Opinión

La sustancia, de Coralie Fargeat (2024)

Lee la columna de Mario Castro Cobos

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Me parece estar menos ante una película límite que ante una película resumen, golosa citadora compulsiva de estilos y de obras. No oculta sus fuentes y con lo aguda que es, se juega mucho a su vistosa pirotecnia. ¿Fargeat, y no es que quiera citar a Cyndi Lauper, solo quiere divertirse? Según ella no.  Pero qué nos dice su obra, más allá de lo que el personaje público afirma.

Una mujer norteamericana promedio y famosa, perteneciente al mundo del espectáculo, quiere conservar el trabajo a lo programa aeróbico de Jane Fonda ya que no como actriz, y el confort psicológico más el capital simbólico (sin minimizar el aspecto económico) pero su jefe la considera vieja, y por lo tanto el programa llega a su fin, o perdón, lo que llega a su fin es ella, a cargo del programa.

Ahí aparece la magia: la sustancia. Cual misterio divino o diabólico ahora será dos, aunque una voz (un poco a lo Hal 9000 pero sin Odisea en el espacio, pese a que se trata de una estrella, aunque sí con gélidos y geométricos interiores kubrickianos) le dirá que es UNA, y que no olvide. Será así, una semana lo que es, y una semana lo que era, y que ya nunca más iba a ser; joven, hermosa y exitosa.

Esa necesidad de amor, en All about Eve, de Joseph Manckiewicz, Sunset Boulevard, de Billy Wilder, Mulholland Drive, de David Lynch, que se alcanzaría siendo estrella de cine. Pero en La sustancia, la protagonista es más un color, una marioneta, o aún mejor una sustancia como las que se inocula (a tiempo y a destiempo), su corazón importa mucho menos que el placer del splatter.

Sería idiota criticar los excesos, dado que el planteamiento es justo ese, así que criticaré su timidez para tentar algo más ambicioso conceptual o filosóficamente.

Desfilan en espíritu y verdad además de los mencionados, Fausto, Dorian Gray, Jekyll & Hyde, La bella y la bestia, el cine de Cronenberg, Carrie, de Brian DePalma, para el grand finale… Y me quedo corto.

Es bastante discutible si es tanto una película emancipatoria en el sentido de la revolución feminista como un relato sobre el odio de la protagonista contra su situación y contra ella misma. Tendría que haber hecho explotar el sistema y no a ella misma.

(Columna publicada en Diario UNO)

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