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Las máquinas ‘pensando’ por los humanos

Es innegable que la IA ha llegado para facilitarnos la vida en ciertas ocasiones, pero convertirla en nuestra fuente inagotable de conocimiento puede resultar contraproducente con el tiempo. Al igual que un músculo, el cerebro también requiere de ejercicios mentales para mantener su agudeza y rapidez, sobre todo en el ámbito laboral para no ver a jovencitos quedarse en silencio ante una consulta de su jefe o superior.

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Por: Raúl Villavicencio H.

El último miércoles se celebró el Día Internacional del Libro en distintos países y no pude evitar pensar cómo ha cambiado esa sana costumbre de ponerse a leer al día un libro durante 30 o 40 minutos.

Ha quedado demostrado que el hábito de leer tiene ciertos beneficios para el desarrollo cognitivo y la salud mental, desarrollando el ser humano el fortalecimiento de la concentración, la refinación del lenguaje, la expansión creativa, así como una evidente riqueza en su vocabulario.

Sin embargo, los resultados de la Encuesta Nacional de Lectura (ENL) del año 2022 muestran que los peruanos leemos a lo mucho 2 libros al año, estando muy por debajo de otros países de la región.

Las causas de ello resultan distintas. Podría mencionarse que muchos padres han optado por entregarle a sus hijos, a muy corta edad, dispositivos móviles para su entretenimiento y distracción, bloqueándoles la posibilidad de que desarrollen mediante los juegos tradicionales habilidades sociales o motrices.

A propósito de los celulares y computadoras de última generación, estas ahora vienen implementadas con Inteligencia Artificial (IA), las cuales le evitan el esfuerzo al humano de querer indagar por cuenta propia, dejándole prácticamente ‘masticada’ las respuestas a sus inquietudes, sea la hora que sea.

Está claro que las nuevas generaciones aún leen, pero habría que preguntarse cuáles son sus fuentes. No se puede comparar una buena tarde de lectura, alejado de las distracciones de este mundo que va a mil por hora, a ponerse a leer comentarios en TikTok o Instagram; o buscar el resumen de una tarea mientras está conversando en WhatsApp con sus amigos.

Es innegable que la IA ha llegado para facilitarnos la vida en ciertas ocasiones, pero convertirla en nuestra fuente inagotable de conocimiento puede resultar contraproducente con el tiempo. Al igual que un músculo, el cerebro también requiere de ejercicios mentales para mantener su agudeza y rapidez, sobre todo en el ámbito laboral para no ver a jovencitos quedarse en silencio ante una consulta de su jefe o superior.

Qué placentero puede resultar sentarse a conversar con una persona capaz de mirarnos a los ojos sin que tenga que agacharlos cada cinco minutos para responder sus estados de WhatsApp, escribiendo “ja ja ja”, pero que su rostro permanezca impávido.

Columna publicada en el Diario Uno.

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