El presente artículo es un análisis escueto y parcial de la actitud de la población frente al fujimorismo en base a la encuesta que realizó GFK en marzo del 2017. Esta encuestadora también hace comparaciones interesantes con estudios hechos en años anteriores, lo que permite medir el cambio de actitudes. De más está decir que esta encuesta burguesa no es totalmente confiable. Sin embargo, carecemos de un mejor recurso fáctico y no hay tanto riesgo si interpretamos sus resultados con prudencia siguiendo la lógica marxista de los hechos.
Otra advertencia necesaria es que la encuesta entiende por “fujimorismo” la organización política de la familia Fujimori y no su “ideología” que comparte casi toda la derecha. Las preguntas están redactadas desde este punto de vista y es evidente que se podrían haber formulado de otra manera y estratificado también de otra forma. Para los estudios de opinión o de mercado de la burguesía existen cinco “niveles socioeconómicos”: A (S/. 11 mil), B (S/. 3 mil), C (S/. 1400), D (S/. 1000), E (S/. 700). Es evidente que la clase media peruana se ubica alrededor del nivel B, es decir, sus capas altas ganan más de 3 mil soles (incluso más de 11 mil) y sus capas bajas ganan menos de 3 mil (incluso 1400). La gran burguesía gana, por supuesto, mucho más de 11 mil soles y sus opiniones no salen en las encuestas porque ella las manda hacer. Para saber de ellas bastan las declaraciones de sus gremios, periódicos y partidos políticos. Partiendo de esto, tenemos que los niveles A y B (y C) corresponden (de forma aproximada) a la clase media, y el D y E al proletariado. Veamos ahora un primer cuadro:
Enfoquémonos primero en el nivel A/B. Si sumamos 7% (“fujimoristas duros”) más 17% (“simpatizantes”) tenemos que el 24% de individuos del nivel A/B apoyan a Fujimori. Si hacemos lo mismo con el nivel C tenemos 27% y con el D/E resulta un 32%, es decir, solo 8 puntos porcentuales más que el nivel A/B. Y si a esto agregamos que el nivel D/E tiene un 25% de antifujimoristas y un 43% de “indiferentes”, podemos concluir que el fujimorismo no se apoya solo en este nivel, ni en este nivel todos apoyan al fujimorismo. El fujimorismo tiene el apoyo de la cuarta parte de la clase media alta y tiene el rechazo de la cuarta parte del proletariado. Eso de “los votos fujimoristas se compran con tápers” es una simplificación estúpida. En realidad lo que predomina en general (40%) y en el nivel C y D/E (40% y 43%) es la indiferencia frente al fujimorismo, que en el caso del Perú equivale a la indiferencia a la política. Pero hay más.
No solo una cuarta parte de la clase media alta apoya al fujimorismo, sino que justamente esta clase media alta es responsable directa y exclusivamente del aumento general del apoyo al fujimorismo (por lo menos) en los últimos tres años:
Por otra parte los niveles C y D/E, es decir, la clase media baja y el proletariado, son responsables de la disminución del antifujimorismo en favor de la indiferencia política. En conclusión, una parte de la clase media alta se ha derechizado y una parte de las clases bajas se ha desmoralizado:
Es evidente que la pequeñaburguesía se ha derechizado por lo menos desde la última elección donde Ollanta Humala venció a Keiko Fujimori con el apoyo de la izquierda reformista…estos resultados (esta derechización del péndulo político) se deben a las derrotas parciales que viene sufriendo el proletariado a escala internacional por responsabilidad precisamente del Frente Popular y la izquierda oportunista que lo sostiene…La reciente visita de Obama a Cuba simboliza justamente el triunfo de este pacto contrarrevolucionario que solo puede generar desprecio, confusión y desmoralización en las masas obreras[i].
Esto lo escribimos en abril del 2016. La encuesta de GFK es de un año después. Esto significa que la tendencia que habíamos señalado (en realidad desde la derrota del Baguazo) ha seguido creciendo. El desarrollo de esta tendencia (derechización e indiferencia) ha sido clave para que la burguesía se sienta segura de imponer el indulto de Fujimori sin esperar una guerra civil. Veamos ahora otras cifras complementarias.
A nivel de regiones, el cambio más drástico (menor antifujimorismo) se observa en el centro (24 puntos porcentuales menos) y en el oriente (-27). Una explicación posible es la cuestión de Bagua. En su momento señalamos la declaración de una asociación indígena de la selva en apoyo de Keiko contra PPK y Mercedes Araos, ministra de turismo de Alan García cuando se perpetró el genocidio[ii]. Y ahora que Nuevo Perú quiere unirse a Yehude Simon[iii], los trabajadores de la selva tendrán una razón más para abandonar su antifujimorismo.
Por otro lado, la encuesta también muestra resultados según grado de instrucción (básica o superior), aunque solo desde un punto de vista. Haciendo cálculos complementarios hemos podido estimar los porcentajes específicos para cada segmento. Para la población con educación básica la distribución es la siguiente: con Fujimori (33%), contra Fujimori (26%), indiferente (41%). Como vemos la mayoría es indiferente y una cuarta parte está en contra. Para la población con educación superior la estimación es la siguiente: con Fujimori (18%), contra Fujimori (45%), indiferente (36%). Es evidente la diferencia con el otro segmento. Sin embargo, aquí tampoco se podría simplificar el análisis. Si unimos porcentajes tenemos que el 67% de la población con educación básica no están con Fujimori, y el 54% de la población con educación superior no están contra Fujimori. Son dos formas distintas de expresar la cuestión pero nos ayuda a evitar las reducciones vulgares de la intelectualidad “antifujimorista” que omite de su “análisis” la indiferencia política:
Obviamente el FA [el Frente Amplio de Mendoza y Arana] hace otro balance. Del triunfo electoral fujimorista no asume ninguna responsabilidad. Le echa la culpa a la televisión, las donaciones y las calumnias como si esto no hubiera existido antes. Los más audaces han llegado a maldecir a las masas por su “incurable ignorancia” y las condenan a tener “el gobierno que se merecen”. Lo cierto es que los verdaderos ignorantes, resignados e incurables son los políticos profesionales de la izquierda reformista que por enésima vez llaman a votar al “mal menor”[iv].
En conclusión, existe una tendencia a la derechización de la clase media alta y una mayor indiferencia política en las clases bajas, dos factores claves que explican el triunfo provisional del indulto y del pacto de impunidad total de PPK, pero también el fracaso de la marcha de apoyo al fujimorismo. ¿Cuáles son las perspectivas?:
La gran crisis mundial del capitalismo no hará más que agudizar la lucha de clases quebrando la estabilidad de la pequeñaburguesía que buscará una salida violenta a la crisis: si el proletariado no es capaz de ofrecérsela, entonces será la burguesía la que use esta desesperación contra él. La última palabra la tiene la lucha de clases internacional[v].
El paro agrario de los campesinos paperos, la huelga de los obreros de Kola Real, la lucha de los trabajadores mineros de Quiruvilca contra el cierre de su mina, todos son “pequeños síntomas” del desarrollo de una contratendencia progresiva que apoyada en nuevas luchas del proletariado latinoamericano y mundial, y con ayuda de los internacionalistas, sabrá abrirse paso sobre el fujimorismo, la apatía y las falsas ilusiones.