Escribir es todo un ejercicio. Y cuando no se escribe al igual que los músculos, uno se atrofia. Se ralentiza o incluso se extingue. Es difícil mantenerse en la brega y hay que guardar oxígeno tal cual una maratón. No importa si escribes novelas, cuentos, ensayos o poesía. Todo con el tiempo te debilitará si no sabes cómo mantenerte a flote. Y para eso, hay que saber reinventarse mil veces y de todas las formas posibles.
Es verdad que lo cuantitativo no garantiza ningún éxito. Hay escritores de libros a granel y al peso. Esos que después aparecen en el canasto de remate y que nadie quiere. Y también es verdad que escribir un único libro ganador de premios y con buenas críticas no te garantiza nada. Más aún cuando empiezas a usar ese libro de plantilla y a escribir libros repetitivos hasta el vértigo. Solo hay un Juan Rulfo como solo hay un Arthur Rimbaud.
Medir el éxito de un libro es relativo. En estos tiempos de velocidades mediáticas y librómetros, los medidores establecen récord de ventas. Hay presentaciones masivas con gente gritando en las afueras para que los dejen entrar y obtener una firma del escritor de moda. Pero todo pasa y en unos meses o pocos años nadie se acordará de él porque el territorio de la escritura es pantanoso, inestable y con flechas en diferentes direcciones. Gravedad cero. Y eso sí, nada te asegura llegar a la meta. Así como ganar plata por tus libros no significa necesariamente haber trascendido. Hay algo que va más allá de lo crematístico.
Es conocida la posición de MVLL con respecto a los best sellers, no obstante ser él mismo promercado y defensor de las libertades empresariales y, cómo no, editoriales. Pero, en la otra esquina, en una conferencia del escritor Miguel Gutiérrez, en la Noche de Lima, este se manifestó a favor de los best Sellers y libros de autoayuda. Ergo, alguien de derechas en contra de los “libros fáciles” y alguien de izquierdas a favor de estos.
Y es que la literatura es tierra de nadie. Nada está dicho o todo está por decirse. Es mentira que no hay temas o que todo está cubierto. Siempre hay una rendija por donde puedes pasar, si te decides, si estás dispuesto a perderlo todo por dejar una sola página bien escrita y que quede para la posteridad.
(Columna publicada en Diario UNO)
