El patriarcado, el sexo, la muerte. Son mujeres (y son jóvenes) las que hablan. Hablan de su intimidad, hablan entre ellas, y de paso, en verdad, para cualquiera. No son conversaciones que no hayamos tenido con seres que nos son (o que nos fueron) cercanos. Son eso que llamaríamos conversaciones privadas, solo que levemente filtradas como ‘tarea’ para un curso universitario o como ejercicios audiovisuales ¿espirituales? ¿terapéuticos? hechos públicos y realizadas a través de internet y con la pandemia encima; asuntos privados, confesiones, incluyendo ‘lo que no se dice’ ni siquiera para sí. Lo que no te confiesas ni a ti. Hasta que llega la hora. Interesantísimo territorio. Se necesita valor para meterse ahí.
No hablan de cosas que no sepamos. De hecho, como se dice, ‘cualquiera podría hacerlo’. ¿Y por qué no lo haces tú, o yo? Eso. -Las cámaras, los media, también pueden usarse para desalienarnos-. El asunto es que ellas se atrevieron a hacerlo. Dan la cara, y de manera directa y natural ponen aspectos significativos de sus vidas en palabras. ¡Qué bueno poder decir, de una vez, algo que necesita ser dicho! Un ejercicio de libertad. Destruyendo el pacto de silencio. El mandato del patriarcado. Mostrar la brutalidad de la cultura en la que estamos. De la que tratamos de salir.
En este sentido, lo bello es lo verdadero. La comunidad de seres que intenta una ética de los cuidados. El aspecto ético es relevante. Algo tan simple (tan complejo, tan complicado, tan urgente, tan natural, tan reprimido) como decir la verdad. Y no se trata, en su mayor parte, de experiencias exactamente felices. Que ellas cuentan tranquilas y hasta sonriendo. No hay una compulsión (a lo reality) a la confesión. Hay una necesidad de autoconocimiento, de compartirlo, sobre quiénes son las que hablan, con qué situaciones se han enfrentado.
En cuanto a la forma visual específica, la película es saludablemente ‘informal’, fresca, ligera, nada solemne, y a la vez, constantemente reflexiva, algo irónica, siempre referida directamente a hechos o situaciones muy concretas. ¿Las cámaras de las computadoras facilitan la comunicación de estos ‘secretos’? ¿Que lo hagan en grupo hace más fácil que surja lo que necesitan o desean decir? La necesidad de producir saberes acerca de nuestra experiencia, y en este caso, de las experiencias de un pequeño grupo de mujeres, en esta puesta de lo off the record on the record, necesita ser multiplicada y no quedar como una isla valiente y lúcida en medio de la oscuridad tristemente acostumbrada.
Programada en el 8° Corriente – Encuentro Latinoamericano de Cine de No-Ficción
Película
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