Opinión

La suma de todos los males

Lee la columna de Tino Santander Joo

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Por Tino Santander Joo

Un conjunto es mayor a la suma de sus partes individuales. Esta simple deducción matemática, nos sirve para analizar los males del Perú. Empecemos: La clase política esta podrida y la inmensa mayoría la repudia y desprecia; el crimen organizado controla silenciosamente el Estado y grandes extensiones del territorio nacional; tenemos un inmenso déficit de infraestructura productiva y social; el oligopolio bancario controla la economía nacional; el monopolio farmacéutico lucra con la salud de los peruanos; el Perú, es una confederación de tribus que armonizan intereses en la informalidad.

Nos une la ética de la pendejada, es decir, estamos siempre listos para sacar provecho personal pícaramente en cualquier circunstancia de la vida; los que actúan correctamente son “cojudos”. La pendejada es la identidad nacional, por eso, las noticias cotidianas de robos, mentiras y, coimas de los políticos las aceptamos como parte de nuestra vida. Convivimos con el terrorismo y el latrocinio de los bancos por miedo. Sabemos que la libertad, la propiedad y, la vida es una mercancía que se vende al mejor postor en la fiscalía y en el poder judicial.

Muchas veces me he preguntado ¿por qué, hemos trivializado el delito y la pendejada? En la historia encontré que el origen de la pendejada podría estar en el pacto entre curacas y encomenderos en el virreinato. Los primeros buscaban estatus y hacerse ricos, porque, anhelaban restaurar los viejos reinos o señoríos anteriores al imperio inca. Los segundos aspiraban a ser nobles y enriquecerse fácilmente. Ambos, estaban de acuerdo en robarle al Rey el quinto real. Los personajes han cambiado, pero, el viejo pacto colonial se mantiene en la actividad minera y el oligopolio bancario.

La filosofía hegeliana sostiene que la búsqueda de reconocimiento consolida la individualidad y libertad. Este proceso se inició con la rebelión de Túpac Amaru que afirmó la conciencia autóctona y que el mestizaje consolidó. Las clases dominantes llaman despectivamente “cholos” a los mestizos que en su inmensa mayoría son los emprendedores y trabajadores informales que están al margen del Estado y conviven con las actividades ilegales; son los habitantes de un mismo territorio administrativamente llamado Perú, pero tienen diferentes héroes y diversas versiones sobre la historia y riqueza del “país.” La búsqueda de reconocimiento nacional contemporáneo pasa por la afirmación de la choledad pendeja.

Este es un resumen de la suma de todos los males del Perú. ¿Cómo corregirlos? Los podridos de la política no son la solución. Mienten y roban con la aprobación subconsciente de la inmensa mayoría que los lleva al poder y después los odia y desprecia. Leocadio Zavala, dirigente campesino me dijo: “la gente de mi pueblo se comporta igual que los políticos que mienten y son unos suas (ladrones), por eso, los eligen a sabiendas que los apañamos por regalos”. No he encontrado una persona más lucida que Zavala, que me dijo: “el Perú, necesita un psiquiatra”

A pesar del pesimismo de Zavala, participar en las luchas populares por el agua, el desagüe; con los mineros informales; los colectivos que luchan contra los bancos y el monopolio farmacéutico son imprescindibles; porque, sin ellos no podremos sacar del poder a los políticos podridos que han puesto el Estado al servicio de mafias que defienden los intereses de los grupos de poder económico. Millones de peruanos están dispuestos a hacer una revolución social sin vacilaciones. Una revolución que amplié la libertad económica y social. Una revolución que nos integre de la manera mas ventajosa al nuevo mundo multipolar.

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