Se ha instalado la idea de que la SUNEDU y la Reforma Universitaria son perfectas e intocables. Lo cierto es que era necesario cerrar muchas universidades que tenían pésima calidad, pero también es cuestionable que la entidad reformadora no haya respetado las normas y haya favorecido intereses económicos olvidando por completo alternativas para los estudiantes que se quedaron sin opciones de estudio.
Oswaldo Zegarra, actual Superintendente de la SUNEDU.
Una gran campaña de imagen posicionó a la SUNEDU como la impecable institución que llevaba a cabo una gran Reforma Universitaria a tal punto que el proceso se convirtió en intocable. Cualquier crítica o irregularidad era acallada en los medios. Nadie ha querido revisar las graves irregularidades cometidas por la SUNEDU en el período del expresidente Martín Vizcarra Vizcarra y el ex jefe Martín Benavides Abanto y tampoco se ha revisado por qué la actual administración asumió y calló esas anomalías.
La SUNEDU realizó una reforma que era muy necesaria pero la desnaturalizó al utilizarla para favorecer intereses económicos en lugar de enfocarse en el ámbito educativo. Es por esa razón que no diseñó alternativas para 180 mil estudiantes que se quedaron en la calle privados de educación superior. Asimismo, terminó utilizando un doble discurso, pues, empezó señalando que ninguna universidad podía volver a solicitar un licenciamiento y cuando las críticas asomaron la SUNEDU salió a decir que sí existía un modelo para pedir nuevos licenciamientos.
Aquí detallamos varios casos puntuales que cuestionan la labor de la SUNEDU y la mal llamada reforma universitaria.
Las licencias a favor de la UTP
Lima Grispublicó un informe alertando sobre el extraño vínculo entre la SUNEDU y la Universidad Tecnológica del Perú (UTP), un centro de estudios de propiedad del grupo económico Intercorp —perteneciente a la millonaria familia Rodríguez Pastor dueña de Interbank y muchas otras empresas—.
La UTP recibió el licenciamiento para su sede central en Lima pero, simultáneamente, la SUNEDU le otorgó licenciamientos para siete sedes en provincias que solo existían en el papel. Algunas de esas sedes eran lotes de terreno, otra una casa abandonada y otras en proceso de construcción pero todas con licenciamiento. Una decisión ilegal porque el requisito para recibir un licenciamiento es tener el local terminado y con aulas, laboratorios, bibliotecas y toda la implementación necesaria. Esas siete licencias se otorgaron a la UTP en el año 2019.
Tampoco respetaron otra obligación impuesta por ley: que el Licenciamiento Institucional exige que la sede principal y sus filiales a nivel nacional tengan infraestructuras similares y el mismo nivel de equipamiento e implementación y estos requisitos deben ser verificados de manera presencial durante el proceso de licenciamiento. Es decir, la SUNEDU debe constatar que la infraestructura esté completa, que estén instaladas las bibliotecas, equipados los laboratorios y todo lo necesario para el funcionamiento óptimo de una sede universitaria. Nada de eso se cumplió. Los detalles se encuentran en este informe: https://limagris.com/las-licencias-de-benavides-video/
Utilización de presuntos funcionarios fraudulentos
La emisión del documento que definía el cierre de una universidad y, sobre todo, el futuro de miles de estudiantes, correspondía al Coordinador General Técnico de Licenciamiento de la SUNEDU. Un cargo que, sin duda, tendría que ser ejercido por un experto en materia educativa con sólidos conocimientos en el manejo institucional de una universidad. Con esa capacidad podía decidir cuándo y por qué debía cerrrarse una universidad.
Sin embargo, en la SUNEDU ocurrió algo muy grave. Dicho cargo fue ocupado por una persona que responde al nombre de Cristian Alberth Pacheco Castillo. No es un profesional en materia educativa, tampoco tiene formación en instituciones pedagógicas y, más grave, aún carece de título profesional, pues, solamente es bachiller en Ingeniería de Sistemas. Este personaje sin calificación para el cargo ejerció la función de Coordinador General Técnico de Licenciamiento, es decir, fue quien supervisó y firmó los informes que descalificaban a las universidades pero también firmó los informes favorables para otorgar el Licenciamiento Institucional a la sede central y a las siete filiales de la Universidad Tecnológica Privada – UTP, cuyo propietario es el Grupo Intercorp.
