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“Le tengo miedo a los idiotas, porque son muchos y pueden elegir un presidente”

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Foto: Charlie Jara.

La frase de Facundo Cabral hay que recordarla ahora más que nunca. Ayer cinco de abril se vivió una marcha multitudinaria, con menos odio que las anteriores (aunque no faltaron las arengas racistas de “China rata”), menos fanatizada, una marcha más para un selfie,  una marcha para lucirse democráticamente fashion.

Y mucho se debe a que la mayoría de manifestantes no eran habituales en las marchas. Gente más de centro, moderada. Más de tres cuartas partes de los que salieron ayer a marchar eran jóvenes entre 17 y 35 años. El grueso era una multitud pulpin de estudiantes de pregrado. Procedencia en su mayoría urbana. Estuvieron presentes sindicatos y colectivos y universidades. La convocatoria fue extraordinariamente amplia. Ni en las marchas contra la ley Pulpin se había presentado tanta gente.

Aunque hubo una fuerte presencia de izquierda en la marcha también hubo su gentita de derecha que no perdona a Fujimori la corrupción de los noventas y el autogolpe del 1992. También hubo gente radical como el FUDEP,  alianza en que  se encuentra el grupo MOVADEF, brazo político del grupo terrorista Sendero Luminoso.

Entre la multitud estaban periodistas como Gorriti, la ex y todavía esposa de Mario Vargas Llosa acompañada de su hija Morgana (a quien por cierto le encontré cierto aire a Marissa Glave), la piernona de Claudia  Cisneros, los actores Jason Day, Santiago Maguil, Bruno Espejo y la caserita en toda marcha que pueda haber, Charito de Al Fondo Hay Sitio. Nada sobresaliente, ni gritaban, solo figuraban como estrellas opacas en el escenario político de la calle. A todo esto ¿alguien sabe en qué  esta últimamente trabajando Jason Day o de que vive Santiago Maguil? Yo a este último lo daba por muerto hace ya varios años. Como no se le ve en el escenario.

Como sea fue un éxito de convocatoria aunque carente de significado pues todo acabó apenas comenzaron los aburridos discursos de los dirigentes de sindicatos y colectivos al llegar de su vuelta a la Plaza San Martín. Además de que todo ese capital y presencia de medios de comunicación no pudo ser canalizado  hacia algo más constructivo como una propuesta. La marcha de anoche dejó claro el contra pero no el pro, y sin eso último no se construye nada. De hecho  la marcha (extrañamente favorecida por el actual y desprestigiado gobierno de Humala) puede impactar en bajonear en algo a la candidatura de Fujimori aunque no queda claro si terminará por impulsar a la favorita de la Casa de Pizarro, la Vero, o si esta convocatoria anti keiko se reparta entre ella y Barnechea. Igual faltan solo cuatro días para saberlo.

Solo me queda repetir la redundancia  de esta marcha multitudinaria y pacífica, que fue más tranquilo que mezclar Prozac con Xanax. Una marcha como para llevar a tu flaca, o ir empujando  a tu abuela en la silla de ruedas. En algún momento se vio a un joven con un polo con la hoz y el martillo, pero felizmente la policía se encargó rápida y eficientemente  en desaparecerlo de la marcha. Salvo eso no hubo mayor incidente. Ya al terminar la marcha muchos se retiraron con su pancarta y cartel a seguirla en el concierto de  Coldplay. Pero, como diría Kipling, “esa es otra historia”.

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