Opinión

La zona de interés, de Jonathan Glazer (2023)

Lee la columna de Mario Castro Cobos

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Por Mario Castro Cobos

Lo que no se ve, lo que apenas se ve, lo que se ve como de pasada, lo que está en segundo o tercer plano de la visión, o de la audición, lo que está, pero se ignora, lo que está y es terrible, pero se le asigna otro valor.

Esta película me recuerda una serie de autores, pero autores de libros y no de películas. No he profundizado en el tema pero me imagino que lo que hay que hacer en tantos casos es un ‘simple’ estudio de la normalidad (normalidad viene de norma, no necesariamente de salud mental), y con él, o en él, en frase del judío alemán Erich Fromm, que no podría ser más significativa: la patología de la normalidad, que brilla, en esta película, siniestramente.

Si Glazer pretendió -al menos en un sentido relativo- algo así… o al menos, digamos, una crónica de los dulces y tranquilos días que pasan… solo que son alemanes y son nazis y es la vida diaria de un oficial nazi y hermosa familia (eso sí, con unos vecinos muy particulares). Podría ser incluso la vida de cualquier familia rica o hasta de clase media versus familias en el ‘umbral de la pobreza’ (‘así se dice’).   

Podría decir: lo peor pasa como si no pasara nada. Y así puede olvidarse, y seguirse extendiendo hasta destruirlo todo (pura geopolítica, ¿no?). El fascismo es cotidiano, lo inunda todo. No tenemos que ser nazis (o sionistas) para vivir inmersos en él.

Ah el ser humano. Insultémoslo un rato. Estúpido, ignorante, egoísta, falto de empatía, indiferente, agresivo, vengativo, pasivo, manipulable, prejuicioso…

Una distancia, salvadora, protectora; el mal como enfermedad, y qué miedo contagiarse. Supongo que aparte de la novela de Martin Amis, en la que se basa la película, Glazer y/o el guionista leyeron su muy valioso epílogo. La cámara toma distancia, pues como explica Amis, es casi es un peligro ‘entender’, abarcar a estos personajes, sería en cierta manera justificarlos y no sé si hasta absolverlos. Tanto empeño en tratar de entender el horror para ¿entender? que ‘lo que nos salva’ es justamente no entender cómo pudieron hacer lo que hicieron… El pequeño problema es que (ellos-otros- los mismos) lo están haciendo de nuevo, no han dejado de hacerlo.

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