El bachiller Pacheco, un funcionario sin calificaciones para ocupar un cargo tan importante aprobó informes que sostenían que se habían visitado las sedes correspondientes y que contaban con infraestructura y equipamiento cuando en realidad estaban en proceso de construcción y, por lo tanto, no cumplían con los requisitos para ser licenciadas. Ver informe: https://limagris.com/pacheco-el-operador-de-benavides-video/
La ferretería que SUNEDU convirtió en universidad
Otro caso de grave irregularidad cometida por la SUNEDU es el de la Universidad Privada Peruano Alemana (UPAL) que logró su licenciamiento presentando el local de una ferretería, cero equipamiento y tres aulas en las que nunca se dictó ni una clase. Sin embargo, la SUNEDU le otorgó un veloz licenciamiento. Lo increíble es que la SUNEDU cerró 48 universidades por no cumplir requisitos esenciales pero a la UPAL le dieron licenciamiento, precisamente, por incumplir esos mismos requisitos.
La UPAL, por increíble que parezca, presentó como “sede universitaria” el local de una ferretería ubicada en la calle Alejandro Iglesias 296, Chorrillos. Un local inapropiado para convertirse en una universidad. En este informe se encuentran los detalles: https://limagris.com/la-ferreteria-que-la-sunedu-convirtio-en-universidad/
Una reforma con intereses ocultos
¿Cuándo cambiaron las reglas de juego y cuándo apareció el concepto de cierre de universidades que en la actualidad ha puesto en la calle a 180 mil estudiantes sin ninguna alternativa? Todo empezó el 7 de mayo de 2018 cuando el presidente Martín Vizcarra convirtió en Superintendente de la Sunedu a un desconocido sociólogo que se desempeñaba como profesor de la Pontificia Universidad Católica, llamado Martín Benavides Abanto.
Pocos meses después de asumir el cargo de jefe de la Sunedu —con nula experiencia en reformas institucionales—, Benavides dio la sorpresa cuando en setiembre de 2018 puso en vigencia un sorpresivo reglamento para cerrar universidades y no solo cambió las reglas de juego con las cuales ya habían sido licenciadas 54 universidades, sino que modificó el sentido de la ley universitaria y olvidó por completo que el objetivo principal de las universidades son los alumnos. Ver informe: https://limagris.com/los-socios-de-la-reforma-universitaria/
En una de sus lecciones, Nicolás Maquiavelo señala: “Busca una buena causa y esconde detrás de ella tus iniquidades”. Esa fue la línea que siguió la SUNEDU. Nadie duda de que las universidades en nuestro país debían ingresar a una severa evaluación y muchas de ellas era necesario que cesaran sus actividades porque no cumplían con estándares básicos. En ese sentido, la reforma que emprendió la SUNEDU fue una buena causa. Lo que no puede admitirse es que detrás hayan existido por lo menos dos situaciones muy cuestionables. La primera, el cierre de universidades sin haber diseñado alternativas para las decenas de miles de estudiantes que han visto truncado su futuro y hoy se encuentran sin opción de estudios profesionales. Y la segunda, haber incumplido la ley para favorecer el afán de un grupo económico que buscaba ingresar al mercado universitario. Ver informe: https://limagris.com/minedu-una-reforma-universitaria-con-intereses-ocultos-video/
La actual gestión de la SUNEDU
A la salida de Martín Benavides fue nombrado al frente de la institución el médico pediatra Oswaldo Zegarra Rojas, quien al asumir continuó la misma línea seguida por su antecesor y solamente cuando la SUNEDU empezó a recibir cuestionamientos cambió su posición radical y pasó a sostener que no era una entidad que clausura universidades sino que estaban dispuestos a dar licenciamientos si se cumplían los requisitos de calidad, algo que negaron durante mucho tiempo señalando que el modelo 1.1 estaba agotado. Recién en el último tiempo han mostrado cierta apertura apelando al modelo 1.5 para aceptar licenciamientos. Si la posición de la SUNEDU no hubiese sido tan radical y tan insensible con los alumnos, se habría dado oportunidad a algunas universidades que genuinamente podían mejorar.