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LAS CENTRALIDADES DE LIMA EN EL SIGLO XXI

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Escribe: : Víctor Campos Ñique
( Docente, periodista y promotor cultural)

Lima acaba de cumplir 485 años de fundación española y ha pasado desapercibida una publicación importante por tratarse de una investigación que nos muestra a una ciudad desde el concepto de la centralidad, entiéndase “capacidad de ser centro, reconocido, utilizado o apropiado socialmente como un espacio de confluencia”.

El estudio es publicado por el Fondo Editorial de la PUCP  y lleva por título “Las centralidades de Lima Metropolitana en el Siglo  XXI. Una aproximación empírica”, libro de autoría compartida, entre los que figuran profesionales como Paola Moschella, Pablo Vega Centeno, Manuel Dammert Guardia, Marta Vilela, Víktor Bensús, Graciela Fernández de Córdova, Omar Pereyra.

“Este libro es un esfuerzo interdisciplinario por generar una contribución al estudio de la estructura de la metrópoli y sus centralidades urbanas”, se  consigna en las líneas iniciales de la presentación.

El gran escritor peruano Enrique Congrains, en los años cincuenta, llevaba a la literatura de forma original, la migración que Lima recibía de las provincias del interior del país, pero quizá no imaginó el impacto que este fenómeno traería para la posteridad en lo social, económico, cultural, etc.

La investigación se realizó en base a tres niveles de estudio, el primero, conocer cómo desde el Estado se asume, representa y planifica la estructura del territorio de la urbe. El segundo nivel de estudio era el análisis del sistema de centralidades urbanas de Lima, tomando en cuenta información inédita sobre movilidad y funciones urbanas. En este nivel se propone la necesidad de repensar la centralidad no sólo en función de la concentración de puestos de empleo sino apelar a dimensiones como la educación y el comercio.

El tercer nivel de estudio profundiza en la descripción de diez centros de diferente jerarquía, entre los cuales se encuentran, Mercado Central – Mesa Redonda – Gamarra, Miraflores, San Isidro, San Miguel, Independencia, Puente Piedra, Santa Anita, Ate Vitarte, Villa El Salvador, entre otros. En este aspecto se consignan las funciones urbanas a través de la presentación de sus características morfológicas.

Las dimensiones de análisis fueron las siguientes: densidad urbana, accesibilidad, diversidad de usos, medio físico y espacio público.

Algunas conclusiones a las que llega el primer capítulo son,  las limitaciones de la planificación urbana y repensar los instrumentos de gestión y planificación.

Y en general, las conclusiones del libro plantean los desafíos y la necesidad de continuar una agenda de investigación que aborde las múltiples relaciones entre espacio y sociedad.

Las herramientas metodológicas empleadas para el presente estudios han sido diversas como por ejemplo: aplicación de sondeos a transeúntes en cada centralidad, observación sistemática de las principales áreas públicas cuyo objetivo fue el identificar usos, problemas, interacción entre actores sociales, entrevistas semiestructuradas con actores clave en cada centralidad, conteo de flujo vehicular en las principales intersecciones de las centralidades y levantamiento de elementos físico-urbanísticos, como actividades comerciales, accesibilidad, seguridad, mobiliario urbano, áreas verdes, etc.

Para muestra un botón: Paola Moschella, doctora en Geografía por la Universidad de Estrasburgo (Francia) se le asignó Independencia y luego de hacer una serie de disquisiciones concluye en lo siguiente: “La concentración Independencia se caracteriza por su amplia diversidad de comercios, servicios y lugares de trabajo de diferente escala, como resultado de un proceso de cambio y yuxtaposición de usos. Esta aglomeración cuenta con una vía rápida que facilita la conectividad, pero dificulta la movilidad peatonal. La calidad del espacio público no es homogénea. Las zonas en mejores condiciones se relacionan con los principales actores económicos, quienes ejercen de facto un rol de gestión sobre el espacio público, muy focalizado y en respuesta a intereses particulares. Asimismo, estos puntos cuentan con un mayor control de seguridad, mientras que las demás calles se encuentran poco cuidadas y con áreas libres deterioradas. Además, identificamos una deficiencia de espacios de encuentro y descanso. La alta atracción de transeúntes y el comercio ambulatorio en las veredas resultan en la conformación de una zona muy dinámica; pero sumados a las condiciones de calidad física del espacio, los flujos llegan a ser lentos, incómodos e inseguros.”

En la parte final de la página de presentación se expresa: “La investigación que dio origen al presente trabajo fue motivada por la necesidad de aportar a la planificación de la ciudad. Lamentablemente, el proceso de elaboración de un Plan de Desarrollo para Lima y Callao iniciado el 2014 quedó trunco con el cambio de gestión, por lo que la ciudad sigue creciendo y transformándose de manera desenfrenada y caótica.”

Este estudio de investigación ha tenido particular aceptación en la comunidad académica, tanto que se agotó la edición y se está viendo la posibilidad de reeditarlo.

Sin duda alguna, el aporte de esta publicación es fundamental porque es producto no sólo de la labor en gabinete sino también se ha hecho trabajo de campo y recogido información de los habitantes de las zonas mismas identificadas para la investigación.

Lima, o mejor dicho, su morfología y estructura merece ser repensada desde varias perspectivas y este libro se suma con luz propia, de forma central, a la bibliografía sobre el tema.

Reflexionar sobre los espacios donde nos trasladamos en esta “bestia con un millón de cabezas” como escribió  Enrique Congrains en su cuento “El niño de junto al cielo” es indispensable e insoslayable y el libro nos invita a ello con una seria investigación puesta al servicio de la comunidad.

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