo que quiera, el público de rápidos y furiosos se va a aburrir viendo WI:K, el público de WI:K espera rápidos y furiosos pa verla en dvd. Creo que habría que ver las dos, cada una tiene su público el tema es dejar que ese público llegue a verla.

El asunto de las clases sociales, o, mejor dicho, de la clase media alta, no es ningún problema para un cineasta de la clase media alta. No ves quizás un exceso de honestidad.

Creo que el estar en una posición de privilegio exige cierta responsabilidad de mirar lo que te rodea y cuestionarlo de alguna manera, por otro lado creo que hay que contar lo que uno conoce para que se sienta la potencia o la verdad detrás de un relato, al ser un relato personal creo que no habría podido ser de otra manera.