Ayer, el ministro de Cultura, Alejandro Salas, visitó la ciudad del Cusco. Para su sorpresa, varias comunidades lo esperaban para decirle que sus solicitudes no han sido atendidas hasta hoy. Eso no sorprende, porque el ministro se la pasó como escudero y traductor del presidente Castillo durante casi tres meses. Entre los reclamos de las comunidades campesinas de Quillahuata, Pumamarca y de la Asociación de propietarios de Sucso Aucaylle, y de los presidentes de las Asociaciones Provivienda del polígono del Parque Arqueológico de Pumamarca, se le exigió la revisión de los informes técnicos que demuestran la habilitación para construir viviendas dentro de esa zona.
De acuerdo con las comunidades antes mencionadas, estas precisan que se encuentran impedidas de obtener servicios básicos como agua, luz o desagüe debido a que la cartera de Cultura no ha dado el visto bueno a esas instalaciones. Es decir, el gobierno del pueblo, como lo llama Castillo Terrones y sus ministros, mantiene a cientos de familias viviendo con sus pequeños hijos sin los servicios básicos de agua, luz y desagüe. ¿Así dicen que su prioridad son los niños?
También reclamaron que en la visita anterior del ministro de Cultura no se les dejó ingresar a la reunión y esto fue tomado por los cusqueños como un desprecio por el verdadero Perú profundo.
Pero lo más interesante vino luego de leer el memorial de las comunidades y las asociaciones cusqueñas, donde mencionan que el ministro no lucha contra los actos de corrupción de parte de malos funcionarios del Ministerio de Cultura que son de conocimiento público, y que constantemente son denunciados en los medios de comunicación. Claramente se refieren a Guillermo Lumbreras (hijo) y al señor Gary Mariscal Herrera, dos personajes que tienen varias denuncias por corrupción pero son blindados por la gestión de Salas Zegarra.
Sabemos que al ministro Salas le tiembla la mano y por eso jamás realizará lo que dijo el pasado 23 de febrero: «Estamos formando una comisión de idoneidad, en virtud a la Ley N°31419, con la que vamos a revisar de manera exhaustiva los perfiles de todos nuestros funcionarios y, teniendo como veedor al órgano de control institucional, que depende de la Contraloría de la República, verificaremos si cuentan con la idoneidad debida para estar dispuestos al servicio del país de la mejor manera”. Han pasado dos meses y no existe ninguna acción ni evidencia concreta de la llamada comisión de «idoneidad».
Además, lo que pidieron los pobladores durante la reunión de ayer con el ministro Salas fue resolver los siguientes temas: Sinceramiento del polígono de Machu Taucaray (Asociación Provivienda Villa Virgen de la Puerta). Aprobación de factibilidad del Proyecto de agua y desagüe de la Comunidad de Quillahuata. Reconsideración del Parque Arqueológico de Pumamarca. Anillo vial de Muyuqorco y la reorganización de la Dirección Desconcentrada de Cultura de Cusco.
Lo que espera el pueblo cusqueño es que el ministro de Cultura trabaje y cumpla. Basta de mentiras y desprecios.
(Columna publicada en el diario La Razón)