Opinión

La sociedad de los muertos vivientes

En Perú, la falta de educación y valores cívicos han logrado cosechar a miles de espectros humanos que apenas se reproducen para comer.

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Las sagas de las películas ‘La noche de los muertos vivientes’ inspirada en la novela ‘Soy leyenda’ de Richard Matheson, tuvieron éxito de taquilla en el género del terror y se basan en la proliferación de zombis que persiguen a los vivos para devorarlos. En la cultura popular el arquetipo del zombi representa a seres autómatas que se quedan apáticos y flemudos ante los vertiginosos avances y desfases de una sociedad. Nuestro país se ha convertido en una tierra de ‘muertos vivientes’ y zombis que se multiplican en grupos con la mirada perdida sin saber qué hacer ni adónde ir. En Perú, la falta de educación y valores cívicos han logrado cosechar a miles de espectros humanos que apenas se reproducen para comer y consumir todo lo que sea palpable; nada más habita en sus elementales mentes. El reclamo y la protesta no forman parte de su ideario, pese a que diversos gremios han salido a las calles para exigir soluciones concretas, en realidad es una danza de zombis que motiva a los gobernantes a continuar con sus despropósitos. Asimismo, no se respetan las leyes; todo el mundo hace lo que se le antoje. Los motorizados invaden las veredas y se pasan la luz roja a vista de todos los zombis. En el Metro, una estampida de pasajeros cuando sale de un vagón no baja por las escaleras de salida, e invade las de ingreso, pese a que están señalizadas. Y en la vía pública cuando un compatriota reclama por alguna injusticia o desacato de alguna norma, el resto de zombis como si no tuvieran alma apenas lo miran y con indiferencia continúan su camino. Es decir, no existe un espíritu de cuerpo que pretenda insertar valores para mejorar nuestra nación. La fraternidad no reza para la mayoría de peruanos; nadie se involucra cuando pretendes hacer justicia o reclamas por una incorrecta acción de los demás. Cada quien soluciona su problema y la vocación de servicio ya pasó de moda, porque hoy prima la “vocación para mi servicio”. Mientras tanto, la Representación Nacional se ha convertido en la representación de ellos mismos. No por algo, una sociedad de ‘muertos vivientes’ como la nuestra ha permitido el surgimiento de media docena de presidentes ladrones que han sido procesados por corrupción.  

(Columna publicada en Diario UNO)

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