Deporte

Les bailaron un mambo

Alianza Lima sufre la peor derrota a nivel internacional frente a River Plate de Argentina. Una mirada vista desde el conformismo de nuestra liga local.

Published

on

Lo de anoche en el Monumental de Buenos Aires es conocido ya por todos los hinchas aliancistas y sobre todo por sus detractores. Fue un 1 a 8 en contra. Si usted esperaba leer una crítica pura y dura, ‘pateándole’ en el suelo a los jugadores del elenco blanquiazul puede buscar por otro medio.

Eso sí, fue una vergüenza que a propios y extraños afectó en diferente medida. Para algunos, perder en Argentina, frente a uno de los equipos más poderosos del continente, no resultaba ninguna novedad; se podía perder por goleada, incluso, y nadie frunciría el ceño, era lo esperado, lo matemáticamente posible, pero perder ocho goles contra uno es solo una muestra más de que vivimos en una laguna de conformismo.

La liga peruana es el lugar ideal para que los futbolistas que ya se encuentran en sus últimos partidos, previo al retiro, pueden saborear ínfimamente sus mejores épocas de deportistas, trotando en el campo o moviéndose a la velocidad de un carrito de golf, pues los jugadores del torneo local no les exigirán más de la cuenta, y tampoco los segundos tienen la capacidad de dar algo más ya que siempre ha jugado en un medio ausente de esfuerzo. Pero no todo es culpa de ellos.

Y esa no es una crítica reciente, ya el propio profesor Ricardo Gareca viene repitiendo una y otra vez que el gran problema del fútbol peruano es estructural, y resulta a estas alturas casi un milagro de que el Perú esté a solo un partido de clasificar a su segundo mundial consecutivo. Pero el problema persiste y persistirá si es que la alta dirigencia que tiene las riendas, no solo del ‘deporte rey’ sino de todas las disciplinas deportivas, no empiezan a reformar todo el sistema, empezando desde lo más abajo, las divisiones menores.

Es casi sintomático, como cualquier empleo u ocupación en la vida, si una persona no es exigida, ya sea en su centro de estudio o trabajo, vivirá pensando que lo que hace basta y sobra para llevar una vida cómoda y sin muchas complicaciones. Es la vida del conformista y eso se ha venido practicando en nuestra sociedad. Entonces, el problema no solo pasa en que el deporte en nuestro país cambie, sino que toda la sociedad empiece a darse cuenta que en realidad las cosas andan mal, verdaderamente mal. No en vano el ‘profe’ Gareca tiene implementado un departamento de psicología para atender a los futbolistas que son convocados para defender a la blanquirroja, porque sabe perfectamente que primero hay que convencer al futbolista de lo capaz que es y que lo que da en su liga no alcanza para jugar partidos internacionales.

Como escribí líneas arriba, hablar de Alianza Lima ahora es en vano, porque ni hoy ni mañana el club íntimo empezará a jugar como lo hace el Real Madrid. Y que los demás clubes del torneo local no empiecen a mirar por encima del hombro porque el conformismo está incrustado en todos ellos: directivos, jugadores, personal de inferiores, todos.

Mientras no se cambie el ‘chip’ del típico caso del trabajador que se pasa toda su vida esperando que den las 5 para irse a su casa y esperar a fin de mes para que reciba su sueldo, convirtiéndose eso en un círculo vicioso, entonces estamos cayendo nuevamente en el conformismo. No hay exigencia, no hay retos, todo es monocromo y lo peor de todo es que se sienten felices que sea así.

Haciendo énfasis, el problema no es solo deportivo sino social. Si el entorno no es propicio, si los cimientos no son fuertes, no se puede pedir más de algo que creció de manera precaria. Fue un mambo, pero esperemos que para la próxima oportunidad que le toque a un equipo peruano disputar un torneo internacional no sea una marcha fúnebre, porque sinceramente estamos en una lenta y dolorosa agonía.

Comentarios
Click to comment

Trending

Exit mobile version