Por Vladimir Cerrón
La derecha es el adversario histórico de Perú Libre, no solamente por sus posturas ideológicas, políticas y programáticas, sino porque se presenta en su nueva y peligrosa versión agazapada, conocida como los caviares, quienes conspiran eternamente utilizando toda la artillería institucional donde ha logrado confiscarlos hegemónicamente hace algunas décadas, además de contar con parte importante de la artillería mediática.
Tanto derechistas como caviares, al final son lo mismo, ambos están para consolidar el sistema neoliberal, y se constituyen en factores externos que amenazan al Partido, pero no son la única amenaza, pues existen también los factores internos, se trata de quienes, habiendo llegado a cargos importantes como la presidencia, la vicepresidencia y el congreso, por el Partido, revisan al Partido, generan la discordia tratando de destruir internamente la organización.
Este factor interno es altamente letal, es la amenaza que nunca debemos subestimar y una vez identificada debe procederse a su eliminación inmediata sin contemplaciones, pues el mismo tiene la única misión de quebrantar la unidad partidaria, reventar al Partido desde adentro, siendo la falta más grave estipulada en los estatutos.
Este último factor al haber comprobado, tras su fallido intento, que el núcleo del Partido no sería destruido fácilmente, optó por retirarse de la bancada congresal, rompiendo la alianza existente entre el Partido y el bloque magisterial, haciendo que, gracias a esa acción divisoria, la bancada fujimorista salga fortalecida y pase a ser la mayor representación partidaria parlamentaria. Este es el nefasto legado del bloque magisterial al pueblo peruano por ahora.
En la misma línea, el Ejecutivo hacía el otro trabajo complementario, optando dedicar esfuerzos a “desgranar” al núcleo duro de la bancada, invitando a sus miembros a renunciar a cambio de puestos ministeriales, integración en la mesa directiva, presidir comisiones, avalar vocerías y otras “comodidades”. Lo que se escribe no es fruto de la imaginación, cuatro parlamentarios denunciaron la “oferta” presidencial en la asamblea orgánica del Partido, es decir, estamos frente a una conspiración al estilo montesinista, esta vez sin dólares, pero con puestos de poder.
La pregunta es: ¿qué le hicieron al Presidente o al componente magisterial para que adopten una postura traidora al Partido que los llevó de la mano al gobierno?, simplemente nada. Cuando se tuvo la primera reunión entre el Partido, el Gobierno y la Bancada, avizorando esta futura disidencia, el primer día invité a renunciar al magisterio a la bancada delante de Pedro Castillo, porque relucieron en el acto la ambición del cuoteo, la ambición del poder, la intensión de repartija, no me equivoqué, el tiempo me dio la razón. Esta misma práctica es la que ha llevado por décadas al fracaso del magisterio, esta misma maña hace que el fujimorismo sea ahora la primera fuerza parlamentaria, esta misma actitud hará que la bancada magisterial pase a la historia con pena y nunca más tengan una representación parlamentaria importante y menos un Presidente.
La disidencia del bloque magisterial no pasa por un deslinde ideológico, político o programático, sino pasa por la ambición de tener su propio parnaso, por tanto, los que dicen haber renunciado por principios o conciencia, parecen ser meros mercantilistas bermejianos.
También debemos dejar claro que su alejamiento en nada resquebraja la verdadera unidad parlamentaria perulibrista, por el contrario, el núcleo duro, se ha fortalecido de manera monolítica y sin mayor compromiso que lo ate, toma sus decisiones con firmeza y autonomía. No tenemos ninguna baja que lamentar, eso es lo cierto.